La primera villa energéticamente autosuficiente ya es una realidad en España
Además, no sólo no consume energía externa, sino que produce un excedente suficiente como para abastecer un vehículo eléctrico en hasta 90.000 km /año. La combinación de geotermia, fotovoltaica y almacenamiento, de la mano de la firma Geointegral, hace que la casa se mantenga caliente y suministrada eléctricamente sin pagar recibo de la luz. La energía sobrante se acumula en las baterías, se devuelve a la red o se puede usar para cargar el coche.
Y para su máxima calificación energética, la casa cuenta con lavabos planos que ahorran agua, vidrios multicapa que mantienen el calor, carpintería de aluminio con material reciclado, así como sistemas de domótica y ventilación que propician el ahorro energético. De esta manera, el concepto de sostenibilidad está presente en todos los elementos de este espacio que se encuentra actualmente al 50% de su ejecución.
Esta primera vivienda con consumo externo 0, que destaca también por su integración estética con el paraje natural y por representar además una ruptura con la tradición de cortijo andaluz que imperaba en la zona. Sobresalen, como en todas las casas de la promoción, las líneas rectas y los espacios amplios, así como el juego de materiales y texturas que permite recurrir al mínimo de elementos decorativos. El proyecto está firmado por el arquitecto Manuel Suárez.
Villa 95 la revolución
La Villa 95, tercera de la promoción, cuenta con todos los elementos sostenibles de la 94 que la hacen autosuficiente energéticamente, pero, además, va un paso más allá en su innovador diseño firmado por Fran Silvestre, con la colaboración de Manuel Suárez. Está a punto de iniciar las obras y tiene prevista su finalización para mediados de 2024.
Esta casa sigue contando con la clara apuesta de Cork Oak Mansion: la introducción de las líneas sobrias y contemporáneas destacando, especialmente, los grandes ventanales que integran el paisaje en las propias viviendas. El trabajo de arquitectura y diseño del espacio es sin lugar a dudas uno de los más destacables. El volumen se configura mediante tres cuerpos ensamblados que descienden por la morfología del paisaje.
Fran Silvestre ha creado un concepto de expresividad y de volumen en esta casa de tres plantas, diseñada en un movimiento continuo que sugiere, entre sus distintas estancias, una pasarela desde la que explorar el paisaje que se presenta frente a ella.
La morfología exterior de sus 1.200 metros cuadrados construidos está dispuesta con la intención de aprovechar al máximo la edificabilidad de su parcela. A través de su larga diagonal, las piezas parecen conectarse sólo por sus vértices, pero el interior está entrelazado y en constante comunicación. La planta superior se abre a una gran terraza: techo de la pieza central y cuyos límites se expanden en ambas direcciones; hacia el exterior, piscina e interior de la parcela hasta los límites de la planta superior.
Segunda fase en desarrollo y criterios de sostenibilidad
Uno de los elementos que hacen singular este conjunto de viviendas es el hecho de conseguir la máxima eficiencia energética, sin renunciar a ninguna comodidad (piscina interior, mínima tabiquería, suelos radiantes…). Estas instalaciones, que pueden suministrar energía limpia y renovable para todos los usos del edificio, ofrecen diseños con cubiertas libres de unidades exteriores de aire acondicionado, conducciones de gas y chimeneas.
Durante el día, la producción generada por los módulos fotovoltaicos abastece todos los consumos de la vivienda, carga las baterías y vierte excedentes a la red a modo de almacenamiento virtual. Durante los periodos de baja o nula radiación solar, la energía acumulada cubre la demanda de la vivienda, pero además la instalación geotérmica se encarga de que la mayor parte de los requerimientos energéticos de la villa se reduzcan a una quinta parte, lográndose en definitiva un hogar prácticamente autosuficiente.
Por otra parte, destaca en el exterior la implantación de un sistema de eco jardinería, que mezcla vegetación autóctona preexistente en el terreno con el uso de especies xerófilas, propias de climas secos, con un doble objetivo estético y medioambiental, al requerir escaso consumo hídrico.