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En la DO Jumilla se han hallado las semillas de vitis vinífera más antiguas de Europa y joyas alegóricas a la vid del siglo IV a.c

Viaje a un pasado con más de 5.000 años de historia y cultura vitivinícola

Anna León21/06/2010

21 de junio de 2010

¿Cómo se mide la tradición vitivinícola? En el caso de la comarca de la DO Jumilla, esta se remonta a más de 5.000 años atrás. De vuelta al presente, este consejo regulador abarca una superficie de 28.200 hectáreas de viñedo inscritas y unas 45 bodegas. Considerada una de las tres denominaciones de origen multiprovinciales de España, Jumilla presume de cultivar una variedad autóctona, la Monastrell. Y de dar el gran salto, al pasar de una denominación granelista a embotellar el 80% del vino que genera.
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Otoño del año 2008. En la necrópolis del poblado ibérico de Coimbra del Barranco Ancho, en el Levante español, se descubren unos pendientes de oro, con forma de racimos de uva. El hallazgo, en la sepultura 207, aporta una serie de pistas sobre el portador de dichas joyas, con toda seguridad un guerrero ibérico, posiblemente también vitivinicultor. Un ornamento símbolo de distinción y/o linaje, cuya antigüedad se remonta al siglo IV a.c. Con el paso del tiempo, estas joyas se han convertido en algo más que vestigios de otras épocas. Gracias a la DO Jumilla representan también la imagen del premio del Certamen de Calidad de los Vinos de este consejo regulador. Igualmente, la dedicación a la vid en la comarca jumillana no se limita a este descubrimiento. En estas tierras, también han salido a la luz los restos de semillas de vitis vinifera más antiguos de todo el continente, cuya historia se remonta al 3.000 a.c. Estos y otros vestigios atestiguan que la historia vitivinícola de Jumilla data de 5.000 años atrás.

En estas tierras han salido a la luz los restos de semillas de vitis vinifera más antiguos de todo el continente, cuya historia se remonta al 3.000 a.c.

Una denominación de origen multiprovincial con variedad autóctona: la uva Monastrell

Jumilla está considerada una de las tres DO multiprovinciales del país. Esto es así porque abarca seis pueblos de Castilla La Mancha y uno de la Región de Murcia, el que le da nombre. Su zona de producción la delimitan, por un lado, el extremo sureste de la provincia de Albacete, que incluye los municipios de Montealegre del Castillo, Fuentealamo, Ontur, Hellín, Albatana y Tabarra; por el otro, el norte de la provincia de Murcia, con la localidad de Jumilla. Una zona que se caracteriza por valles de gran extensión y planicies surcadas por montañas, cuyas altitudes varían entre los 320 y 900 metros sobre el nivel del mar. Cerca de 28.200 hectáreas delimitan dicha área de cultivo, con un 47% en la provincia de Murcia y el resto en la de Albacete.

Amplios valles caracterizan las 28.200 hectáreas de cultivo vinícola de la DO Jumilla

Amplios valles caracterizan las 28.200 hectáreas de cultivo vinícola de la DO Jumilla.


Por otra parte, Jumilla es uno de los CRDO de España que producen variedad autóctona. La Monastrell que se cultiva allí es la base del 90% de los caldos que elabora este consejo regulador y que está logrando invertir la historia reciente de esta zona productiva. Así es, el paso de tierra que cultiva vinos de alta graduación comercializados a granel a embotellar sus propios caldos, ha transformado esta denominación de origen, transición entre el litoral levantino mediterráneo y la meseta castellanomanchega. La Monastrell es una cepa de origen español, extendida por todo el litoral mediterráneo. En síntesis, es la tercera variedad más plantada en el país, acaparando el 8% de la superficie total dedicada a la vid. La cepa es de apariencia erguida, con sarmientos gruesos y cortos y entrenudos de longitud media y poco ramificados; la hoja se distingue por un limbo de forma pentagonal, con tres lóbulos marcados. Los racimos son pequeños o medianos, bastante compactos, y nacen a partir de la tercera yema. Las bayas son esféricas y de tamaño mediano de coloración azul-negro, piel gruesa con bastante pruina y rica en antocianos (pigmentos naturales responsables del color de los tintos). Al paladar, la pulpa de esta uva de la zona es muy carnosa, blanda, con baja cantidad de taninos. ¿Y cuáles son los motivos por los que esta variedad se planta en el 80% de los viñedos de esta zona? En primer lugar, las condiciones climáticas y orográficas de la superficie, han demostrado que esta uva es la que mejor se adapta a los terrenos áridos y soleados. En segundo lugar, la Monastrell es una variedad rústica, resistente a la sequía y que ansía una buena insolación. Además, posee una sensibilidad media-alta frente a determinadas plagas como el Mildiu y el Oidio, resiste muy bien otras plagas como la Excoriosis, la podredumbre gris y la polilla del racimo. La resistencia es altísima ante la presencia de Filoxera. Desde la DO Jumilla se regulan y protegen una serie de vinos elaborados, a base de diversas variedades: Monastrell, Cencibel (tempranillo), Garnacha, Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Garnacha Tintorera y Petit Verdot como tintas; Airén, Macabeo, Pedro Ximenez, Malvasia, Chardonnay, Sauvignon Blanc y Moscatel Menudo, en blancas.

