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Origen y características

Denominación de Origen Calificada Rioja

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La tradicional vocación de excelencia de los vinos de Rioja les ha permitido consolidar su imagen de prestigio entre los consumidores y convertirlos en la referencia en cuanto a calidad para la vitivinicultura española, tanto con sus vinos de estilo más clásico, cuyas cualidades únicas para el envejecimiento son admiradas por los consumidores de todo el mundo, como con una nueva generación de vinos innovadores. Rioja ha sabido mantenerse a la vanguardia de la innovación vitivinícola con una gran diversidad de vinos con personalidad diferenciada, que han fundamentado su éxito en los mercados y le han situado en la élite de las denominaciones de origen históricas europeas, siendo hoy la marca 'rioja' una de las cinco con mayor notoriedad entre las zonas vinícolas más prestigiosas del mundo.

Una historia milenaria

La civilización de la vid y el vino era una realidad en las tierras riojanas hace más de dos mil años, como lo testimonian los numerosos restos arqueológicos de lagares y bodegas datadas en la época de dominación romana. Mantenida esta cultura vitivinícola durante la alta Edad Media al abrigo de los monasterios, sería en el de San Millán de la Cogolla donde Gonzalo de Berceo, primer poeta de la lengua castellana, ensalzara en sus versos las virtudes del vino riojano, cuyo incipiente comercio local controla el monacato emilianense. La importancia económica que durante siglos ha tenido la viticultura para la región, siendo su principal cultivo junto al cereal, tiene su origen cuando, al igual que otros grandes vinos europeos, comienzan a ser producto de mercado en la transición del medievo a la edad moderna a fin de atender la creciente demanda de una población cada vez más concentrada en las ciudades, lo que requería la modernización del hasta entonces difícil y controlado comercio del vino, que aumenta considerablemente en aquellas zonas vinícolas, como Rioja, que han incrementado la producción muy por encima de sus necesidades de autoabastecimiento. Un hito muy significativo fue la creación en 1787 de la Real Junta de Cosecheros, cuyo objetivo era el fomento del cultivo de la vid, contribuir a la mejora de la calidad de los vinos y facilitar la comercialización en los mercados del norte, por lo que su dedicación prioritaria fue construir y mejorar caminos y puentes para unir los pueblos vinateros riojanos con Vitoria y con el puerto de Santander.

La tradición vitivinícola riojana comienza a adquirir un perfil claramente diferenciado cuando algunos avezados hombres del vino introducen nuevos métodos de elaboración y crianza de los vinos y fundan las bodegas hoy centenarias en la segunda mitad del siglo XIX. Si la mejora de la comercialización del Rioja recibiría su empujón definitivo con la llegada del ferrocarril y de los compradores franceses debido a la crisis de la filoxera, ilustres bodegueros como Luciano Murrieta, Camilo Hurtado de Amézaga o Rafael López Heredia, constituyen el máximo exponente de la definitiva introducción del concepto moderno de calidad en los vinos de Rioja, con la especialización en la producción de vinos de calidad criados al estilo del Medoc y comercializados en botella.

Desde entonces Rioja ha sido un modelo de Denominación en constante proceso de modernización y adaptación a las exigencias de los nuevos tiempos, hábitos de consumo y evolución de los mercados. Con su particular forma de entender la innovación en la tradición, el gran desarrollo de la estructura productiva y comercial de Rioja en los últimos años del siglo XX y el prestigio alcanzado por la calidad de sus vinos le ha convertido en una de las grandes denominaciones del mundo. Si las últimas décadas del siglo XIX fueron el punto de partida de la moderna historia de los vinos de Rioja, gracias al nacimiento de una incipiente industria bodeguera y al perfeccionamiento de las técnicas de elaboración, la década estrenada con la mítica cosecha de 1970 significaría una auténtica revolución de las estructuras productivas y comercializadoras, que conduciría a los vinos de Rioja a su indiscutible liderazgo entre los vinos de calidad españoles. Coincidiendo con el reconocimiento oficial de Rioja como Denominación de Origen Calificada en abril de 1991, se iniciará un periodo de expansión y modernización del sector vitivinícola riojano. La concesión de la Calificada era el obligado reconocimiento al serio y continuado esfuerzo realizado por el sector vitivinícola riojano para alcanzar las más ambiciosas metas de calidad, un esfuerzo que a partir de entonces se multiplicaría si cabe en la búsqueda de la excelencia.

