AL68 - Tecnologia y productos para la industria alimentaria

15 INGREDIENTES Y ADITIVOS y contra la alteración de la función de barrera de su intestino inducido por agentes pro-oxidantes que erosionan la mucosa del tracto gastrointestinal, como son los AINEs (anti-inflamatorios no-esteroidales) o el alcohol. Asimismo, y dado que la alteración de la función de barrera intestinal es una condición que también esta frecuentemente asociada a la obesidad y la diabetes, los investigadores explican que el descubrimiento hecho abre la posibilidad de que el extracto desarrollado por el Laboratorio de Antioxidantes del INTA sea eventualmente de enorme utilidad terapéutica en tales condiciones. Los estudios hasta ahora realizados son pioneros, y muestran que el compuesto (BZF), naturalmente presente en la piel seca de la cebolla, se comporta en las células como el más potente antioxidante y anti-inflamatorio hasta ahora conocido. La investigación se centró en la cebolla, tras haber estudiado más de 20 frutas y hortalizas que son reconocidamente ricas en el polifenol quercetina. “Empezamos a buscar enqué alimentos se podría encontrar la quercetina en su estado estar oxidado y llegamos a la cebolla, pero lo interesante fue que no lo encontramos en su pulpa, sino solamente en su piel y, específicamente, en las capas secas más externas de esta. Lo vimos también en la piel seca de la cebolla morada y de la chalota, que son una variedad de cebollas pequeñas que se consumen mucho en Francia”, cuenta la profesora Fuentes. El Dr. Speisky explica que la investigación se inició con el objetivo de “cuestionar el supuesto científico de que cuando un antioxidante se oxida pierde sus propiedades antioxidantes. Y para ello hemos estado trabajando primariamente en un tipo de antioxidantes que se llaman flavonoides (una clase de polifenoles), que son los antioxidantes naturales más abundantes en la alimentación humana”. En esta línea, agrega: “Empleando células del epitelio de intestino humano expuestas a radicales libres o a agentes generadores de estas especies (como AINEs o alcohol), demostramos que el daño producido a nivel tanto celular como molecular se ve prevenido totalmente en presencia del extracto de piel de cebolla, así como por la adición de concentraciones de BZF purificada adicionada a la misma concentración que se encontraba presente en el extracto. Interesantemente, las concentraciones o dosis de benzofuranona necesarias para inducir la protección total de estas células resultan ser 1.000 veces inferiores a las requeridas por el flavonoide (quercetina) que origina a dicha benzofuranona”. Además, dice que “hemos respaldado lo anterior, demostrando que bajísimas dosis del extracto protegen totalmente la mucosa intestinal de animales de experimentación contra el daño oxidativo y contra la perdida de función de barrera intestinal inducida por AINEs”. FUTUROS DESAFÍOS Habitualmente, cuando manipulamos una cebolla para su consumo en la cocina, retiramos y posteriormente desechamos la cáscara para utilizar solo la parte blanca interior. Entonces, cabe preguntarse, ¿de qué manera podemos utilizar o consumir este elemento en nuestra dieta diaria? Los especialistas son claros en aclarar que eso corresponde a una segunda etapa y que no es posible aún establecer su consumo directo como una práctica saludable. “A través de un proyecto Fondecyt Regular dirigido por el Dr. Speisky y un proyecto Fondef que yo dirijo hemos ido avanzando no solo en una mayor caracterización de los potenciales usos de BZF, sino también en el desarrollo de un preparado nutracéutico que contenga el extracto de piel de cebolla estandarizado en cuanto a BZF. Y aunque aún no estamos en condiciones de sugerir su uso ni menos dosis en humanos, iniciar estudios clínicos con el extracto forma parte de nuestros próximos pasos a seguir”, asevera la profesora Fuentes. Por su parte, el profesor Hernán Speisky puntualiza que “el interés en antioxidantes surge del amplio reconocimiento de qué la ingesta de alimentos ricos en moléculas –que tienen la capacidad para apagar o neutralizar radicales libres– contribuyen sustantivamente a reducir el riesgo de desarrollo de diversas enfermedades crónicas no transmisibles, como son aquellas que afectan el sistema cardiovascular, el sistema nervioso central y diversas formas de cáncer”.n Hernán Speisky, director del Laboratorio de Antioxidantes del INTA y Jocelyn Fuentes, jefa del Laboratorio de Análisis de Antioxidantes.

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