La Monastrell se adapta bien a los terrenos áridos y soleados. Además, posee una sensibilidad media-alta frente al Mildiu y el Oidio y resiste muy bien la Excoriosis, la podredumbre gris y la polilla del racimo
 La Monastrell de Jumilla tolera la sequía y resiste muy bien buena parte de las plagas más dañinas de la vid...

La Monastrell de Jumilla tolera la sequía y resiste muy bien buena parte de las plagas más dañinas de la vid.

Pocas precipitaciones y temperaturas no uniformes durante la campaña

En la DO Jumilla operan unos 2.987 viticultores inscritos para una superficie de cultivo de 28.200 hectáreas. La zona es característica por sus suelos, básicamente, de tipo pardo-calizo, mollares (fáciles de romper) con costra caliza y pedregosos y porcentajes bajos de materia orgánica. A simple vista, la textura es principalmente limo-arenosa, de alta permeabilidad y buena aireación. Estas características, junto a los elevados contenidos en calcio, contribuyen a aumentar la actividad microbiana. Y con ello, la degradación rápida de la materia orgánica. Con predominio de los tonos claros y el escaso empardecimiento, estas plantaciones poseen además un pH moderadamente alcalino y salinidad baja.

Punto y aparte merece el clima de la zona, propia del tipo mediterráneo continental de carácter semiárido. Así pues, la escasez de lluvias durante toda la temporada, con un mínimo a lo largo del verano, es la nota predominante. En general, existe un gradiente de mayor a menor continentalidad en el sentido de norte a sur, o de noroeste a sudeste. Las precipitaciones se registran con dos máximos anuales en primavea y verano, siendo el índice pluviométrico medio de 280 mm/año. Como curiosidad, en ocasiones las precipitaciones producidas durante un mes superan los registros de años completos. Ello es sinónimo de las lluvias irregulares y, a veces, torrenciales sobre esta área de cultivo.

Respecto a las temperaturas, estas no son uniformes en todo el territorio. Factores como las variaciones de altitud, latitud, exposición a sotavento o barlovento de las cadenas montañosas, la cobertura vegetal del suelo, por nombrar algunos, dan pie a cambios acusados. Como media, la temperatura anual es de 16º C, aunque puede variar en 2-3º C, en función del lugar donde se cultive. A destacar las diferencias térmicas entre las máximas, que en verano pueden llegar a los 45º C y las mínimas, de hasta -10º C en pleno invierno. El periodo de heladas tiene lugar entre los meses de noviembre a marzo. El número de horas de sol al año es de 3.000, mientras que, de promedio, la humedad relativa anual es del 60,4 %.

Las variaciones de altitud, latitud, la exposición a sotavento o barlovento de las cadenas montañosas y la cobertura vegetal del suelo dan pie a cambios acusados de temperaturas
Elena Espinosa, ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, en el Certamen de Calidad de los Vinos de Jumilla del año 2007...
Elena Espinosa, ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, en el Certamen de Calidad de los Vinos de Jumilla del año 2007.