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La primera Denominación de Origen

Los vinos de Rioja están amparados por la Denominación de Origen más antigua de España. Cuando a finales del siglo XIX nace el Rioja moderno y se dota de identidad propia el nombre de un producto vinculado a su origen, surge la preocupación de los viticultores y elaboradores riojanos por proteger tal identidad de los “usurpadores y falsificadores”, inquietud que culmina con el reconocimiento oficial el 6 de junio de 1925 de la Denominación de Origen Rioja.

Desde 1991 los vinos de Rioja están amparados por la primera D.O. Calificada de España. Su Reglamento establece la demarcación de la zona de producción, las variedades de uva que pueden ser cultivadas, los rendimientos máximos permitidos, las técnicas de elaboración y crianza, etc. El Consejo Regulador es la entidad de carácter público encargada de fomentar y controlar la calidad de los vinos amparados, promocionar su imagen y defender los intereses del sector, cuyos representantes integran el órgano de Gestión del Consejo.

Hoy Rioja es una de las Denominaciones de Origen del mundo que mayores garantías ofrece respecto a la calidad y autenticidad de sus vinos, y una de las pocas que exige el embotellado en origen para toda su producción. Sin duda, la eficaz aplicación por parte del Consejo Regulador de una normativa de autocontrol mucho más rigurosa que la de otras zonas vitivinícolas ha sido capaz de transmitir seguridad y confianza a los consumidores y ha resultado determinante para la alcanzar la posición de liderazgo que los vinos de Rioja ocupan en el mercado.

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La zona de producción

Región privilegiada para el cultivo de la vid y elaboración de vinos de alta calidad con personalidad única y gran aptitud para la crianza, la zona de producción de la Denominación de Origen Calificada Rioja está situada en el Norte de España, a ambos márgenes del río Ebro. Los accidentes geográficos han contribuido a conformar una región natural perfectamente delimitada y diferenciada de las que le rodean, si bien administrativamente las 63.593 hectáreas de viñedo protegidas actualmente por la Denominación se distribuyen en el territorio de las tres provincias ribereñas del curso alto del Ebro: La Rioja (43.885 hectáreas), Álava (12.934 hectáreas) y Navarra (6.774 hectáreas).

Zonas productivas de la DOCa

Cien kilómetros de distancia separan Haro, la localidad más occidental, de Alfaro, la más oriental, siendo de unos 40 kilómetros la anchura máxima del valle ocupado por viñedos que, en sucesivas terrazas escalonadas, alcanzan una altitud máxima de unos 700 metros. Con escasas modificaciones en los últimos treinta años, el Reglamento de la Denominación enumera los 144 términos municipales concretos (118 en La Rioja, 18 en Álava y 8 en Navarra) en los que se ubican “los terrenos que el Consejo Regulador considera aptos para la producción de uva con la calidad necesaria”.

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Toda la zona se beneficia de la confluencia de dos climas tan opuestos como el atlántico y mediterráneo, que proporcionan temperaturas suaves y precipitaciones anuales algo superiores a los 400 l/m2, condiciones muy idóneas para el desarrollo de la vid. El propio reglamento reconoce la existencia de tres subzonas con características vitivinícolas diferenciadas: en Roja Alavesa predominan la influencia del clima atlántico y los suelos arcillo calcáreos situados en terrazas y pequeñas parcelas; en Rioja Alta también predomina el clima atlántico, mientras que sus suelos se reparten entre los arcillo-calcáreos, arcillo-ferrosos y aluviales; la Rioja Baja posee un clima más seco y cálido debido a la influencia mediterránea, predominando en ella los suelos aluviales y arcillo-ferrosos.

