La cubierta resulta equiparable en coste con el laboreo intercepas o el herbicida a partir de los 2-3 años desde su implantación, resultando a partir de ese momento más rentable que los otros manejos

Tal y como ha ocurrido en toda la agricultura, el cultivo del viñedo también ha sufrido una fuerte evolución en las últimas décadas. Se ha producido una renovación en el material vegetal empleado; se ha pasado de formaciones libres a formaciones en espaldera; se han mecanizado muchas labores; se ha trasladado el cultivo de zonas marginales a otras más productivas; se ha incorporado riego... En esta serie de cambios el manejo del suelo también se ha visto afectado.

La imagen de viñedos completamente limpios de hierbas está, en algunos casos, dando paso a viñedos con vegetación en la calle. Son muchas las ventajas que puede aportarnos estas cubiertas al cultivo: incremento de materia orgánica; mayor tasa de infiltración; mejora de la estructura del suelo; reducción de la erosión; transitabilidad del viñedo tras episodios de lluvia; o reducción del vigor, lo que puede ayudar en el control de enfermedades.

No obstante, debe tomarse con precaución su empleo, ya que una fuerte competencia con el viñedo puede acarrear disminuciones importantes del vigor o reducciones de la productividad en algunos casos. Si bien estas cubiertas en la calle cada vez resultan más interesantes para el viticultor, el espacio de suelo bajo las cepas sigue siendo un espacio libre de malas hierbas, libre de toda competencia con el viñedo. Para conseguirlo se recurre a laboreos intercepas o aplicaciones de herbicidas, los cuales no dejan de tener algunos inconvenientes. Coste de la maquinaria, velocidad de trabajo, dificultad de manejo con el gotero o falta de control para las malezas que se encuentran junto a las cepas o postes, para el caso de los intercepas. Reducción de productos en el mercado, necesidad de buen posicionamiento para un correcto funcionamiento o mala prensa social, para el caso de los herbicidas.

Antes estas dificultades de control de la vegetación bajo las cepas, desde la Estación de Viticultura y Enología del Gobierno de Navarra (EVENA), en el año 2016 se planteó la posibilidad de usar una cubierta sembrada para poder controlar otras malas hierbas y además aprovechar las ventajas que ya se conocían de las cubiertas en el viñedo. Se ensayaron 6 cubiertas diferentes: Lotus corniculatus L., Trifolium fragiferum L.; L. corniculatus L. + T. fragiferum L.; Festuca ovina; F. ovina + T. fragiferum L.; Lolium rigidum Gaud. + L. coniculatus L.; resultando el Trifolium fragiferum L. -Trébol fresa- como la cubierta más interesante para su estudio en profundidad.

A continuación, se presentan los datos más interesantes del estudio que se realizó más en detalle con esta cubierta.

En una parcela de Merlot de 17 años de edad perteneciente a Bodegas Ochoa, en el término municipal de Traibuenas (Navarra) (Tabla 1), se sembró manualmente a finales de febrero de 2018, y previo pase de intercepas, una cubierta de T. fragiferum a dosis de 15 g/m² en la zona bajo las cepas (anchura sembrada de 40 cm) -Imagen 1- no realizándose ninguna intervención desde entonces. Esta cubierta se comparó con un manejo mediante intercepas de cuchilla cuatro pases por año (noviembre, marzo, mayo y julio).

Imagen 1. Detalle de la semilla (izq.) y siembra manual de la cubierta (dcha.)

Efecto sobre las malas hierbas

La cubierta no presentó problemas de instalación en el viñedo y con el paso de los años su nivel de cubrición del suelo fue incrementándose. Así, en el primer año el trébol ocupaba el 27% del suelo del cordón, mientras que en el tercer año esta superficie ya representaba el 85%. La reducción de malas hierbas fue inversamente proporcional al incremento del trébol, pasando de representar el 53% de la superficie al 10%. En el caso del control laboreado con intercepas, los niveles de malas hierbas se situaron en todos los años entorno al 45% de la superficie (Gráfico 1).

Imagen 2. Aspecto general del laboreo (izq.) y de la cubierta (dcha.).

Efecto sobre el agua y los nutrientes

Durante los meses de verano se realizaron medidas de potencial hídrico en peciolo a medio día como medida puntual de estrés hídrico de la planta, y en vendimia medidas de ratio isotópico de carbono carbono como medida integradora del estrés hídrico a lo largo de toda la campaña.

Si bien la cubierta siempre presentó un menor potencial hídrico, esta reducción solo fue significativa en 6 de las 19 fechas de medición, con valores de estrés hídrico considerados moderados. Cuando se valoró la situación hídrica a lo largo de la campaña mediante el ratio isotópico de carbono, solamente en uno de los cuatro años (2020) la cubierta produjo un mayor estrés hídrico al viñedo.

Las analíticas peciolares no detectaron diferencias nutricionales en el cultivo salvo para el caso del nitrógeno en envero, siendo este superior en el laboreo que en la cubierta. Este incremento se produjo a pesar de tratarse la cubierta de una leguminosa y estimársele una fijación de nitrógeno de 27 kg N/ha (Imagen 3). Sin embargo, este nitrógeno aportado por la cubierta sí llegó a tener una repercusión favorable en los mostos en su cuarto año de presencia, siendo mayor el nivel de nitrógeno fácilmente asimilable (NFA) en la cubierta (142 mg/l) que en el laboreo (125 mg/l).

