En una jornada organizada por Fundación Fuego en el marco de Sicur 2020
La protección del patrimonio histórico y cultural de España
El incendio de la Catedral de Notre Dame provocó una gran alarma social y ha generado un intenso debate en torno a las condiciones actuales de nuestro patrimonio histórico y cultural. ¿Están preparados nuestros edificios patrimoniales en materia de protección contra incendios? ¿En qué situación se encuentra la ley en este sentido? Estas son algunas de las cuestiones que fueron abordadas en la jornada que organizó la Fundación Fuego en el marco de Sicur bajo el título ‘La Protección del Patrimonio Histórico y Cultural de España: una visión después del incendio de la Catedral de Notre Dame’.
El presidente de la Fundación Fuego y jefe de Bomberos y Protección Civil del Ayuntamiento de Cuenca, Pablo Muñoz del Olmo, dio comienzo a la jornada presentando un “exhaustivo informe” del incendio de Notre Dame, desde su origen, pasando por los factores que complicaron la extinción -como los elementos constructivos y la arquitectura empleada-, hasta llegar a los trabajos actuales de estabilización de la Catedral.
En primera instancia, Muñoz del Olmo hizo alusión a los aspectos socio-económicos de Notre Dame destacando que “la Catedral recibe 13 millones de visitas al año, convirtiéndose así en uno de los monumentos más visitados. Esto supone 30.000 euros al día en ingresos, lo que se traduce en unas pérdidas de ingresos por turismo de 110 millones de euros en un año”.
Notre Dame, a examen: causas y consecuencias
Tras aclarar que “los bomberos han sido bastante herméticos en cuanto a los datos”, el presidente de la Fundación Fuego analizó la construcción y arquitectura de Notre Dame señalando que “es una construcción de planta de cruz latina de gran volumen, con una superficie construida de 5.500 metros cuadrados, una longitud de 127 metros y una anchura de 48 metros. De entre las cinco naves, destaca la nave principal, con una longitud de 60 metros, contando con un transepto, y un ancho de 14 metros”.
En cuanto a los materiales de construcción, principalmente son piedra y madera de roble. “Cuando hicieron la nave principal, la cubierta tiene una estructura de madera de roble. Se trata de una madera ‘dura’ que resiste mucho al fuego y ellos pensaron que nunca podría arder”, aseguró el experto destacando al mismo tiempo que, entre la cubierta de madera y las bóvedas, se coloca una losa de piedra que hace de compartimentación de la cubierta con el interior de las naves, con lo que “es muy importante ya que es lo que va a sostener la Catedral tras el incendio”. Asimismo, y en cuanto a las bóvedas de crucería, la altura máxima de la nave principal son 43 metros, estando el cerramiento de la bóveda gótica de la nave a 32 metros de altura. Según explicó, esta bóveda de crucería hace que las cargas se sustenten en puntos muy concretos como son los pilares. Son un total de 9 bóvedas de piedra nervadas las que forman el cielo de la nave central y 4 más en el transepto.
La estructura de la aguja era de vigas de madera y cubierta de plomo con un total de 750 toneladas de peso. En el interior se escondían tres campanas y las reliquias de San Denís y San Genevieve y parte de la corona de espinas. El bosque, continuó explicando Muñoz del Olmo, es el armazón de vigas que sostiene la cubierta de plomo, el cual está realizado con madera de roble de 1.300 árboles y equivale a 21 ha de bosque. Hay un total de 37 capillas que rodean la nave y donde descansan los restos de nobles y ricos. Un total de 380 escalones separan el suelo de la cima de la torre y las gárgolas actúan como conductos del desagüe del tejado. “Las torres (norte y sur), junto con las campanas, tiene mucho peso. Emmanuel es la campana más antigua y grande con 262 cm de diámetro y 13,2 toneladas de peso”
Posibles causas
El fuego se inicia, señaló el presidente de la Fundación Fuego, cerca de la aguja o capitel y los investigadores barajan tres posibles causas:
- Revelan diversas irregularidades con la instalación eléctrica, en concreto, en el tendido para alimentar un juego de campanas que se encontraba en la aguja y otro bajo la misma y que recorrería el envigado de madera de la Catedral.