El tipo de suelo más característico de Rioja también resulta muy adecuado para una viticultura de calidad, ya que tiene una estructura equilibrada (arenas, limos y arcillas), es ligeramente alcalino, pobre en materia orgánica y con moderada disponibilidad hídrica durante el verano. En su conjunto, la Denominación posee una diversidad de suelos (arcillo calcáreos, arcillo ferrosos y aluviales son los tres dominantes), así como de microclimas (orientación del viñedo, protección de los vientos, etc.), que otorgan a los vinos unas peculiaridades únicas y permiten, en función de las variedades y técnicas de cultivo aplicadas, elaborar un amplio abanico de vinos con personalidad diferenciada en el marco de una identidad común perfectamente reconocible.

De acuerdo con los rendimientos máximos permitidos por el Reglamento a fin de optimizar la calidad de los vinos (6.500 kilos por hectárea en variedades tintas y 9.000 kilos por hectárea en variedades blancas), la producción media actual de la Denominación se sitúa entre 280 y 300 millones de litros, de los que el 90% corresponde a vino tinto y el resto a blanco y rosado.

Variedades de vid

La experiencia de viticultores y elaboradores ha permitido realizar una selección natural de aquellas variedades de uva que demostraban mejores cualidades de adaptación a la climatología y suelos riojanos y que, al mismo tiempo, eran capaces de proporcionar vinos de las más altas calidades. A este proceso histórico se ha sumado actualmente el impulso innovador del sector, atento siempre a la evolución y la demanda de los mercados, que ha llevado a la autorización de nuevas variedades en 2007, siendo la primera vez desde la creación de la Denominación en 1925 que se incorporan nuevas variedades con el objetivo fundamental de buscar una mayor competitividad en los vinos blancos y aportar diversidad a su producción vinícola, manteniendo la identidad y diferenciación.
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Las variedades de uva actualmente autorizadas por el Reglamento de la D. O. Ca. Rioja son:
  • Tintas: tempranillo, garnacha, graciano, mazuelo y maturana tinta.
  • Blancas: viura, malvasía, garnacha blanca, tempranillo blanco, maturana blanca, turruntés, chardonnay, sauvignon blanc y verdejo.
Tempranillo

Considerada autóctona de Rioja, es la variedad más característica de esta Denominación, fundamento de la identidad de sus vinos tintos y una de las grandes variedades nobles del mundo. Ocupa más del 75% de la superficie de cultivo y es enológicamente muy versátil, capaz de producir vinos con largo envejecimiento, muy equilibrados en grado alcohólico, color y acidez, y con un paladar franco, suave y afrutado, que evoluciona a aterciopelado cuando envejece. Respecto a su comportamiento agronómico, es muy segura en el cuajado, muy sensible a plagas y enfermedades, poco resistente a la sequía y a temperaturas altas y, como su propio nombre indica, es “uva temprana” con ciclo corto de maduración. El grado de similitud entre los viñedos de las diferentes sinonimias con el Tempranillo de Rioja es ampelográficamente variable, desde la identidad prácticamente absoluta en el caso del Cencibel, Tinto de Madrid, Tinto del País y Tinto Fino, hasta grados de similitud más reducida en el caso del Tinto de Toro y UII de Llebre. Actualmente el Tempranillo se encuentra muy difundido en España por su calidad reconocida, estando autorizado en 28 denominaciones de origen, 12 de las cuales lo consideran una de las variedades principales o preferentes.

Respecto a su comportamiento agronómico, es muy segura en el cuajado, muy sensible a plagas y enfermedades, poco resistente a la sequía y a temperaturas altas y, como su propio nombre indica, es “uva temprana” con ciclo corto de maduración. El grado de similitud entre los viñedos de las diferentes sinonimias con el Tempranillo de Rioja es ampelográficamente variable, desde la identidad prácticamente absoluta en el caso del Cencibel, Tinto de Madrid, Tinto del País y Tinto Fino, hasta grados de similitud más reducida en el caso del Tinto de Toro y UII de Llebre. Actualmente el Tempranillo se encuentra muy difundido en España por su calidad reconocida, estando autorizado en 28 denominaciones de origen, 12 de las cuales lo consideran una de las variedades principales o preferentes.

