La sesión ‘Iluminación, ciudad y género’, celebrada en el Benito Urban HUB, analiza cómo la luz urbana puede reducir desigualdades y mejorar la percepción de seguridad
Expertos en arquitectura y diseño urbano reclaman una iluminación pública más inclusiva para mejorar la seguridad en las ciudades
En la sesión participaron Lara Elbaz, diseñadora de iluminación con más de 25 años de experiencia y referente del sector en España y, además, socia profesional sénior de la Asociación Profesional de Diseñadores de Iluminación (APDI); Dafne Saldaña, arquitecta especializada en urbanismo con perspectiva de género y cofundadora del colectivo Equal Saree; y Joan Roig, arquitecto y urbanista, socio fundador del estudio Batlle i Roig, especializado en arquitectura, paisaje y planeamiento. La sesión fue curada por Maria Güell, diseñadora de iluminación, socia profesional senior de la APDI, directora creativa del Festival LlumBCN y fundadora/directora de La Invisible Lighting Design Lab Studio, y organizada por Benito Hub.
Iluminar para cuidar: la luz como herramienta de seguridad
Durante el debate, moderado por la periodista Carolina Rosich, los ponentes coincidieron en que los proyectos actuales de alumbrado público siguen una lógica excesivamente técnica, que prioriza la eficiencia y la normativa, pero deja de lado factores sensoriales, emocionales y sociales clave para garantizar una verdadera percepción de seguridad.
“Estamos iluminando sin pensar en las personas. La normativa solo mide números, pero no cómo la luz nos hace sentir”, apuntó Lara Elbaz. “No se trata de iluminar más, sino de iluminar mejor y con sentido”.
Por su parte, Dafne Saldaña destacó la importancia de implicar a las comunidades en el diseño urbano, a través de metodologías participativas, como las caminatas nocturnas que permiten detectar de forma encarnada los puntos de inseguridad en los barrios. “La ciudad no puede iluminarse de forma homogénea: hay que adaptarse a cada contexto, a los ritmos y usos de cada lugar”, explicó.
Joan Roig amplió el enfoque señalando que la seguridad urbana también debe contemplar a personas mayores, con movilidad reducida o que recorren grandes distancias. “No es solo un tema de género. La luz debe estar pensada para quien realmente la necesita. Hay que entender cómo se usa un espacio para diseñar una solución adecuada”, remarcó.
Normativas desactualizadas frente a necesidades reales
Además de la seguridad se abordaron temas como la sostenibilidad, el impacto ambiental del exceso de luz artificial y la necesidad de normativas más actualizadas y flexibles. “Las regulaciones actuales están obsoletas. No incorporan ni los avances tecnológicos ni la ciencia sobre cómo percibe la luz el ojo humano”, denunció Elbaz.
Los tres expertos coincidieron en que la iluminación urbana debe pensarse caso a caso, considerando factores como la intensidad adecuada, la orientación, el tipo de luminarias y su interacción con el entorno. “La solución no es duplicar farolas, sino entender qué sucede en cada espacio y cómo se vive”, señaló Saldaña.