- Los obreros que trabajaban en la restauración de la aguja del templo reconocieron a los investigadores que, en incumplimiento de las consignas de seguridad, fumaban en los andamios.
- Los investigadores de la Policía francesa creen que el incendio comenzó justo debajo de la aguja del tejado y están analizando los montacargas de las obras de reparación como posible origen del fuego.
Pablo Muñoz del Olmo mostró un vídeo de cómo accedieron a la estructura de la cubierta, situada a 40 metros de altura, y comentó que “no tenían ningún sistema de agua, con lo que el teatro de operaciones era muy complicado”. En esta línea recordó que “cuando se hacen obras de mantenimiento se baja la guardia y realmente es cuando más se requiere la atención ya que el incendio fue por un descuido”
El incendio, minuto a minuto
A las 18.20 h. sonó la primera alarma, cuando un vigilante de seguridad verificó la alerta, sin encontrar nada.
A las 18:26 h. el vigilante de seguridad se dirigió al ático de un pequeño edificio adyacente: la sacristía. En lugar de llamar al departamento de bomberos, el empleado de seguridad llamó al jefe, pero no lo contactó.
A las 18:43 h. sonó una segunda alarma. El gerente devolvió la llamada y finalmente descifró el error. Llamó al vigilante de seguridad y le dijo “abandona la sacristía y corre hacia el ático principal”.
A las 18:51 h. se produjo la llamada a los bomberos, que se desplazaron con 8 dotaciones.
A las 18:58 h. llegan las primeras dotaciones de bomberos para atajar las llamas, pero constatan la dificultad de alcanzar los casi 50 metros de altura donde estas se originaron.
A las 19:10 h. los bomberos piden refuerzos por la importancia del incendio y la falta de agua.
A las 19:30 h. las llamas se propagan sin control a lo largo y ancho de la cubierta de más de 110 metros de largo. Sobre la cubierta descansa un techo de 1.326 láminas de 5 mm de espesor que pesa 210 toneladas.
A las 19:53 h. la flecha de la catedral se derrumbó quemada por el fuego. La flecha de 750 toneladas de la catedral forjada de roble y plomo pesados se había derrumbado. El impacto fue tan poderoso que cerró de golpe todas las puertas de la Catedral. Los restos de la flecha rompieron varias bóvedas de piedra de la nave.
Tal y como apuntó Pablo Muñoz del Olmo, los bomberos se encontraban detrás de una pared cuando una bola de fuego atravesó el ático que, probablemente, los salvó. Igualmente, los responsables que supervisaban la operación llamaron a todos los bomberos que estaban en el interior para abandonar el lugar por el posible hundimiento de las bóvedas, es decir, recibieron la orden de salir del interior de la Catedral.
El robot que se empleó para apagar y bajar la temperatura dentro de la nave fue el robot Colossus, una máquina rodante de 500 kg accionada de forma remota por los bomberos, capaz de acercarse a las áreas quemadas donde la temperatura a veces alcanza de los 600 a 800 grados.
Por otra parte, continuó explicando, los trabajos de extinción del fuego han conllevado otros problemas que podrían retrasar aún más el inicio de las labores de restauración: la estructura de la Catedral de París es de piedra caliza, muy porosa y maleable, pero que absorbe mucha agua con lo que habrá que esperar muchas semanas, incluso meses, para que la piedra recupere su consistencia y evapore el líquido elemento. Por su parte, el agua que se aplica para sofocar el fuego, también puede ser dañina por el mismo motivo: la piedra podría absorber ese peso extra y aumentar el peligro de desplome.
Tras hablar de los recursos empleados, extraídos de la página oficial de Bomberos de París, el presidente de la Fundación Fuego y jefe de Bomberos y Protección Civil del Ayuntamiento de Cuenca también hizo unas breves reflexiones sobre el empleo del helicóptero y su efectividad, siendo los posibles riesgos y desventajas las siguientes:
- Efecto desestabilizador de la descarga.
- Problemas de temperaturas, humos que dificultan la visibilidad.
- Riesgo de sobrevalorar la zona poblada a baja altura junto a las reticencias de los propios pilotos.
