Industrializar con materiales naturales, la mayor oportunidad que vamos a tener para poder descarbonizar el sector

Stefano Carlo Ascione, arquitecto Passivhaus designer y director de márketing de Arquima

17/06/2025

En los últimos años, el paradigma tradicional de la construcción basado en la artesanía en obra, tan propio de las primeras fases de la industria, ha sido puesto definitivamente en crisis. Las nuevas tecnologías han sido capaces de ampliar los límites del mundo de la construcción, eliminando los desperdicios de recursos naturales, materiales y humanos, ajustando presupuestos, estableciendo y cumpliendo plazos reales de obra y apostando por la calidad mediante metodologías basadas en la industrialización, logrando que la arquitectura se adapte a las nuevas realidades socio-económicas.

Detalle del montaje de un edificio residencial en madera por Arquima
Detalle del montaje de un edificio residencial en madera por Arquima.

No hay que olvidar que la arquitectura ha estado condicionada desde siempre por factores técnicos, constructivos y económicos. Ha ido modelándose de la mano de estas condiciones, explorando sus límites. Actualmente, estos residen en los sistemas más avanzados de construcción industrializada que no sólo representan durabilidad, sino también rapidez en la fabricación y montaje, además de altas prestaciones energéticas.

Los cambios en el sector no son nuevos y no deberían cogernos por sorpresa. En la Europa de hace cien años la necesidad de nueva vivienda fomentó el nacimiento de una generación de arquitectos modernos interesados en la construcción basada en los principios de la industrialización. Arquitectos como le Corbusier, Mies Van der Rohe, Alvar Aalto, Walter Gropius o Richard Neutra se plantearon el reto de crear un nuevo modelo constructivo basado en la tecnología y se fijaron en el modelo de la incipiente del sector automovilístico para industrializar los procesos de la construcción. Estos grandes arquitectos experimentaron con diferentes materiales, desde los bloques de hormigón, al acero y la madera. Incluso se experimentó con formar geométricas poco usuales, como en el caso de las cúpulas geodésicas de Buckminster Fuller, que llegaron a ser propuestas profundamente rompedoras.

Stefano Carlo Ascione, arquitecto Passivhaus designer y director de márketing de Arquima
Stefano Carlo Ascione, arquitecto Passivhaus designer y director de márketing de Arquima.

La vivienda se transformó en la unidad experimental para desarrollar estas nuevas técnicas. Incluso se llegó a celebrar en 1927, en el marco del programa municipal llamado ‘La Vivienda’, una exposición en la colonia de Weißenhof de Stuttgart en la que se promovió experimentar e investigar los aspectos técnicos y constructivos del desarrollo industrial y poner las bases de “una nueva arquitectura para una nueva era”.

Parece ser que poco aprendimos desde aquel entonces puesto que en 2025 volvemos a estar ante el mismo problema. La construcción sigue sin ponerse al día, vive de las técnicas del pasado y su falta de mirada a futuro ha comprometido la salud del medioambiente.

Al sector de la edificación (si sumamos las fases de construcción, uso y demolición) le corresponde el 50% del total del consumo energético a nivel global. Además, el mundo de la construcción es culpable del 40% de emisiones de CO2 (por ineficiencia energética y el uso de materiales fósiles) y también del 16% del consumo mundial de agua. Si hablamos de recursos hídricos, cosa que se hace demasiado poco, ahora mismo por metro cuadrado construido se utilizan unos 686 litros/m2 de un agua potable, siendo esta solamente el 0,007% del agua existente en la tierra. Las cifras duelen; ver el dispendio habiendo alternativas duele aún más.

Desde Arquima se impulsa una construcción más sostenible y eficiente para contribuir a la descarbonización del sector
Desde Arquima se impulsa una construcción más sostenible y eficiente para contribuir a la descarbonización del sector.

El contexto actual, en el que (solamente) la eficiencia energética se ha convertido en la prioridad absoluta del sector de la construcción, va a cambiar dentro de pocos meses. La recién aprobada Directiva Europea sobre Eficiencia Energética en Edificios (EPBD) y el marco europeo Level(s), nueva metodología para técnica para evaluar la sostenibilidad de los edificios, obligarán a calcular de las emisiones de gases de efecto invernadero para todos los edificios nuevos a partir de 2030, entre otros requisitos.

En menos de cinco años vamos a tener que lidiar con el indicador de ‘Potencial de Calentamiento Global’ (GWP en inglés), que medirá la huella de carbono de todo el proceso constructivo, desde la fase de material hasta el uso, mantenimiento y fin de vida del edificio. Cada construcción tendrá un límite máximo de emisiones a cumplir o no podrá ser edificada. En el mundo actual, basado en una economía lineal que no tiene en cuenta el impacto de los materiales, la nueva normativa será el catalizador que cambie nuestro sector.

