McKinsey Global Institute detecta las principales líneas de desarrollo para ‘smart cities’

En el marco del Smart Cities Expo World Congress (SCEWC) celebrado entre el 13 y el 15 de noviembre en Barcelona, la consultora McKinsey & Company dio a conocer las conclusiones de su último estudio sobre las ciudades del futuro, hecho público en junio de este año.

El documento -titulado ‘Smart Cities: Soluciones digitales para un futuro más habitable’, y presentado en el salón barcelonés por Antonio de Gregorio, socio de McKinsey & Company- analiza decenas de aplicaciones tecnológicas que permiten lograr el principal objetivo de las ciudades inteligentes: colocar a los ciudadanos como referencia de las políticas municipales.

Fuentes de la consultora remarcan que hay que” utilizar la tecnología y los datos para tomar decisiones más acertadas y brindar una mayor calidad de vida”. De esta manera, según se recoge en el informe, la tecnología “servirá para mejorar el día a día de los habitantes urbanos en ámbitos como la seguridad, la salud, el medio ambiente o el tiempo de transporte de un punto a otro. Con las políticas adecuadas, algunos de estos indicadores podrían mejorar hasta un 30%.”

Tres son los factores clave para que la expansión de la ‘inteligencia digital’ mejore la calidad de vida de los ciudadanos. Por un lado, las concentraciones urbanas deben” contar con una masa crítica de tecnología, como smartphones y conexión de alta velocidad” para que las aplicaciones desarrolladas puedan absorber y tratar los datos generados y transmitirlos como una información de valor para los ciudadanos.

El segundo factor es la generación de aplicaciones que sirvan para integrar todos estos datos. En la actualidad existen aplicaciones móviles relacionadas con ámbitos tan dispares como la seguridad, la movilidad, la energía, los residuos o el agua. Por último, el tercer factor hace referencia a la usabilidad de esas aplicaciones. En este sentido, “es clave que los ciudadanos interactúen con estas herramientas para poder generar información que, a su vez, permitan a sus vecinos tomar mejores decisiones en su día a día.”

“Convertirse en una ‘smart city’ no es un objetivo, sino el medio para un fin, materializado en responder mejor a las necesidades de los residentes de las ciudades. En esta evolución, la colaboración público-privada adquiere una gran relevancia. “Aunque las políticas formen parte del sector público de manera natural, el 60% de la inversión inicial podría venir de capital privado, de manera que los organismos públicos puedan centrarse en el desarrollo de esas políticas”, apuntó De Gregorio.

Los resultados del estudio indican que, en 2025 las urbes que desarrollen soluciones inteligentes de movilidad podrían recortar los tiempos de transporte entre un 15% o un 20%. Así, en grandes ciudades con una red de transporte eficiente los ciudadanos podrían ahorrar unos 15 minutos de su tiempo al día, mientras que, en ciudades con mayores densidades de tráfico, cada habitante podría disfrutar de hasta 30 minutos más al día.

Por otra parte, el desarrollo de la inteligencia digital podría suponer que delitos como el robo de vehículos, el hurto o el asalto disminuyan entre un 30% y un 40%. De esta forma, los accidentes mortales provocados por incendios, accidentes de tráfico u homicidios podrían descender entre un 8% y un 10%.

De igual forma, la implementación de tecnologías que mejoren la eficiencia de la red de abastecimiento de aguas facilitaría el ahorro de entre 25 y 80 litros de agua diarios por persona. En este sentido, el uso de la tecnología podría incrementar la eficiencia del gasto energético o del uso del terreno disponible para la construcción de viviendas. Con unas políticas adecuadas, un ciudadano medio podría ahorrar hasta el 3% en gastos anuales.

El estudio analizó también la implantación de las tecnologías ‘smart’ en cincuenta metrópolis de todo el mundo. “A pesar de que, en las zonas urbanas más ricas, la integración digital está más avanzada, a todas ellas les queda un largo camino por recorrer para poder maximizar las ventajas que la tecnología ofrece a la hora de mejorar las condiciones de vida de los urbanitas del siglo XXI.”