Isabel Larrea: en el adiós a 25 años al frente de Asoven-PVC.
Isabel Larrea nos dice adiós. Después de 25 años al frente de la Asociación de fabricantes de ventanas de PVC (Asoven-PVC), decidió que era el momento de dar paso. Isabel ha sido protagonista directa de cómo se crea y se hace crecer un sector económico nuevo. Ahora, sus reflexiones son un tesoro profesional y un reflejo de la evolución de la sociedad en su relación con algo tan cotidiano como una ventana.
Isabel, han sido muchos años al frente de Asoven, ¿cómo fue esta decisión que ahora tomas? ¿Qué te motivó a ello?
El trabajo cumplido. El constatar que aquel sector industrial de carpintería de PVC que entonces creamos desde cero está hoy consolidado. Con miles de puestos de trabajo, con fábricas, con tecnología avanzada. Se han conseguido muchas cosas dentro del sector de los cerramientos de la carpintería de PVC. Entre todos. ¡Y hasta aquí hemos llegado! Ahora, en mi perspectiva vital, hay que dar un paso al lado para hacer otras cosas diferentes, que esto también es importante. Es así de sencillo.
Isabel Larrea, exdirectora de de Asoven PVC.
¿Como era aquella sociedad española de los años noventa del siglo pasado y qué decía de los cerramientos?
Pues era una sociedad donde me parece que no había una necesidad real de una calidad dentro de la construcción. Había excepciones, claro, pero se vivía y se trabajaba de una manera mucho más lineal, digamos, como siempre. Poco a poco los usuarios finales han sido conscientes de lo que significa la calidad, el confort, el ahorro energético, de lo que significa el aislamiento térmico, el acústico y la construcción más sostenible.
Teníamos la sensación y la motivación de que podíamos hacer algo tan importante como era crear un sector industrial. Y eso lo hemos logrado. ¡Ahora es fácil decirlo, porque cuando lo haces no eres tan consciente de ello! ¡No notas que estás siendo pionera, te centras en hacer las cosas lo mejor posible!
¿Cuántas mujeres había entonces?
La verdad que muy pocas. Antes de Asoven, como arquitecta técnica, siempre estuve acostumbrada a trabajar en obra. Puedo decir que nunca tuve ningún problema. ¡Comencé a trabajar en el mundo del PVC con 28 años, como product manager, con tareas desde lo comercial hasta montaje de talleres! Pero sí, sí era difícil encontrar mujeres en obra. Estaban más en administración y menos en puestos de dirección. He visto esa evolución. Por ejemplo, la incorporación a puestos de fabricación, donde era muy raro también encontrarlas. Y llegaron, porque hay que tener en cuenta que la carpintería tiene que salir perfecta de fábrica, en todos sus detalles.
¿Cómo echasteis a andar en Asoven?
Fue difícil, nada fácil. Esto era un producto nuevo. Nos costó que nos conocieran y fue complejo ganar mercado. Me rio ahora al recordar que nos decían ‘perdone… ¿PVqué?’ Naturalmente, había competencia. En aquellos días varias empresas se unieron bajo el propósito de la calidad en los cerramientos, también del reciclado, por cierto. Creo que fue el convencimiento de que teníamos un producto de mucha calidad lo que nos hizo salir adelante.
¿Con qué estrategia inicial abordasteis todo esto? ¿Cuáles fueron tus decisiones como directora?
De dos tipos. Una estrategia interna y otra externa. Con la primera, configuramos la cadena de valor del sector de los cerramientos de PVC. Había que ordenarla, alinearla. Ponernos a trabajar todos juntos, aunar intereses y objetivos, desde el perfil, el fabricante, los herrajes, vidrios, hasta el montador. Esta ha sido una tarea titánica de verdad. La externa era, sobre todo, información, porque llegábamos con un producto nuevo: charlas, visitas, colegios profesionales, puntos de venta, etc. Y el resultado en obra, por supuesto, una obra te lleva a otra obra y así sucesivamente. Todo este trabajo fue dando sus frutos desde, más o menos, 1998 a 2006.