- La eficacia de edificios con cubiertas sin colapsar disminuye notablemente.
- El inconveniente de paralizar los trabajos de contención por el efecto de las descargas.
- En cuanto a los factores puntuales que retardaron y complicaron la extinción, enumeró los siguientes:
- La tardía activación de los bomberos.
- La combustibilidad de los materiales: la madera de roble. El fuego aceleró rápidamente el proceso de descomposición al estar muy seca.
- El deslizamiento del plomo en combustión derivado de la cubierta.
- La intercomunicación del edificio a través de los espacios existentes entre la cubierta y la bóveda.
- La imposibilidad de acceder al fuego confinado que avanzaba rápidamente.
- La gran altura del edificio: el ático se encuentra a una altura de 45 metros.
- La falta de medidas de protección pasiva aceleró la propagación del incendio por la cubierta.
Dificultades operativas
En lo referente a las dificultades operativas, Muñoz del Olmo hizo alusión a las dificultades de acceso generalizado al interior del edificio por la complejidad de la estructura y su riesgo de colapso permanente. Asimismo, aseguró que “apagar el fuego fue complicado para los bomberos ya que los caudales de agua de las mangueras no podían llegar a lo más alto y las escaleras angostas dificultaban el acceso a los bomberos”. También se refirió a las dificultades de abastecimiento de agua (el dispositivo fue alimentado desde el Sena enchufándolo en el barco), a la presencia de viento en la parte alta del edificio, que constituyó un factor desfavorable al prender fuego a los campanarios, y a las cubiertas sin compartimentar.
Criterios de éxito
Entre los factores de éxito, se encuentran los siguientes:
- Rápida capacidad de concentración de muchos medios de lucha contra incendio (relacionado con la organización).
- Robustez de la cadena de mando del BSPP (vinculado al estado militar del BSPP) y despliegue de una PC GTIA Táctica (combinado de combate) que agrega todos los servicios públicos y técnicos.
- Capacidad de respuesta y agilidad del personal atacante.
- Uso de medios tecnológicos (robot de extinción).
- Protección médica del personal ‘en combate’ de alto nivel (médicos de emergencia BSPP de la Dirección Central del Servicio de Salud de las Fuerzas Armadas).
- Una rápida movilización de técnicos de gran experiencia.
- Trabajos de estabilización estructural de urgencia.
Tras hablar de las obras y reliquias rescatadas (entre las que se encuentran la valiosa Corona de Espinas, un fragmento de la cruz del calvario, un clavo de crucifixión, la Túnica de San Luis, el gran órgano construido en el siglo XV, los cuadros conocidos como ‘Mays’, los lienzos pintados por Charles Le Brun o Jaques Blanchard o las vidrieras) y de la evacuación de los bienes culturales de Notre Dame que fueron rescatados por los bomberos y llevados al Ayuntamiento de París, en primera instancia, y al Museo del Louvre a posteriori, el experto habló de los trabajos de estabilización estructural de urgencia asegurando que “una vez sofocado el incendio, la siguiente fase es monitorear este edificio debilitado, pero de pie, para facilitar el trabajo de los arquitectos y continuar la evacuación de las obras que aún se encuentran en las capillas laterales”. En resumen, estos son los seis pasos del rescate:
- Colocación de lonas en las cubiertas.
- Los aguilones: desmontaje de esculturas.
- El suelo de la cubierta.
- Las vidrieras.
- El apuntalamiento de arcos arbotantes
- Los andamios.
Conclusiones
Como principales conclusiones, Pablo Muñoz del Olmo señaló que:
- La primera hora se definió por ese error crítico inicial en la tardía activación de los Bomberos.
- La segunda hora estuvo dominada por un sentimiento de impotencia.
- Combustibilidad de los materiales: el fuego aceleró rápidamente por el deslizamiento del plomo en combustión derivado de la cubierta.
- Imposibilidad de un ataque directo con alta presión debido al desarrollo del fuego y la dificultad de acceder a los bomberos.
- El sistema de detección de incendios por aspiración: un sistema tan complicado que cuando se le pidió que hiciera lo único que importaba (advertir disparar y decir dónde) produjo un mensaje casi indescifrable. No tenía contrato de mantenimiento.