Tintos, rosados, blancos y dulces

A grandes rasgos, y si algo caracteriza a estos caldos es su destacable posición dentro del panorama vinícola español, siendo de los más premiados en concursos nacionales e internacionales. Sin ir más lejos, el CRDO de Jumilla organiza cada año el Certamen de Calidad de los Vinos de Jumilla. Hace 16 años, este concurso surgió con el propósito de incentivar a las bodegas en una nueva incursión hasta la fecha: el embotellado de sus vinos de calidad. En la actualidad, las muestras que se presentan a concurso se evalúan por un panel de 20 catadores pertenecientes a diversos ámbitos: asociaciones de enólogos, organizaciones agrarias, prensa especializada y miembros de distintas administraciones públicas relacionadas con esta denominación: Ministerio de Medio Ambiente Rural y Marino y Consejerías de Agricultura de la Región de Murcia y de Castilla La Mancha.

En la DO Jumilla se elaboran cuatro clases de vino: tintos, rosados, blancos y dulces. Los blancos se producen a base sobre todo de la variedad Airén, aunque últimamente toman relevancia los caldos que incorporan la Macabeo. Básicamente, son vinos limpios, brillantes, en los que se aprecian tonalidades que oscilan del amarillo-verdoso al amarillo-pálido, con aromas afrutados y frescos. En boca, son blancos, ligeros y equilibrados. Los rosados se consiguen, principalmente, a partir de la variedad Monastrell, por estrujado de estas y cortas maceraciones de pulpa y hollejo. En general, son caldos brillantes y limpios, de tonos atractivos dentro de la gama de los rosas, frambuesa y cereza, con matices morados. Destacan sus cualidades aromáticas elegantes, con reminiscencias frutales y florales propios de la variedad de la zona. Al paladar, resultan carnosos, sabrosos y frescos, de amplia percepción retrosanal.

Cata de vinos candidatos a formar parte de la DO Jumilla
Cata de vinos candidatos a formar parte de la DO Jumilla.

Respecto a los tintos, la Monastrell autóctona domina estos caldos que se complementan a la vez con otras variedades como Merlot, Syrah, Cabernet Sauvignon y Cencibel. De estos vinos, sobre todo los jóvenes, resaltan su expresividad en nariz, sus pinceladas frutales que recuerdan a frutos negros, maduros, a cerezas, fresas o grosellas). De color fuerte, básicamente rojo púrpura intenso con ribetes morados. En boca, ofrecen cuerpo y fuerza, con taninos vivos y resistentes. Especialmente, los vinos de crianza, aparte de la elegancia de la madera, se aprecian sabrosos, carnosos, aromáticos y complejos. Por último, los caldos catalogados de dulces son vinos tradicionales de calidad, todavía vigentes, y con un futuro prometedor por delante.

Una denominación de origen en marcha desde el año 1.966

De manera oficial, la Denominación de Origen Jumilla se creó en 1966, aunque su Reglamento fue aprobado por Orden de 10 de noviembre de 1.995 y posteriormente modificado por la Orden de 11 de octubre de 1996, 18 de abril de 2001, 5 de junio de 2003 y 24 de marzo de 2009. Bajo el amparo de este consejo regulador, el cultivo de la vid se lleva a cabo bajo los regímenes de cultivo extensivo e intensivo. El primero, con densidades de plantación comprendidas entre 1.600 cepas/ha como máximo y 1.100 cepas/ha como mínimo, y rendimientos máximos de 4.000 kg/ha en las variedades tintas y de 4.500 en las variedades blancas. El segundo, con densidades de plantación de 3.200 cepas/ha como máximo y 1.600 cepas/ha como mínimo y rendimientos máximos de 7.000 kg/ha en todas las variedades. Se permite un rendimiento máximo de 70 litros por cada 100 kilos de uva.

En la actualidad, el número de bodegas elaboradoras inscritas es de 45, mientras que el de embotelladoras se eleva a 40. A tener en cuenta, el esfuerzo de los diversos negocios bodegueros a la hora de modernizar y tecnificar sus instalaciones. Para ello, apuestan por la incorporación de depósitos de acero inoxidable, controles de temperatura de fermentación, prensas neumáticas y estrujadoras de rodillos, sin olvidar los respectivos controles de vendimias, seguimiento de madurez de los frutos y todo aquello que tenga relación con el cuidado de los viñedos.

La DO Jumilla incluye a 45 bodegas elaboradoras y 40 embotelladoras

La DO Jumilla incluye a 45 bodegas elaboradoras y 40 embotelladoras.

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