Fundació Catalana de l’Esplai en El Prat de Llobregat: Una conversación sobre arquitectura en busca de la Utopía Social

Hay proyectos que se cuecen a fuego lento, este es el caso de Fundesplai en El Prat de Llobregat. Tal como nos contó Carles Ferrater en un interesante encuentro en sus oficinas de OAB en Barcelona, el proyecto de la Fundació Esplai y su ubicación en el barrio de Sant Cosme, en el Baix Llobregat, se inició a través de un primer concurso de arquitectura, en sede administrativa, un primer albergue, un pabellón deportivo y algunos espacios de formación.

Todo proyecto arquitectónico debe tener un propósito, en este caso, todo se focaliza en tres factores clave: Inclusión social, preservación medioambiental y sostenibilidad.

Como Carles Ferrater nos contó, todo parte de una clara visión a largo plazo por parte de Josep Gassó Espina, presidente en Fundació Catalana de l’Esplai. La inmensa labor social de la fundación se centra en las familias en clara situación de marginación y, en especial, en los niños pertenecientes a estas familias a los que se ofrece la estancia en casas de colonias, distribuidas por enclaves naturales en diferentes lugares del territorio de Catalunya. También construyen albergues, aulas sobre el hábitat natural, comedores sociales y catering para escuelas.

En la actualidad, se ha finalizado la construcción de nuevos equipamientos complementarios junto a su sede principal, como salas polifuncionales y deportivas, se ha ampliado el albergue inicial hasta 450 plazas, así como se ha realizado un gran aulario de formación, un ágora de debate. También se ha planificado un museo ‘Del Demà’ (‘Del Mañana’) que tratará sobre el ámbito de la nutrición sostenible, la lucha contra el cambio climático, la inclusión social y sobre todos aquellos fenómenos que perturban el devenir de nuestra sociedad actual.

Finalizada la construcción de estos nuevos edificios, desde iARQCO hemos visitado, entre otros espacios, el nuevo aulario y el espacio destinado a encuentros y debates. Un ágora elíptica, como aquella que trazó Hipatia de Alejandría en el siglo V, como lugar geométrico en el que la suma de las distancias de cada punto a los focos se mantiene siempre constante. Así, da a la luz un nuevo y especial lugar para la formación y el debate.

Los espacios exteriores se relacionan a través del paisajismo. Así, el aulario se vincula con los demás edificios del conjunto conformando un claustro-jardín mediterráneo, flanqueado por un parque del agua, que muestra el recorrido hídrico del Baix Llobregat hasta el mar, con lo que se complementan los equipamientos iniciales, un conjunto al servicio de las personas y en especial de los niños.

Uno de los objetivos que actualmente inspiran los proyectos de Fundesplai es el llamado ‘Demà Jove’ (‘Mañana Joven), un programa de formación profesional y ocupacional, para facilitar a jóvenes en situación de desempleo, sin cualificación o con nivel de formación básico y con más dificultades para acceder al mercado laboral, la mejora de su empleabilidad, mediante la formación dual y un contrato de formación y aprendizaje.

El proyecto es una alianza global compartida entre Fundesplai, la entidad presidida por Josep Gassó, y la brasileña Renapsi, fundada por Adair Meira, además de otras entidades socioeducativas de España, Italia, Portugal, Rumanía, Suecia y Holanda.

Conversar con Carles Ferrater es hablar siempre en clave de futuro y, por tanto, la conversación prosigue con todo aquello que aún está por venir, que es el Museo Fundaesplai, del que ya hay trazado un Master Plan. Se tratará de un edificio único que hibrida usos como el museístico y el hotelero con un contenido educativo, lúdico, inversivo y sensorial que acercará, aún más, a la tan ansiada utopía social. Pero esto ya es otra historia.

Como la arquitectura, para comprenderla y valorarla, hay que visitarla y vivirla, tal como ya hemos contado, el equipo de redactores de iARQCO realizamos una visita al lugar y mantuvimos una interesante conversación con varios de los actores que participaron en la gestación, diseño y construcción de las primeras fases de Fundaesplai, que a continuación os compartimos. Espero disfrutéis tanto de ella como lo hicimos nosotros.

Intervinientes:

• Anna Romeu (AR), vicepresidenta de la Fundació Catalana de l’Esplai.
• Núria Ayala (NA), arquitecta, directora de proyectos en OAB y responsable del proyecto Fundesplai.
• Àlex Pararols (AP), arquitecto técnico y jefe de patrimonio de Fundesplai. Ha ejercido de Project Manager de este proyecto.
• Felip Neri Gordi (FNG), arquitecto experto en Facility Management. Formó parte del equipo de Project Management de este proyecto.