- Las columnas secas de la Catedral eran una instalación pequeña para un incendio tan desarrollado. Una de las tuberías de las columnas secas necesarias para llevar agua a la parte superior de la catedral tenía una fuga, es decir, no estaban revisadas.
- El ático no tenía compartimentación para evitar la propagación de un incendio: habían sido rechazadas para preservar la red de vigas de madera históricas. Intercomunicación del edificio a través de los espacios existentes entre la cubierta y la bóveda.
- No se instalaron rociadores automáticos por el impacto estético que se producía en el ático.
- Evidencia de falta de información y preparación para el rescate de obras de arte, tanto por el personal de Bomberos como por el personal del propio edificio.
- Además, no contaban con un plan de salvaguarda.
“Estas conclusiones -admitió Muñoz del Olmo-, se pueden extrapolar a cualquier edificio del país o de Europa. Creo que en España estamos preparados frente a un suceso así. Este caso sólo ha sido un aviso de lo que puede pasar. En definitiva, el hecho de que Notre Dame siga en pie, se debe únicamente a los enormes riesgos asumidos por los bomberos”, sentenció.
Instrumentos y estrategias para la protección del patrimonio histórico y cultural
También participó en la jornada Ángel Luis Sousa, arquitecto y representante de la unidad de Apoyo de la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura y Deporte, para presentar los instrumentos y estrategias para la protección del patrimonio histórico y cultural desarrolladas desde el Ministerio de Cultura y Deporte.
Sousa comenzó afirmando que en 2015 se creó un Plan de Gestión de Patrimonio Cultural y, el más nuevo, es el Plan Nacional de Emergencias y Gestión de Riesgos en el Patrimonio Cultural (PNEGR), el cual “se concibe como una herramienta de coordinación para la gestión de los riesgos que pudieran afectar la integridad del patrimonio cultural y para dar una respuesta eficaz ante la ocurrencia de eventuales catástrofes con el objetivo de definir y poner en marcha las actuaciones de carácter preventivo y paliativo necesarias para la protección de los bienes culturales frente a la acción de fenómenos de origen natural o de origen antrópico, susceptibles de ocasionar daños inmediatos”.
Para su elaboración, según comentó el arquitecto, se creó una Comisión Técnica con expertos, cuyas líneas de actuación se basan en 4 pilares fundamentales:
- Elaboración de Programas de documentación e investigación.
- Elaboración de Programas de formación y difusión.
- Creación de Unidades de Emergencia en las CC AA especializadas en la protección y rescate del Patrimonio Cultural.
- Elaboración de Planes de Salvaguarda para Instituciones Culturales.
“A través del análisis de la situación real de cada institución frente a todos los posibles riesgos que le afecten -señaló Sousa-, el Plan de Salvaguarda desarrollará un conjunto de medidas para evitar o minimizar sus posibles efectos y definirá un catálogo de medios y actuaciones de respuesta inmediata, para afrontar cualquier situación de emergencia”.
En esta línea Sousa comentó que “en la próxima remodelación de la Ley de Patrimonio Cultural se prevé incluir alguno de los Planes de Salvaguarda” y para la elaboración de estos Planes, “las principales instituciones culturales como el Prado o el Reina Sofía, contactaron y los técnicos se centraron en la fase de implantación”. Es decir, se ha creado un Grupo de Trabajo para la implantación de los Planes de Salvaguarda de Bienes en Instituciones Culturales, así como 4 subgrupos de trabajo (Subgrupo de Pautas y Protocolos; Subgrupo de Recursos Compatibles; Subgrupo de Formación Específica y Subgrupo de Relaciones Bilaterales y Redes Colaborativas).
“Durante estas reuniones de trabajo se desarrollaron varios incendios como el de Notre Dame o el del Museo de Río de Janeiro, cuyas consecuencias fueron mucho peores que las de Notre Dame, ya que se perdió la mitad del patrimonio del país, pero tuvo mucha menos repercusión”.
