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La ausencia de criterios

¿Se puede medir la sustentabilidad en agricultura?

Santiago Sarandon16/05/2003

Debemos aclarar que la respuesta no es sencilla. Justamente la sustentabilidad es uno de esos términos que deben su rápido éxito, en parte, a su ambigüedad. Todos están de acuerdo en alcanzarla, pero nadie sabe bien de que se trata. Y, por lo tanto, no se pueden medir progresos, ni retrocesos.

Artículo publicado en la Revista Horticultura 144 - Abril 2000.

En Opinión publicada en Horticultura Internacional nº 27, analizábamos la necesidad de ir hacia una agricultura sustentable. O, para decirlo de manera, al menos más sustentable que la actual. Aceptado esto nos encontramos con un gran problema: no sabemos qué es exactamente la sustentabilidad y cómo podemos darnos cuenta si estamos yendo en el camino correcto o en el equivocado.

La ausencia de criterios comunes de evaluación hace que este término se use indiscriminadamente. Asistimos a un escenario bastante particular, donde muchos declaran promover una agricultura más sustentable. Se dice, por ejemplo, que la siembra directa es una tecnología sustentable porque proteje el suelo de la erosión. Pero por otro lado se afirma que puede requerir más herbicidas, fertilizantes e insecticidas que la labranza convencional, lo que generaría una mayor contaminación del medio. Algunos sostienen que el manejo integrado de plagas constituye el ejemplo de una práctica sostenible, pero otros lo critican porque, de alguna manera, acepta el uso de plaguicidas. Unos apuestan todas sus fichas a la biotecnología, particularmente a las plantas transgénicas porque pueden evitar, en ciertos casos, el uso de insecticidas al generar sus propias defensas.

Pero también hay plantas transgénicas que están modificadas para resistir altas dosis de un cierto tipo de herbicida total, por lo que su uso estaría incentivando una mayor aplicación de este producto. Aun así, hay quienes la consideran una tecnología sustentable porque permite aumentar los rendimientos. En un extremo están quienes afirman que sólo una agricultura ecológica u orgánica es sustentable porque cuida los recursos, protege el medio ambiente y produce alimentos más sanos. Y en el otro extremo se encuentran quienes afirman enfáticamente que sólo el uso de agroquímicos y plásticos puede salvar al planeta y a las futuras generaciones del hambre.

¿Cómo es posible que todos afirmen lo mismo desde posturas tan diferentes y tecnologías que no tienen nada que ver las unas con las otras? ¿Todos tienen razón? ¿O, por el contrario, están todos equivocados? Esta confusión se debe a la propia complejidad del término. Cuando todo se reducía a comparar rendimientos no había discusiones; cuando hablamos de rentabilidad también resulta bastante fácil determinarla.

Pero la sustentabilidad no es algo tan sencillo porque es un concepto que involucra varias dimensiones y no hay una sola forma de medirlo. Y lo que es peor; se trata del futuro. No puede ser medido hoy sino en el futuro (no menos de 25 años si consideramos una generación). Es algo que hay que hacer y decidir hoy, pero que sólo puede ser evaluado en el futuro. Como no se puede (hasta ahora) viajar al futuro, no hay manera de negar ni afirmar nada rotundamente. No se puede demostrar. Y por esa razón, pueden convivir opiniones tan contrastantes. ¿Debemos entonces admitir que la sustentabilidad no es más que un concepto inasible e impracticable? O por el contrario, ¿es posible arrojar un poco de luz sobre este concepto para hacerlo más real y menos teórico? Éste será el tema de mi próximo artículo.