De izquierda a derecha:  Àlex Pararols, Anna Romeu, Miquel Àngel Julià Hierro, Núria Ayala y Felip Neri Gordi.

Anna Romeu: Fundesplai nace hace más de 50 años, como un proyecto de atención a los niños y jóvenes en barrios de exclusión social. Inició su actividad, sobre todo, en la comarca del Baix Llobregat (Barcelona), en L’Hospitalet y su entorno. El proyecto fue creciendo, siempre en torno al ocio, atendiendo a los chicos cuando salían de la escuela. En aquella época, en estos barrios, no existía ningún tipo de atención para niños y jóvenes, no tenían ningún espacio de juego y de ocio.

Este edificio se encuentra en el barrio de Sant Cosme, en El Prat de Llobregat, aunque el origen de todo esto se encuentra en el barrio de Bellvitge, en L’Hospitalet, donde se construyó uno de los primeros centros del Esplai, específicamente con esa función. El proyecto se inició hace más de 50 años, pero el primer centro como tal data de principios de los años 80. Conseguimos una financiación específica para construir un primer edificio. El Ayuntamiento cedió un terreno y tanto el Ministerio como la Generalitat ofrecieron dinero para poder construir el primer edificio como centro del Esplai.

El trabajo, centrado en niños, jóvenes y en familias, fue creciendo y desarrollándose, con lo que en realidad éramos parte del tercer sector. En 1984 empezaron a surgir las entidades necesarias para que estos centros del Esplai pudieran progresar. Creamos una entidad para crear casas de colonias en condiciones, que entonces no existían. A partir de ahí creamos otra entidad para dar soporte informático, jurídico y laboral a todos los centros del Esplai que iban surgiendo, porque esas entidades pequeñas no podían asumir los gastos que suponía el asesoramiento de según qué profesionales. Por lo tanto, decidimos que nosotros posibilitaríamos estos servicios, para que las entidades pudieran utilizarlos cuando fuera necesario.

De aquí pasamos a cubrir también necesidades escolares, porque hacía falta monitores para las actividades de ocio, sobre todo en el tiempo del mediodía, para atender a los niños después de la comida. Aprovechando nuestra experiencia en la alimentación en las casas de colonias, empezamos a ofrecer el servicio de cocina y atención extraescolar.

Vista del Centro Fundesplai desde el lado mar. Foto: OAB Arquitectura.

Todas estas entidades fueron creciendo. En esos momentos nos encontrábamos ubicados en el centro de Bellvitge y, debido a la necesidad de crecimiento, fuimos ocupando pequeños espacios en Cornellà y ciudades cercanas. Este crecimiento fue paralelo al de la formación, necesitábamos formar a los educadores que teníamos, que dio origen al movimiento Movibaix, que cobijó esta necesidad de formación.

Estábamos repartidos en diferentes lugares, Torreblanca, Cornellà y L’Hospitalet, por lo que hace unos 20 años decidimos que era necesario encontrar un espacio que acogiera nuestra estructura, habíamos crecido, éramos más de 150 personas trabajando. Empezamos a buscar diferentes emplazamientos, en Barcelona y su cinturón, hasta que, finalmente, optamos por El Prat, que fue la ciudad que nos ofreció unas mejores condiciones para ubicarnos.

AR: Buscábamos un espacio de entre 2.000 y 3.000 m² para ubicar la estructura de la Fundación, que contaba ya entonces con unas 150 o 200 personas. El Ayuntamiento nos comentó que tenía un terreno en Sant Cosme y, más allá de reunir los requisitos de espacio, nos interesó por el lugar donde se encontraba, porque además podíamos cumplir nuestra misión como Fundesplai.