Para concluir, Ángel Luis Sousa hizo alusión a las acciones emprendidas por el Ministerio de Cultura y Deporte como la Reunión Interministerial en torno a los Planes de Salvaguarda de Bienes en Instituciones Culturales ante emergencias, que tuvo lugar el 25 de abril de 2019; la Reunión Extraordinaria del Consejo de Patrimonio Histórico del 26 de abril de 2019; la Reunión de Ministros de Cultura Europeos en París del 3 de mayo de 2019 o la Jornada Informativo y Formativa sobre Planes de Salvaguarda para bienes en Instituciones Culturales del 23 de septiembre de 2019. Asimismo, se refirió al Proyecto Europeo ProCultHer, el cual establece una capacidad multinacional y multisectorial impulsada por el UCPM, para la salvaguardia del patrimonio cultural en caso de emergencia, basada en la definición de una metodología común europea, con procedimientos operativos estándar (SOP).
La Protección Contra Incendios del Patrimonio
Antonio Tortosa, vicepresidente de Tecnifuego y otro de los ponentes de la jornada, hizo hincapié en la “tremenda importancia” que tiene la protección contra incendios, sobre todo, en lo que respecta a la Protección del Patrimonio. “Una instalación que no esté en condiciones es muy susceptible de sufrir un incendio. Por ello es muy importante contar con profesionales ya que la protección del patrimonio cultural de un país requiere de un esfuerzo proporcional a su desarrollo y una parte muy importante de esta protección pasa por la protección contra incendios. Una garantía de protección es contar con verdaderos especialistas que conozcan tanto la reglamentación vigente como todas aquellas normas técnicas de aplicación”, señaló Tortosa.
Esta normativa a la que hizo referencia el vicepresidente de Tecnifuego es el RD 513/2017 Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios, el cual establece:
- Los requisitos que ha de cumplir una empresa instaladora y mantenedora de PCI para habilitarse
- Los requisitos que han de cumplir los medios humanos de las empresas instaladoras y mantenedoras: un técnico competente y un operario cualificado.
- Las tareas de mantenimiento las ha de llevar a cabo un operario cualificado, que además es el responsable de firmar las actas de mantenimiento.
En definitiva, en palabras de Antonio Tortosa, “no todo vale para el Patrimonio: hay que seleccionar a empresas y profesionales especialistas ya que el sector necesita especialización. En Tecnifuego se trabajó mucho en unas actas de mantenimiento y, precisamente en el mantenimiento, hay que buscar a profesionales, a empresas especialistas que cumplan los puntos del Reglamento de la especialización que tienen”.
Protección, intervención de bomberos y evacuación de ocupantes
Miguel Vidueira, director técnico del Grupo Cepreven, explicó que “la problemática para proteger un edificio histórico reside en las características de la edificación, en el valor patrimonial, que son recintos de pública concurrencia y la integración de la solución”.
También indicó que el análisis de riesgo es una evaluación realizada por profesionales que debe mantenerse actualizada y revisarse, al menos, manualmente para establecer una solución PCI acorde a la evaluación. En lo referente al salvamento de artículos de valor, “debe existir un registro fotográfico con la ubicación de los artículos, debe realizarse la categorización de cada artículo y debe preverse cómo se van a desplazar los artículos y a dónde en caso de emergencia”, tal y como afirmó Vidueira.
Las medidas de protección pueden ser básicas (prevención; orden y limpieza; mantenimiento; realizar termografías; evitar puntos de ignición; trabajos en caliente…) o avanzadas (instalaciones PCI). Dentro de estas últimas, comentó Vidueira, “hay que establecer las medidas de protección adecuadas según el riesgo y tipo de incendio esperable y hay que mantener un compromiso entre eficacia, estética y respeto al patrimonio”.
En lo que respecta a la intervención de los bomberos, debe asegurarse una “intervención efectiva” para lo que es necesario e imprescindible carreteras de acceso, suministro de agua y formación específica. En cuanto a la evacuación de ocupantes, las principales problemáticas son la gran densidad de ocupación, la deficiencia de rutas de evacuación y las dimensiones de elementos a veces insuficientes. Para ello es necesario aplicar una adecuación razonable y establecer métodos de Ingeniería de PCI.