4M: Una nueva raza del tronco merino que mejora la producción de lana y carne
A 55 kilómetros al norte de Punta Arenas (sur de Argentina) un pequeño centro de inseminación artificial que ha permitido trabajar en innovación y buscar cada vez mejores ejemplares ovinos con más carne y lana más fina.
Marín admite asegura en unas declaraciones al Diario Mercurio que el trabajo ha sido arduo y de esfuerzo durante las últimas tres décadas, y que gracias al ímpetu por mejorar la producción lanar y cárnea lograron desarrollar una segunda raza ovina derivada de la oveja Merino de Australia que ellos la han inscrito ante el Servicio Agrícola y Ganadero como la raza MarinMagellanMeat Merino.
La nueva raza, conocida como 4M, además del aporte a la genética nacional, beneficia al sector ovino, pues aumenta la cantidad de carne por animal y asegura una mejor lana por su finura, dos características que incrementan el valor de producción del sector.
Sin embargo, Marín advierte que pese a este logro es necesario trabajar porque el Estado apoye la futura implementación de un centro de innovación genética avanzado en la Región de Magallanes, y que permita preservar los avances que pueden generarse en ovinos, bovinos e incluso en otras especies de la fauna patagónica.
"Creemos que es necesario consolidar un centro que tenga la más avanzada tecnología y que permita una proyección a nivel internacional. No se pueden perder todos los esfuerzos de ganadería ovina que tenemos en la Patagonia chilena, porque no se ha guardado la información genética de determinados reproductores", señala, José Marín, gerente del holding ganadero magallánico.
Dicha idea también fue planteada al ministro de Agricultura, Carlos Furche, cuando visitó la estancia de Marín hace unas semanas. La autoridad destaca los esfuerzos de esta ganadera y resalta el buen momento que vive el sector porque se han abierto mercados como el chino hasta donde se están enviando productos ovinos y bovinos.
Ganadera Marín maneja actualmente cuatro campos con una masa ovina cercana a los cien mil ejemplares. José Marín explica que ellos mantienen sus bancos genéticos, muchas veces no exentos de pérdidas de reservas de semen y embriones para la inseminación artificial, porque no siempre se dispone de la capacidad tecnológica.
Al recordar cómo desarrollaron la obtención de esta nueva raza, dice que hace tres décadas visualizaron que en Magallanes solo estaba la raza Corriedale y que esta daba una lana más gruesa que en su venta en el mercado internacional y tenía un precio inferior respecto de las lanas más finas.
Les bastó cruzar la frontera y en campos de Argentina vieron el desarrollo de ovejas de raza Merino. "Nunca partimos con la idea de generar una raza, sino que con el afán de mejorar nuestros ingresos a través de la productividad. Lo primero que se nos ocurrió fue bajar la finura de la lana y producir un cordero tan bueno o mejor del que ya teníamos. Así partimos con una asesoría australiana que estaba en el lado argentino", dice Marín.
En los primeros cinco años de trabajo lograron bajas de 25 a 21 micras la finura de la lana de los borregos (ovinos de 1 o 2 años) y hoy están produciendo cada año en promedio unas 80 toneladas de lana de 19 micrones esquilada en los borregos. También están produciendo lanas de 15, 16 y 18 micras que son ultrafinas, aunque esa cantidad es más limitada con dos o tres fardos por temporada.
Paralelamente contaron con el apoyo de un consultor australiano, y de 35 mil vientres de ovejas Corriedale seleccionaron las mejores 500 ovejas que posteriormente sometieron a cruzas con dos carneros Merino australianos. "Estos carneros llegaron del sur de Australia y pertenecían a un productor que estaba desarrollando un ovino merino más carnicero. Después de 30 años de cruzamiento con desarrollo de material genético llegamos a la obtención de esta raza", resalta José Marín.