El Ayuntamiento había empezado a hacer cosas en el barrio, para conseguir que las relaciones que se establecían dentro del barrio fueran más respetuosas. Había una población con la que la comunicación y el entendimiento eran difíciles y creímos que nosotros, como fundación, podíamos ejercer una función importante. El Ayuntamiento también lo vio muy claro y por eso nos cedió el terreno con la condición de que, durante 50 años, desarrolláramos la función que hacemos con niños, jóvenes y con el tercer sector, de atención a todas las necesidades que surgen. Luego nos dijeron que tenían más terreno, no solo para construir las oficinas, sino una hectárea y media más a nuestra disposición. Propusimos hacer un albergue y al Ayuntamiento le pareció bien, porque no existía ninguno en la ciudad. Hicimos el proyecto teniendo en cuenta que tendríamos un espacio para la Fundación y un espacio ligado, que sería el albergue. De acuerdo con los arquitectos, quisimos hacer un proyecto en el que la gente de la fundación y los ocupantes del albergue supieran qué pasaba dentro del edificio, que fuera un espacio permeable, que la gente de las oficinas fuera consciente de que el albergue estaba vivo, que era un espacio ocupado y viceversa, que la gente del albergue viera que había gente trabajando en las oficinas.

Planta de la fase 1. Imagen: OAB Arquitectura.

FN: El solar era del Ayuntamiento, pero daba a un solar que era propiedad del Institut Català del Sòl (Incasòl), que es donde después se ha hecho la segunda fase. Este solar era el que quedaba después de remodelar y construir de nuevo el barrio de San Cosme. Cuando se rehízo el barrio, se empezó a hacer la primera fase de la segunda construcción en lo que era el campo de fútbol. Cuando se construyó de nuevo el barrio, con los mismos edificios, sobraba este solar, que se encontraba al sur del barrio y da a otro solar, propiedad del Ayuntamiento, que es la masía de Can Monès. Este fue uno de los primeros albergues, del siglo XV, que se encontraba en el camino de Valencia a Barcelona, por donde se entraba a través del Portal de Sant Antoni. Esta zona de Can Monès limita también con el hangar de Aena y con el parque de negocios Mas Blau. También tenemos otras infraestructuras, como Amazon o Damm. En parte, la oportunidad de conseguir que este espacio contara con todas estas infraestructuras ha sido la presencia de Fundesplai, por un lado, en Sant Cosme, y por otro abriendo hacia el futuro todas estas oportunidades. Por lo tanto, es un nuevo centro para El Prat.

AR: La llegada aquí de Fundesplai fue como la ocupación de un espacio que era territorio de los habitantes de Sant Cosme y, por tanto, no fue fácil. Los primeros cinco años de trabajo aquí fueron algo complejos. Después, ya no, hemos llegado a conseguir cosas que en otros barrios todavía no se ha llegado, porque hemos actuado directamente con las personas y porque hemos facilitado que las personas pudieran acceder a este centro. Hemos procurado elementos y aspectos que han ayudado a que las personas lo vieran como suyo, que es lo más importante.

Fachadas interior y exterior de la fase 1. Fotografías: OAB Arquitectura.

Núria Ayala: Lo primero que he de decir es que yo soy de El Prat como también lo es Felip Neri. Durante muchos años, antes de que la Fundación estuviera aquí, para los que somos del pueblo, Sant Cosme era como un lugar inhóspito. Una de las cosas que empezó a hacer el Ayuntamiento, y propiciado por la cesión de este solar, fue ubicar una serie de equipamientos en el barrio para conseguir que no fuera un gueto. El hecho de colocar en el barrio cada día 200 personas que trabajan en Fundesplai genera una serie de sinergias que hacen que el barrio, por sí mismo, se estabilice. Ese es uno de los grandes cambios que hemos notado los propios vecinos de El Prat, el gran acierto de colocar Fundesplai aquí.

Después pusimos otros equipamientos, como los juzgados, el cuartel de Mossos d’Esquadra, bomberos, la policía local y un Centro de Asistencia Primaria. Todo esto ha posibilitado que el barrio se abriera y dejara de ser una zona marginal.

NA: Sí, absolutamente. A nosotros nos llegó el proyecto entre noviembre y diciembre de 2005. Fundesplai convocó un concurso. Hasta ese momento, otros proyectos que tenían, como podían ser las casas de colonias, los trabajaban directamente con despachos de arquitectos. Pero en el momento de afrontar este edificio, se plantearon hacer un concurso. Invitaron a seis equipos, uno de ellos era OAB. Carles Ferrater, poco antes de Navidad, me comunicó la noticia y a principios de enero ya debíamos presentar la propuesta. Carles me dijo si me hacía ilusión encargarme del proyecto y le dije que sí, porque además conocía la zona y hacer algo allí y poder participar desde el punto de vista arquitectónico y social, en un equipamiento que recoja los valores que tenía Fundesplai, me parecía una idea fantástica. Trabajamos aquella Navidad en el proyecto e hicimos la presentación a mediados de enero en el centro que tenía la Fundación en Cornellà.

