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Chrysoperla carnea y Aphydoletes aphidimyza

Depredadores eficaces de pulgones

Marta F. Rebollos17/06/2005

Algunas especies de pulgones constituyen plagas especialmente difíciles de combatir. Buen ejemplo de ello es el pulgón de la patata (Aulacorthum solani), un verdadero minador de cultivos de pimiento, crisantemo, gerbera, lechuga y judía, en los que se manifiesta causando daños como amarilleamiento severo, deformación de hojas y debilitamiento.

Algunas especies de pulgones constituyen plagas especialmente difíciles de combatir. Buen ejemplo de ello es el pulgón de la patata (Aulacorthum solani), un verdadero minador de cultivos de pimiento, crisantemo, gerbera, lechuga y judía, en los que se manifiesta causando daños como amarilleamiento severo, deformación de hojas y debilitamiento.

También el pulgón rosa (Rhodobium porosum) es una plaga frecuente y persistente en cultivos de fresas, con la desventaja de ser muy resistente frente a parásitos como Aphidius ervi o A. colemani.

Para luchar contra estas resistentes plagas, funcionan bien depredadores de pulgones como larvas de Chrysoperla carnea, la mariquita Harmonia axyridis o el mosquito Aphydoletes aphidimyza.

Chrysoperla carnea
Es un depredador muy común de numerosas especies de pulgones. Su aplicación más frecuente se dirige al control de pulgones como Macrosiphum sp. pl. y Myzus sp. pl. en diversos cultivos, como pimiento, fresa, berenjena y plantas ornamentales, entre otros.

Sólo los tres estadíos larvales de C. carnea, con su característico aparato bucal mandibulado, son depredadores activos. Las hembras deponen los huevos, con el típico pedúnculo, en las proximidades de las colonias de pulgones. Las larvas son inmediatamente capaces de nutrirse de presas: pulgones u otras fuentes de alimento como ácaros, huevos de lepidóptero, trips, cochinillas y otros insectos.

C. carnea es muy adaptable incluso en condiciones ambientales desfavorables y con fluctuaciones térmicas. Las larvas, mezcladas con un material dispersante han de distribuirse cuidadosamente sobre la vegetación, hasta varias veces si es necesario, insistiendo en las zonas más infectadas. La cantidad de referencia es entre 10 y 20 larvas por m2, pero cantidades inferiores son también eficaces para inocular este versátil depredador en los cultivos.

Aphydoletes aphidimyza
Ejerce un control eficaz sobre aphis gossipy (pulgón del algodón), Myzus persicae (pulgón verde del melocotonero), Macrosiphum euphorbiae (pulgón verde del tomate), Aulacorthum solani (pulgón de la digital) y hasta 70 especies más.

El huevo es depositado sobre el sustrato vegetal. La larva recién eclosionada mide 0.3 mm, es alargada y su color puede variar en función de su presa. La pupa, oval y con los rasgos del díptero adulto diferenciados, evoluciona oscureciendo la tonalidad de su cuerpo. Mide unos 2 mm. El adulto es un diminuto mosquito de 2.5 mm de longitud, de patas largas y delgadas.

Los estados que constituyen el ciclo de vida de A.aphidimyza son huevo, 3 estadíos larvarios, pupa y adulto, y la duración de su desarrollo depende de la temperatura, el tipo y densidad de la presa, y la humedad relativa. La duración total de una generación es de unas tres semanas y media.

Su longevidad bajo condiciones óptimas es mayor en las hembras: de 10 a 17 días, mientras que en los machos es de 1 a 3 días. La temperatura y humedad óptimas para su desarrollo es de 23 ºC y 80-90%. Altas HR producen mejores efectos, mientras que bajo condiciones de baja HR su mortalidad aumenta. Para que tenga lugar la ovipos ha de estar por encima de 16ºC.

Los adultos son de hábitos preferentemente nocturnos. Llegan a las colonias de áfidos atraídos por la melaza que secretan éstos.

La hembra puede llegar a poner hasta 100 huevos. Como la larva no busca su presa a más de 6 cm de su lugar de nacimiento, los huevos son depositados sobre las plantas con mayor infección de áfidos, preferentemente en el envés de las hojas de zonas bajas. El número de huevos depende de la densidad de presa, del clima, la cantidad de alimento que ha consumido como larva, y la cantidad de melaza que absorbe como adulto.

La larva de A. aphidimyza pica al áfido y le inyecta una saliva tóxica que lo inmoviliza en 2 minutos. Al cabo de 10 minutos, las larvas aspiran el contenido licuado de las presas, quedando éstas con un aspecto negruzco, arrugadas, y colgadas de las hojas por su aparato bucal. Cada larva puede destruir de 10 a 100 pulgones.

Actualmente, A. aphidimyza es el depredador preferido en los invernaderos por su poca especificidad en las presas y su capacidad de perpetuarse en los cultivos de ciclo largo.

Como inconveniente, sólo mantienen el control de las poblaciones de áfidos mientras éstos existen, previniendo nuevas infestaciones ya que sólo pueden vivir si existe la presa. Además necesitan condiciones de día largo para evitar la diapausa, y su producción en masa sólo puede realizarse sobre su presa natural.