Garnacha Tinta

Variedad de origen español que mayor superficie ocupa en el mundo, en Rioja complementa al Tempranillo por sus características aromáticas y cuerpo. Rica en extracto y con buena graduación alcohólica, el vino obtenido depende mucho de las condiciones ambientales (integral térmica) y de cultivo (producción), pues mientras en zonas cálidas da el tipo de vino por el que más se le conoce, en zonas frescas da un producto muy interesante y equilibrado, ideal para la elaboración de rosados. Sensible al corrimiento, es muy rústica, resistente a la sequía y también bastante resistente a alguna de las plagas y enfermedades importantes del viñedo como acariosis y oidio, lo que favoreció la extensión de su cultivo. Las sinonimias recogidas en las colecciones ampelográficas de todo el mundo son las siguientes: Abundante, Alicante, Cannonaddu, Cannonaddu Nieddu, Cannonao, Cannonau Selvaggio, Canonazo, Carignane Rosso, Garnaccho Negro, Garnatxa País, Gironet, Granaccia, Granaxa, Grenache Rouge, Lladoner, Retagliad Nieddu, Rivesaltes, Rousillon Tinto, Rousillon, Tinto Aragonés, Tinto Navalcarnero, Uva di Spagna.

Graciano

El Graciano es una variedad autóctona muy poco extendida en otras zonas, cuya demostrada complementariedad con el Tempranillo para el envejecimiento le ha convertido en una variedad de futuro para Rioja, donde la superficie de cultivo ha aumentado considerablemente en los últimos años, aunque sin alcanzar el protagonismo que tuvo antes de la filoxera. Requiere suelos arcillo-calizos de cierta frescura y presenta una cierta resistencia a enfermedades como mildiu y oidio, siendo de baja fertilidad y de maduración tardía. Ofrece vinos con importante acidez y contenido polifenólico, ideales para la crianza, cuyo aroma es muy peculiar, superior en intensidad al resto de las variedades de Rioja. Las sinonimias recogidas en las colecciones ampelográficas de todo el mundo son los siguientes: Bastardo Nero, Bordelais, Cagnolale, Cagnovali Negro, Cagnulari, Cagnulari Bastardo, Cagnulari Sardo, Caldaredou Caldarello, Cargo Muol, Couthurier, Graciano Tinto, Gros negrette, Minustello, Morrastel, Tinta do Padre Antonio, Tinta Miuda, Tintilla, Xerez, Zinzillosa.

Mazuelo

Hay constancia del cultivo de esta variedad en Rioja desde hace varios siglos, pero hoy ocupa apenas un 3% de la superficie de la Denominación. Es más productiva que las otras variedades tintas, especialmente sensible al oidio y necesita mayor integral térmica para madurar. Aunque corta en aromas, produce vinos con abundantes taninos, acidez elevada y color estable, todo lo cual le convierte en un buen complemento del Tempranillo para vinos de largo envejecimiento. En el mundo se le conoce con la denominación principal de Carignan Noir, dado su origen francés, y las sinonimias son las siguientes: Babonenc, Bois Dur, Boue Duro, Cagnolaro Tinto, Carignan Mouillan, Carignano, Cariñena, Catalan, Cencibel, Crujillon, Crusillo, Girarde, Legno duro, Manuelo Tinto, Mataro, Mazuelo, Mollard, Monestel, Plant de Ledenon, Roussillonen, Samso, Samso Crusillo, Sopatna Blau, Tinto Mazuela, Uva di Spagna.

Maturana Tinta

Presenta un racimo pequeño y compacto, así como bayas también pequeñas. Muy sensible a la botrytis, la brotación es tardía, pero la maduración sí es precoz. En cuanto a los parámetros del vino, su intensidad de color y contenido en antocianos son elevados, tiene una acidez alta y grado probable medio. En el análisis sensorial destaca su color rojo violeta; aromas de carácter vegetal típicos varietales, con predominio de pimiento verde y también balsámicos y de especias; paladar estructurado en el que destaca la acidez y astringencia, con persistencia media. Al no cultivarse en ningún otro lugar del mundo, su cultivo resulta muy interesante para aumentar la originalidad, diferenciación y diversidad de los vinos de Rioja.