AR: Cuando nos planteamos buscar un equipo de arquitectos para que hicieran el proyecto, había tres condiciones que eran imperativas a tener en cuenta:

1. El proyecto debía ser sostenible, tanto en elementos energéticos como económicos.
2. Tenía que ser un edificio funcional.
3. Tenía que ser totalmente accesible, en todos los espacios y habitaciones de las oficinas y el albergue.

Con estos tres condicionantes se presentaron los seis proyectos.

Vista interior de una de las habitaciones del albergue de la fase 1. Fotografía: OAB Arquitectura.

NA: Totalmente, era un edificio innovador.

AR: Vinieron a presentarlo todos los grupos de arquitectos a los trabajadores. Había dos jurados, uno compuesto por los mismos trabajadores que tenían que venir a trabajar aquí, y otro compuesto por arquitectos y técnicos del Ayuntamiento. Todos coincidimos en el mismo proyecto.

NA: De hecho, la planta de la primera fase del edificio es la misma que se propuso en el concurso.

Àlex Pararols: Recuerdo la ilusión que nos despertaba el proyecto. Yo fui uno de los que más apretó para que esto fuera un concurso, porque yo era de la opinión que debíamos hacer un edificio que nos diera prestigio como Fundesplai. Al final, el proyecto presentado nos gustaba, tenía impacto. Yo, además, tenía la ventaja de que ya había trabajado con Carles Ferrater y siempre había tenido un buen entendimiento con él, entre sus propuestas y las nuestras.

NA: Siempre ha habido un equilibrio entre las propuestas de valor que nosotros podemos aportar, que es recoger todos aquellos valores que Anna argumentaba, la calidad espacial, la luz, la accesibilidad, que se recogía todo en el proyecto. No se trataba de incluir unos materiales de una calidad superior, aunque estamos en unos estándares buenos, como es obvio. Que los accesorios y elementos tuvieran una calidad extraordinaria no era lo que aportaba valor al proyecto. Y en esto hemos estado completamente alineados.

AP: Nos entendimos muy bien. Yo hice las mediciones y los presupuestos y nos lanzamos. Teníamos un presupuesto limitado y fijado y lo respetamos, pero fue una lucha dura porque queríamos lo mejor para el proyecto. No queríamos mármol ni calidades que no entraban en nuestra filosofía, pero sí queríamos disponer de traducción simultánea en la sala de actos, domótica, las mejores conexiones de comunicación…, queríamos un buen edificio.

Es un edificio que, con quince años, en su momento ya fue innovador, con tubos solares para dar luz en los lavabos, separación y aprovechamiento de aguas grises, placas fotovoltaicas. Todo aquello que explicamos aquí a los jóvenes que hay que hacer para ser sostenibles y respetar la naturaleza lo hemos aplicado aquí.

La iluminación natural era uno de los requisitos que debía cumplir el edificio, tanto en la fase 1 (izquierda), como en la 2 (centro y derecha). Fotografías: OAB Arquitectura.

NA: El proyecto se explica desde la sección. En todo el perímetro de la fachada norte hemos trabajado con una sección en forma de número 7. Esto genera un plano inclinado, de tal manera que estamos introduciendo la luz en el doble espacio que se genera en la fachada interior, la zona que da al albergue y a las oficinas. De esta manera, estos espacios tienen luz natural durante todo el día, lo que también implica un importante ahorro energético. Son espacios que no están climatizados ni tienen iluminación directa, la luz natural es la que entra por estas secciones. El perímetro exterior lo planteamos con una fachada ventilada, hecho con un material denominado Swisspearl, que en su momento, en 2005, era un composite innovador, un material reciclado que se podía pintar en masa. Por eso, los colores siguen conservando el esplendor inicial, es un material que ha funcionado muy bien.

Todo el perímetro exterior lo trabajamos con este Swisspearl en color gris, mientras que la fachada interior, que daba al albergue, combinaba los tres colores básicos, como un homenaje a Miró o La Tourette de Le Corbusier, conceptos compositivos muy enraizados en Barcelona. La tipología de fachada que utilizábamos se componía de una estructura metálica, que soportaba el revestimiento exterior, e interiormente tiene un aislamiento y pladur, con la impermeabilización.