Imagen 3. Estructura radicular y nodulación de T. fragiferum.

Efecto sobre el rendimiento productivo y vegetativo

Los parámetros productivos, no presentaron diferencias para producción, si bien sí se detectó una ligera disminución de la producción (Gráfico 2). Tampoco difirieron en el número de racimos por cepa, ni en el peso de racimos, aunque los racimos de la cubierta presentaron una tendencia hacia pesos algo inferiores (Tabla 2). Esta disminución de peso de racimos estaría relacionada con una disminución en la tasa de cuajado, como se detectó en el año 2019.

Respecto al crecimiento vegetativo tampoco se observaron disminuciones significativas en el crecimiento vegetativo de las cepas. El hecho de que la parcela presentara de por sí un vigor reducido puede ser la razón de esta falta de diferencia, y sí podría haberse observado una disminución del crecimiento de los sarmientos por efecto de la cubierta en el caso de un viñedo de mayor vigor (Tabla 2).

Gráfico 2. Rendimiento productivo medio para cada campaña.

Tabla 2. Parámetros de rendimiento productivo y de crecimiento vegetativo.

Efecto sobre los parámetros de composición de la uva y la calidad del vino

El control de vendimia no mostró variación alguna para los parámetros de mosto por efecto de la cubierta, a excepción del nitrógeno fácilmente asimilable (NFA), el cual se incrementó significativamente en el año 2021. Respecto a los parámetros de color, se observó un incremento de antocianos, taninos y polifenoles en general, si bien este no fue significativo para todos los años (Tabla 3).

En las tres primeras campañas se realizaron vinificaciones de ambos tratamientos. El análisis químico de los vinos no mostró diferencia entre los tratamientos, al igual que el análisis sensorial de los vinos (Metodología Flash profile), si bien se apreció un ligero incremento de las notas florales y frutales de los vinos procedentes de la cubierta vegetal.

Efecto sobre parámetros de suelo

También se profundizó en la implicación que esta cubierta podía tener en aspectos de calidad del suelo. Para ello se evaluaron a dos profundidades (0-15 cm y 15-30 cm) medidas físico-químicas (Carbono orgánico-Corg., estructura, agregación, densidad aparente, velocidad de infiltración) y biológicas (Respiración, biomasa microbiana, bacterias funcionales-Biolog^®) (Imagen 4).

El nivel de Corg. se incrementó en los primeros 15 cm de suelo presentando una misma tendencia en la siguiente profundidad. Así mismo, se produjo un incremento del tamaño y la estabilidad de los agregados en los primeros 15 cm de suelo. Estos parámetros no se vieron alterados en la segunda profundidad. En cambio, la velocidad de infiltración del agua en el suelo no presentó diferencias en la profundidad 0-15 cm, si bien en la segunda profundidad de muestreo ésta se mantuvo en los mismos niveles para la cubierta y se redujo casi a cero en el laboreo. Es de destacar como estos resultados se produjeron de manera muy rápida, en tan solo año y medio desde la implantación de la cubierta, mientras que el incremento de la actividad y biomasa microbiana que se detectó en la cubierta requirió de tres campañas para hacerse patente.

Imagen 4. Medida de respiración de suelo (izq.), conductividad hidráulica (centro) y actividad bacteriana (dcha.).

Valoración económica de la cubierta

Todos estos datos resultan muy interesantes, pero somos conscientes que el viticultor-bodeguero necesita una rentabilidad económica en su cultivo, por lo que también se realizó un estudio económico comparando esta cubierta con el empleo de intercepas o la aplicación de herbicida. Así, la cubierta resulta equiparable en coste con el laboreo intercepas o el herbicida a partir de los 2-3 años desde su implantación, resultando a partir de ese momento más rentable que los otros manejos.

Algunas consideraciones a tener en cuenta

A pesar de los buenos resultados obtenidos en este trabajo, merece la pena tener en cuenta algunas consideraciones:

1. La cubierta se ha testado en unas condiciones climáticas concretas, por lo que debe tomarse con cautela su implantación en otros viñedos; si bien, a día de hoy se está trabajando en este aspecto.
2. Las malas hierbas de elevado porte, como las conizas, pueden requerir de un repaso manual en el primer año de la cubierta para su adecuado control.
3. La cubierta presenta una tendencia a disminuir algo la producción como consecuencia de la competencia entre la cubierta y el viñedo por el agua. El ajuste del riego permitiría solventar esto.
4. En zonas donde es frecuente la ocurrencia de heladas de primavera, la cubierta puede incrementar el riesgo de éstas.
5. Alcanzar una supervivencia de 2-3 años no debería ser complicado (actualmente las cubiertas siguen activas en su 6º año), si bien en estas cubiertas a veces se pueden ver afectadas por roedores.
6. La disponibilidad de este tipo de semillas en el mercado a veces puede resultar limitada.

Este tipo de cubiertas bajo la línea de cultivo del viñedo se presentan como una alternativa económica y técnicamente viable. Resulta más rentable que las alternativas de mercado (herbicida y laboreos intercepas) a partir de los 2-3 años, además de no afectar a la producción, produce ligeras mejorías en la calidad aromática de los vinos y contribuye a una mejora de la calidad del suelo.