Viura

Principal variedad blanca cultivada en Rioja, es más productiva que las variedades tintas y ofrece vinos afrutados, con un aroma floral y con notable grado de acidez, ideal para elaboración tanto de blancos jóvenes como de crianza. Este envejecimiento en madera constituye una forma de elaboración tradicional del vino blanco de Rioja, que en los últimos años se ha enriquecido mediante la fermentación en barrica del mosto con sus lías. Más conocida en España como Macabeo, las sinonimias más citadas son Alcañón, Forcalla, Gredelin, Lardot, , Macabeu, Queue de Renard y Rossan.

Malvasía de Rioja

Hay muchas Malvasías en el mundo, pero no se consideran sinonimias de la Malvasía de Rioja, que posee interesantes posibilidades para la obtención de blancos de gran calidad. El racimo maduro es de color amarillo rojizo y produce un vino muy interesante, dotado de untuosidad y gran intensidad aromática. La única sinonimia aceptada internacionalmente es la de Sibirat Parent, pero en Rioja se le conocen otras que aluden al color del racimo en maduración, como Rojal, Blanca Roja y Blanquirroja.

Garnacha Blanca

Es la variedad que menos superficie ocupa de todas las autorizadas en Rioja y puede proceder de una mutación de Garnacha tinta. Variedad muy parecida en su comportamiento enológico a la Garnacha tinta (vinos alcohólicos y ricos en extracto, pero escasos en aroma y acidez), cultivada en zonas frescas produce un vino agradable y con buena acidez. Alicante Blanca, Garnacha, Grenache Blanc y Sillina Lanc son las sinonimias registradas en las colecciones ampelográficas.

Tempranillo Blanco

Esta variedad procede de una mutación genética natural a partir de un solo sarmiento de una cepa de Tempranillo Tinto, localizada en 1988 en un viñedo viejo de Murillo del Río Leza (La Rioja). El racimo es de tamaño mediano y suelto, con la baya también mediana y de forma ligeramente aplastada. La brotación es tardía y el envero y la maduración precoces. La acidez total se mantiene elevada, destacando en el alto contenido en ácido málico. Sus vinos presentan una concentración elevada en compuestos volátiles con aromas afrutados. En el análisis organoléptico presenta una excelente calidad, como la Tempranillo tinta de la que procede. De color amarillo verdoso, el aroma se describe como varietal característico, afrutado intenso a plátano, cítricos y frutas tropicales, y también floral y terpénico. Su paladar es equilibrado, con estructura y persistencia media-larga. No existe en ningún lugar del mundo.

Maturana Blanca

Es la variedad más antigua de la que se tiene conocimiento escrito en Rioja, pues se cita ya en 1622. Es una variedad bastante fértil con el racimo pequeño, la baya también pequeña y de forma elíptica. Además ha resultado ser precoz en todas las fases del desarrollo. Presenta el inconveniente de su alta sensibilidad a la botrytis. Las características más destacables de la variedad Maturana Blanca son su bajo pH y alta acidez, con alto contenido en ácido tartárico y bajo en potasio. Estas características compensan el alto grado que puede llegar a alcanzar esta variedad. En el análisis organoléptico presenta muy buena valoración. Los vinos de Maturana Blanca han sido descritos como de color amarillo verdoso; aromas afrutados a manzana, plátano y cítricos, y también notas herbáceas; paladar ligero, pero equilibrado, con sensación de acidez y suave amargor final, con persistencia media.

Turruntés de Rioja

Es frecuente la confusión del nombre Turruntés con la variedad gallega Torrontés y tampoco tiene nada que ver con la variedad cultivada en Argentina. Según los análisis de ADN la única variedad parecida sería la Albillo Mayor existente en Castilla-León. El racimo es de tamaño medio y compacto, con las bayas medianas y esféricas, y las más expuestas al madurar adquieren un color dorado con manchas oscuras. Es de brotación y maduración precoces. El grado es bajo y la acidez alta, con pH bajo y alta concentración en ácido tartárico y baja en potasio. El vino se describe de color amarillo pajizo con tonos verdosos; aromas afrutados con notas predominantes de manzana, destacándose igualmente su carácter vegetal y algo herbáceo; paladar ligero, con acidez y amargor, así como persistencia medio-corta.