NA: Estamos trabajando en un edificio que tiene una única planta, pero con dos usos heterogéneos. Por un lado, en las plantas 1 y 2 tenemos toda la parte de oficinas y la otra ala es el albergue. Tienen un nexo de comunicaciones común, que es donde está el ascensor y la doble escalera, que cruza el espacio y da acceso a las plantas de las oficinas y del albergue.

Detalles de la fachada de la fase 1. Imágenes: OAB Arquitectura.

NA: Es así en las fachadas, pero no en los sistemas constructivos. Estos los hemos mejorado bastante, pero son similares. Los hemos mejorado porque el mercado cuenta con mejores aislamientos. Àlex siempre dice que, si podemos poner un aislamiento de 10 o de 12, mejor que de 8, aunque sea lo que requiere el proyecto.

AP: El aislamiento es barato y es para toda la vida. Aquí tenemos aislamientos de hasta 16 cm.

AR: Hay un elemento que no se veía en la fachada interior, que a mí me gusta mucho, que es la incorporación de los balcones, un elemento muy mediterráneo y que ayuda a regular la entrada directa de la luz solar. Ejerce de protección también con la lluvia, porque permite pasar bajo ellos. Es un elemento que hemos conservado en la nueva fase.

NA: Sí, pero como estudio siempre hemos estado alineados con Fundesplai. En cualquier hotel solo hay un porcentaje de habitaciones adaptadas, pero ellos querían que todas las habitaciones lo estuvieran. Este requisito era un reto, plantear un albergue con todas los espacios y habitaciones adaptados; el hecho de añadir un balcón en el momento de proyectar la habitación supone añadir un espacio intermedio, que hace de transición con la parte interior de la misma, que también ejerce de protección solar pasiva y genera un espacio más de estar. Además, proporciona transparencia hacia el jardín.

NA: Con esta segunda fase, Fundesplai ha ampliado los usos que tenía iniciales: la continuidad del albergue con más habitaciones, la construcción de un aulario y de un edificio multifuncional. Se necesitaban más espacios de formación, porque se imparten muchos cursos de todo tipo de formación. Dedicamos todo un edificio a hacer diferentes espacios de aulario, con una gran ágora al final, para poder dar cabida a todas las iniciativas de formación. En la otra parte del cuerpo de esta segunda fase se añadieron 50 habitaciones más que daban continuidad al albergue inicial.

La fachada de esta segunda fase es diferente porque también lo es la tipología de habitación. La fachada que da al jardín es de colores y se convirtió en un emblema para Fundesplai. El edificio se inauguró el 7 de mayo de 2007 y, desde entonces, en todas las publicaciones de Fundesplai se ven las imágenes del jardín acogiendo las diferentes actividades que realiza la fundación. No podíamos competir con esta imagen, y por ello, en el momento que colocamos el edificio del aulario, que se contrapone al otro cuerpo, ya estamos cerrando este patio interior. Por lo tanto, el tratamiento de las fachadas, en cuanto al color, debía ser diferente. En cuanto a los usos, se mantienen los balcones y el sistema constructivo es el mismo, aunque el material empleado en la fase 1 ya no se fabrica, por lo que hemos buscado otro que se le aproximara con un mejor rendimiento calidad/precio.

Albergue (izquierda) y aularios de la fase 2. Imágenes: OAB Arquitectura.

AP: En la primera fase hicimos muchas cosas y en la segunda hemos hecho muchas más. En este solar había existido la última fase de las viviendas del barrio de Sant Cosme, que se derribó para construirla de nuevo, en otro punto, y de ahí surgió este solar. Sin embargo, todos los cimientos y los escombros quedaron debajo. Cuando hicimos las excavaciones, en lugar de tierra encontramos todo eso. Los responsables de la excavación contaban con una máquina que separaba la tierra de los escombros y piedras, y con otra máquina que trituraba todas esas piedras y las convertía en grava, con la que hemos hecho el hormigón de todos los caminos interiores del centro.