¿Y, después, una vez conseguido estos primeros hitos, la travesía hasta hoy?
Primero, acatar las exigencias del Código Técnico. Eran requisitos de tipo prestacional y ahí cumplíamos de sobra, éramos y somos muy fuertes. Después, tomaron el protagonismo otras exigencias de tipo medioambiental que hoy son predominantes. Pusimos el foco en el reciclado, que ya es del 100%, y donde un porcentaje muy alto se incorpora de nuevo a la producción. Hay que tener en cuenta que para hacer esto, antes tienes que analizar todo el ciclo de vida de la ventana. Por último, abrazamos la directiva europea de la eficiencia energética de los edificios de 2010, que también nos daba ventaja competitiva, ya fuera en Passivhaus u otras tipologías de edificios.
¿Alguna idea para el futuro?
Bueno, esto que lo digan la nueva dirección de Asoven y su Directiva. Solo puedo dar mi opinión personal. Diría, por un lado, que hay que intensificar este componente medioambiental; por ejemplo, contribuir más aún a atenuar las emisiones de los edificios. Por otro lado, algo muy importante: el usuario final. Comenzamos recientemente los primeros estudios sobre este usuario; como compra, qué decide, que le motiva, cómo recuerda la marca cuando, al cabo de diez o quince años, vuelve a cambiar ventanas, etc. conocer más aún y permanentemente a este usuario.
¿Cómo valoras el papel de las administraciones en estos años?
Por así decir, creo que se pusieron las pilas. Venía el tsunami europeo de eficiencia energética en la edificación. Nosotros teníamos alguna relación con las administraciones hasta que llegaron los Planes Renove de ventanas. Los Renove fueron muy importantes, de impacto, porque cambiar ventanas era el modo más directo de ahorro energético. Y el protagonista de estos planes fue el usuario final. Esa subvención, entendida como un premio al usuario por ahorrar energía, produjo la confluencia virtuosa entre usuario, administración y nosotros. Porque he de decir que prácticamente el 80% de ventanas que se cambian en España con los Planes Renove son de PVC.
Este mismo esquema sirve para el sector privado: prescripción, constructor y cliente exigiéndoles la eficiencia y confort de los cerramientos de PVC.
Todo esto, Isabel, tanta gente, relaciones y dificultades, habrá sido complicado sin buen ánimo y cierto optimismo por tu parte, ¿no?
A mí me encanta relacionarme con la gente que entiende lo que estamos haciendo. Y los que no me entienden, no me molesta volver a explicarlo.
Creo que quien se dedica a la carpintería de PVC entra en un mundo donde necesita formación, afronta alta tecnología, tiene que tener actitudes positivas frente a lo nuevo. Innovar. Es muy bonito ver esto en tantas personas. Sobre todo, porque esto lo haces para que el usuario esté satisfecho. Ahí es donde todo lo anterior cobra sentido.
¿Seguirás vinculada de algún modo a este sector?
No lo sé. Ahora tengo la sensación de una labor bien hecha. Aunque evidentemente el puesto de dirección es el que es, también he tenido muy buenos compañeros de viaje. No uno ni dos, son cientos de empresas que me han ayudado en este trabajo. Ahora mismo me quedo con esta satisfacción.
Una última pregunta, Isabel. Es público que eres acuarelista, con numerosa obra y exposiciones. ¿Alguna aportación vino de aquí para el trabajo?
(Risas) Bueno, mi vocación artística es más antigua que mi dedicación a Asoven. Me parece que la sensibilidad estética en este trabajo es fundamental. Porque mis estudios son técnicos y ha sido ella quien ha aportado, fantasía, color, composición, estructura, a esta acuarela de muchos colores que es Asoven. Me ha enseñado que hay dejar los sueños volar. Porque si no hubiésemos creído en ese sueño, no hubiésemos conseguido lo que hoy es Asoven.