Con diferente magnitud según la época, el ser humano ha logrado aplicar al servicio de un proceso determinado, tanto la mejor técnica como los mejores métodos de los que disponía. Así pues, a lo largo de la historia el hombre podría haber estado actuando de forma involuntaria con criterios industriales incluso antes del nacimiento del concepto ‘industrial’. ¿Aprovecharemos esta vez la ocasión que tenemos entre manos? ¿Por qué no aprovechar la técnica del siglo XXI y el conocimiento que disponemos sobre materiales modernos?

Dentro del escenario de crisis que afrontamos, la arquitectura industrializada con materiales descarbonizados se presenta como la alternativa favorable para lograr varios objetivos de una. Resolver la crisis habitacional, descarbonizar el sector y minimizar la huella hídrica.

El futuro de la arquitectura pasa por edificios que estén formados por piezas fáciles de desmontar, reciclables y reutilizables y con materiales que garanticen un ciclo de vida sostenible. Las ventajas y beneficios de esta solución constructiva derriban todo tipo de prejuicios existentes sobre la industrialización con materiales de baja mochila ambiental.

Tenemos que industrializar adoptando materiales que, en el fondo, nos han rodeado siempre, forman parte de nuestra arquitectura vernácula y que han recorrido ese camino de evolución que es requerido para afrontar los retos del siglo. Madera, tierra y barro, corcho, celulosa, fibras naturales y vegetales y cal.

Si se sigue fabricando usando en gran medida solamente acero y hormigón, la huella de carbono del sector aumentará hasta el 60% de las emisiones totales anuales de C0₂ del planeta. Son habas contadas. La huella de carbono de una envolvente de entramado ligero de madera (250kg CO₂ eq/m²) es claramente menor en comparación con la del acero (700kg CO₂ eq/m²) o la del hormigón armado (800-1000kg CO₂ eq/m²).

Imagen de las instalaciones de Arquima situadas en Abrera (Barcelona)
Imagen de las instalaciones de Arquima situadas en Abrera (Barcelona).

Construir con madera industrializada como hacemos en Arquima permite fabricar edificios no solo eficientes, sino también completamente sostenibles. Edificios de consumo energético nulo, con gran confort térmico/acústico, con materiales sanos y alineados con los nuevos requisitos europeos de sostenibilidad. Como material escalable a todo tipo de estructuras, la madera no tiene rival.

La madera es un recurso totalmente infinito y renovable que actúa como sumidero de carbono, absorbiendo y almacenando CO₂ durante su crecimiento. Un recurso que no daña el planeta. Una vez convertida en una edificación, la madera consigue edificios sanos, transpirables, eficientes y de muy bajo impacto ambiental.

Vienen años de grandes cambios y de mucho desconocimiento, para qué engañarnos. Incluso lo vemos ya en algunas construcciones en madera, cuyos arquitectos y promotores se empeñan en forrar con materiales sintéticos derivados del petróleo (poliestireno, isocianatos, policloruros…), sin tener en cuenta ni el impacto ambiental ni la falta de salud en esos materiales. Pero el futuro no va por ahí. El futuro del sector pasa por construir con materiales naturales y ecológicos. Esta decisión tiene unas ventajas innegables en términos de impacto ambiental y gestión sostenible de los recursos.

En nuestro país contamos con arquitectos y técnicos de primer nivel, con un gran legado en diseño y construcción. Sin embargo, en términos de normativas encaradas hacia sostenibilidad y actualización de regulaciones siempre avanzamos más lentamente en comparación nuestros vecinos europeos.

Tenemos mucho trabajo por delante, pero pensémoslo bien y en términos económicos. Faltan pocos meses para que se aplique la nueva normativa, ¿vamos a seguir construyendo edificios que en cuestión de pocos años quedarán obsoletos y perderán valor de mercado o es mejor comenzar ya a fabricar un nuevo y mejor futuro? ¿Qué sentido tiene edificar un inmueble con materiales y sistemas convencionales que van a quedar obsoletos en menos de cinco años?

En Arquima llevamos años preparándonos para este momento. Hemos apostado por proyectar edificios con industrializados en madera y con materiales saludables desde nuestro nacimiento y el tiempo nos ha dado la razón. Nos anticipamos a los grandes cambios del sector, demostrando que es posible proyectar edificios de manera realmente sostenible, eficiente y sana tanto para las personas como para el planeta.

EMPRESAS O ENTIDADES RELACIONADAS
Asociación española de construcción industrializada - AECI (antigua OCH)
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