AR: Empezamos a trabajar en la idea de la fase 3 antes de la pandemia, aproximadamente en 2018. Empezamos a darle vueltas a la idea de hacer con el terreno que teníamos aún a nuestra disposición. Antes de hacer la ampliación, Fundesplai se planteó que este terreno, que era del Incasòl y del ayuntamiento de El Prat, en principio estaba pensado para su uso y en un momento, por necesidades propias de la entidad debíamos crecer, por lo que valoramos cómo debíamos hacer este crecimiento. Crecía la estructura de Fundesplai, los cursos de formación y necesitábamos un espacio multiusos, más grande, para acoger campeonatos deportivos, conciertos, exposiciones, etc. Primero hablamos con el patronato de la fundación, aprobamos un presupuesto, para ver si podíamos tirar adelante la idea. Dentro de este presupuesto se incluía la compra de las tres hectáreas y media del terreno y de la obra. Con esta compra se incluía la condición de dejar una hectárea y media para hacer un parque, lo que nos pareció una gran idea porque nos veíamos capacitados para diseñarlo y llevar su gestión. Llegamos así a un acuerdo con Incasòl, compramos el terreno, hicimos el planeamiento. En esos momentos ya teníamos el primer proyecto de ampliación. Otra condición es que no podía ser un equipamiento de servicios, por lo que pensamos en hacer un hotel, pero no al uso, sino ligado a nuestros valores y misión, que incluyera un espacio donde realizar experiencias diferentes, siempre pensando en que nuestro enfoque se orientaba en relación a nuestros valores de convivencia, las relaciones que se establecen entre personas y los valores de sostenibilidad, entre las personas y el patrimonio.

Maqueta donde se aprecian todas las fases que completarán el centro Fundesplái de El Prat de Llogregat. Imagen: OAB Arquitectura.

NA: Exacto, es un proyecto ilusionante.

AP: El alma de todo esto es el presidente de la fundación, Josep Gassó, quien ha tenido el empuje de soñar esto y tirarlo adelante, cuando los demás creíamos que con un local para acoger a doscientos trabajadores ya teníamos suficiente.

Este proyecto ha surgido a raíz que en este terreno que era del Incasòl estuvo a punto de acoger las cocheras de TMB, la entidad de Transporte Metropolitano de Barcelona, con los inconvenientes de ruido que comportaría. Al final, con la llegada de la crisis de 2008, esta idea se desestimó. Josep Gassó vio entonces la oportunidad. La primera fase estaba funcionando a pleno rendimiento, al 90% de ocupación, y decidió que era el momento de lanzarnos por la segunda fase. Ya la hemos finalizado y estamos encantados, ha quedado precioso, tenemos las aulas llenas y el espacio multiusos con una exposición.

FN: Siempre hablamos que los hoteles, más allá de su función de alojamiento o turismo, pueden ser espacios muy adecuados para enseñar valores y hábitos que podemos cambiar. Y este proyecto de futuro tiene su máximo exponente en plantear un hotel y un museo inetgrados en la misma unidad arquitectònica y de operación.

Junto a la pieza de esta tercera fase y de este parque de uso público y gestión privada se encuentra la masía de Can Monés, también un proyecto que podria ser gestionado por Fundesplai por proximidad y que sería un centro de referencia y de futuro en agricultura. Sería uno de los primeros lugares en regar con agua recuperada de la planta de planta depuradora, aplicando los valores que Fundesplai impulsa, amplifica e incorpora en su manera de hacer.

Ágora elíptica, en el extremo de la fase 2. Fotografía: OAB Arquitectura.

NA: Todo esto ha funcionado gracias a las sinergias generadas entre las personas implicadas. La persona que nos ha impulsado a todos ha sido Josep Gassó, el presidente de Fundesplai, que tiene una capacidad de trabajo increíble, pero también de ilusionarse y de ilusionar a la gente que está a su alrededor, es imposible no seguir su ritmo.

Disfruto mucho los proyectos que hacemos en el despacho, pero los que aportan una carga de energía positiva y de buenas sensaciones son todos los que hemos trabajado con Fundesplai, siempre, tanto la primera como la segunda fase, como el proyecto de hotel y museo en el que nos vamos a embarcar, así como casas de colonias que hemos hecho para ellos.

AR: Todo este proyecto, de largo recorrido, sin las personas que han colaborado, muchas, no se hubiera podido hacer; tampoco sin el trabajo conjunto de muchas entidades, nosotros creemos que no podemos trabajar solos, creemos en el trabajo con la gente y en conseguir sinergias para poder avanzar. Hemos de trabajar no solo nosotros como entidad y tercer sector, sino en conjunto con la administración y con las empresas. Somos una parte muy importante del tejido social y somos, además, motor de estas tendencias de cambio. Queremos hacer un mundo mejor y por ello trabajamos.

El Centro Fundesplái es un magnífico ejemplo de arquitectura con función social e integradora. Foto: OAB Arquitectura.