Chardonnay

Es la variedad más conocida del mundo, equivalente al Cabernet en los tintos, la más cultivada para vinos blancos de calidad en el mundo. De origen borgoñón, se la conoce también con los nombres de 'morillon blanc', 'beaunois', 'weisser'... aunque el de 'chardonnay' es el que más se ha internacionalizado. La cepa es poco productiva, con racimos pequeños o medianos, que producen vinos de gran finura e intensidad aromática, de color amarillo con reflejos verdosos. Su alto extracto seco y su escaso nivel de oxidación hace que esta variedad sea idónea para el envejecimiento en barrica.

Sauvignon blanc

Es una variedad que forma parte del elenco internacional de variedades de calidad del vino blanco, considerada después de la chardonnay la variedad más fina entre las blancas de origen francés. Su racimo es muy pequeño, compacto y alado, con pedúnculo muy corto. Baya pequeña de forma esferoidal, hollejo de consistencia media y color amarillo verdoso. Pulpa consistente y de gran intensidad aromática. Hoja pequeña orbiculada y abultada. El envés del limbo es velloso, en ovillo. Produce vinos elegantes, secos y ácidos.

Verdejo

Variedad autóctona de la Denominación de Origen Rueda, es la variedad blanca española que ha experimentado un mayor desarrollo. De racimo pequeño, pedúnculo visible y baya mediana-pequeña con forma elíptica corta, piel gruesa de color verde-amarillo y pulpa verdosa. Las hojas son orbiculares de color verde oscuro con algo de brillo. El aroma y sabor de la Verdejo tiene matices de hierba de monte bajo, con toques afrutados de sensación ligeramente dulcificada por su potente alcohol y contrarrestada con su excelente acidez. El extracto es perceptible por su volumen y su característico toque amargoso, que proyecta en boca un destello de originalidad, acompañado de una gran expresión frutal.

Tipos de vino

Uno de los rasgos diferenciadores de los vinos de Rioja es la gran aptitud que poseen para el envejecimiento, cualidad exclusiva de los grandes vinos. A través de un adecuado proceso de crianza, en el que la madera de roble juega un papel decisivo, el vino de Rioja experimenta una evolución favorable que exalta sus virtudes y le confiere nuevas características aromáticas y de sabor. La crianza de los vinos de Rioja se realiza en barricas de roble de 225 litros, donde el vino experimenta un lento proceso evolutivo de microoxigenación y estabilización, al tiempo que adquiere aromas y sabores transmitidos por los taninos de la madera. Es la técnica tradicional de crianza de los grandes vinos, un proceso natural y más costoso que las modernas propuestas de una enología más “industrial”. La crianza se completa después en botella, donde el vino sigue evolucionando en un ambiente reductor hasta alcanzar su plenitud. Grandes vinos de añadas históricas duermen embotellados durante décadas en las “sacristías” de las bodegas riojanas hasta convertirse en auténticas joyas enológicas.
Según el proceso de envejecimiento seguido, en el vino de Rioja se establecen cuatro categorías, diferenciadas mediante los cuatro tipos de contraetiquetas o precintas numeradas que el Consejo Regulador otorga a aquellos vinos que han superado sus controles de calidad y tipicidad:

Garantía de Origen

Esta categoría garantiza el origen y añada del vino. Suelen ser vinos en su primer o segundo año, que conservan sus características primarias de frescor y afrutado. Esta categoría también puede comprender otros vinos que no encajan en las categorías de Crianza, Reserva o Gran Reserva, aunque hubiesen sido sometidos a procesos de envejecimiento, por no estar éstos certificados por el Consejo Regulador.

Crianza

Corresponde a vinos al menos en su tercer año que han permanecido un año como mínimo en barrica de roble. En vinos blancos el período mínimo de envejecimiento en barrica es de 6 meses.

Reserva

Corresponde a vinos muy seleccionados con una crianza mínima entre barrica de roble y botella de tres años, de los cuales uno al menos en barrica. En vinos blancos el período de crianza es de 2 años, de los cuales como mínimo 6 meses en barrica.

Gran Reserva

Corresponde a vinos de grandes cosechas que han sido criados un mínimo de dos años en barrica de roble y tres años en botella. En vinos blancos el período de crianza es de 4 años, de los cuales 6 meses como mínimo en barrica.

