Cómo pueden ayudar las TI al sector sanitario en la lucha contra el COVID y otras pandemias

Si se compara con otras epidemias como el SARS o el Ebola, el COVID-19 ha encontrado un mundo más inteligente e innovador, pero no lo suficiente como para evitar un estallido a escala mundial. Una de las razones es la falta de preparación de las infraestructuras técnicas que dan soporte al sector sanitario, que impide una investigación colaborativa rápida y eficiente.

Si bien muchas entidades sanitarias en todo el mundo están bien preparadas y aprovechan las últimas tecnologías, la mayoría todavía cuenta con infraestructuras que no fueron diseñadas para soportar proyectos repentinos, urgentes y de alto nivel.

Tanto si se trata de un estudio para obtener información genérica, como si es una investigación específica sobre una determinada patología, lo que es seguro es que la base para su ejecución incluirá el uso de enormes cantidades de datos. Y ello requiere, como es lógico, replantear la infraestructura tecnológica sobre la que deben residir. Tomemos, por ejemplo, las pruebas de imágenes que se realizan cada día utilizando escáneres MRI: a medida que la innovación avanza en cuanto a la potencia de los dispositivos, también aumenta la resolución, y por tanto debe mejorar la capacidad del software de detección de modelos, lo que a su vez aumentará la demanda de la infraestructura de TI.

Ahora, sumemos a esto el resto de herramientas de gestión de imágenes que han evolucionado en los últimos años, las imágenes y los informes que se recopilan a diario sobre cada paciente, y tendremos ante nosotros un reto enorme: volúmenes de datos en continuo crecimiento, en una situación que no remite, sino que va a más.

Los centros médicos interesados en colaborar al más alto nivel deben tener en cuenta que el estudio de terapias innovadoras requerirá acceso a grandes volúmenes de datos y que una lentitud excesiva en el acceso a esta información puede tener un impacto negativo en un sector donde aquéllos que son más rápidos son los que primero llegan a la meta y obtienen los beneficios.

Eran Brown, Chief Technology Officer de Infinidat EMEA.

De todo lo dicho hasta ahora cabe concluir que existe un claro decalaje entre los procesos que utilizan muchas de las organizaciones sanitarias actuales y los requisitos necesarios para que una infraestructura sea capaz de soportar la escala de innovación requerida. Los institutos de investigación médica que entienden que esto es así se están ajustando ya para avanzar más rápidamente en la investigación, a través de procesos de cálculo y análisis a gran escala. La clave en todos estos procesos: la disponibilidad inmediata de los datos.

Por otro lado, con los modelos 'tradicionales', los centros sanitarios tendrán que ocuparse de la financiación de estas infraestructuras, lo cual es especialmente relevante en la sanidad pública. Por tanto, la opción típica es la autofinanciación, asumiendo el centro los costes y riesgos de la infraestructura, lo cual, obviamente, no es sencillo. Otra opción es trabajar con partners especializados que puedan asumir este riesgo, que conozcan los requisitos y que sepan cómo producir soluciones adecuadas, sin necesidad de que el centro sanitario pague por adelantado, sino que puede hacerlo en diferido, bien 'bajo demanda' o bien a través de fórmulas de 'pago por uso' mediante una sencilla cuota mensual.

Estos modelos de pago por uso, que llevan existiendo desde hace años, deberían formar la base de todas estas colaboraciones dentro del sector sanitario, para permitir que una nueva era, más receptiva e innovadora, aparezca y se imponga. Con los nuevos modelos de Capacity On Demand (COD), la infraestructura puede crecer en cuestión de segundos para permitir iniciar cualquier tipo de servicio, y el cliente pagar a medida que escala. De esta manera, la agilidad de la organización no está limitada por la infraestructura de datos.

Imagínense un hospital con este tipo de infraestructura que quiera contribuir a la investigación del COVID-19. Imaginen su capacidad para acelerar estos procesos de investigación, utilizando su infraestructura de TI los 365 días del año para ayudar a crear la próxima generación de medicamentos y vacunas, capaces de no solo mitigar esta pandemia, sino también de detener a aquellas que puedan llegar en el futuro.