Los cuatro modelos de contraetiquetas y precintas numeradas que deben acompañar a toda botella de vino de Rioja comercializada no solo constituyen el documento que garantiza la categoría de envejecimiento, sino que también garantizan el origen, la añada y la calidad del vino. Las características de cada añada predisponen la cantidad de vino que las bodegas destinarán a cada una de las categorías de crianza, reserva y gran reserva.

Los vinos de Rioja poseen la elegancia, originalidad y carácter de los grandes vinos, algo que solo es posible alcanzar cuando se han acrisolado en el tiempo variedades, medio vitícola y procedimientos vinícolas. Dada la diversidad vitivinícola que ofrece la Denominación, ha constituido una práctica tradicional de las bodegas ensamblar uvas y vinos de diferentes variedades, pagos y municipios, buscando la complementariedad que exaltara sus respectivas virtudes en el producto final. Es este sin duda el tipo de Rioja más conocido, aunque cada vez con mayor profusión las bodegas ofrecen una rica gama de estilos, con vinos de gran concentración y expresión frutal, que proceden de parcelas de viñedo determinadas.

Con el tempranillo como base fundamental, un vino tinto de Rioja se caracteriza por ser muy equilibrado en grado alcohólico, color y acidez, por tener un cuerpo y estructura bien compensados con su sabor suave y elegante, y por el predominio del carácter afrutado cuando es joven y más aterciopelado cuando envejece. Estas características otorgan a los vinos de Rioja una gran versatilidad para armonizar con las más variadas gastronomías, lo que unido a su carácter de vino amable y fácil de beber, constituye una de las claves de su éxito.

A partir de octubre de 2008 los nuevos documentosde garantía irán sustituyendo a los actuales en las nuevas y sucesivas añadas que se incorporen a cada una de las categorías.

Elaboracion y crianzas

Vinos blancos: La uva entera pasa a la escurridora. Una vez eliminados los hollejos y raspones, el mosto obtenido pasa a los depósitos de fermentación.

Vinos rosados: La uva, despalillada y ligeramente estrujada, se pasa a los depósitos escurridores. Allí se controla la maceración del líquido con los hollejos. Una vez obtenido el mosto, se decantan las materias en suspensión durante un día. A continuación, el mosto, casi brillante, se pasa a los envases de fermentación.

Vinos tintos: Existen dos sistemas diferentes. El más extendido actualmente consiste en retirar los raspones en la despalilladora, antes de la fermentación, y se ha obtenido con él vinos apropiados para un largo período de envejecimiento. Por el contrario, si la uva entera pasa a los depósitos de fermentación, el sistema seguido, tradiconal en Rioja, es el conocido como “maceración carbónica”. En este caso, los vinos obtenidos serán suaves, con bastante cuerpo, color intenso y adecuados para el consumo en su primer año.

En ambos casos, durante la fermentación se remonta el mosto, de la parte inferior a la superior, a la vez que la temperatura permanece constante. Todo ello con el objetivo de que el proceso se realice de forma homogénea y no se pierda ninguno de los aromas que contiene el mosto.

Al finalizar la fermentación se lleva a cabo el descube: una vez separadas las materias sólidas, el vino pasa a los depósitos de almacenamiento, donde es sometido a un control de calidad.

El Consejo Regulador, mediante exámenes organolépticos y analíticos, determina si el vino merece la Denominación de Origen Calificada “Rioja”. Las pruebas organolépticas se realizan en las instalaciones del Consejo Regulador y en la Estación de Viticultura y Enología de Haro (La Rioja); mientras que las analíticas se llevan a cabo en la Casa del Vino en Laguardia (álava), y en las Estaciones Enológicas de Olite (Navarra) y Haro.

La crianza de los vinos de Rioja se realiza en barricas de roble de 225 litros, con trasiegas periódicas, complementándose después en botella. Existen en Rioja 368 bodegas de crianza, que suman un total de más de 1.266.154 barricas. El período mínimo de envejecimiento en barrica oscila de 1 a 3 años para las categorías de crianza, reserva y gran reserva, y el de envejecimiento en botella entre 6 meses y 6 años.

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