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Las novedades de la Ley son un importante reto para las más de 2.000 empresas alimentarias españolas aprobadas por la FDA para exportar a EE UU

Ley FSMA de Estados Unidos: un paso adelante para la seguridad alimentaria mundial

Nina Jareño03/02/2017

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ha puesto en marcha su nueva regulación de inocuidad de la ley de Modernización de la Inocuidad de los Alimentos (FSMA), que se concentra en la prevención de problemas de inocuidad a lo largo de la cadena alimentaria. Por ello, Bureau Veritas presentó a los medios de comunicación los efectos de esta normativa sobre las empresas españolas que exportan sus productos a EE UU.

La gestión de la seguridad alimentaria, entendida como todas aquellas políticas y medidas de control que pretenden asegurar que los alimentos sean seguros para la salud, ha evolucionado a pasos agigantados en la última década. Existen varios estándares que actualmente se encuentran extendidos y reconocidos en Europa y a nivel mundial, y cada vez son más demandados por las principales corporaciones alimentarias y empresas de distribución.

En concreto, España ha dado un salto de calidad en la implantación y certificación de los esquemas de seguridad alimentaria más exigentes del mercado internacional. Más de 2.500 empresas alimentarias ya se encuentran certificadas, lo que supone un elemento de valor y competitividad en el mercado.

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Una de las normativas más importantes a nivel mundial es la Ley FSMA (Food Safety Modernisation Act), establecida por la FDA (Food and Drug Administration), que pone el foco en la gestión del riesgo frente a situaciones de alerta alimentaria y que es de obligado cumplimiento para sectores como el oleícola, hortofrutícola o el cárnico.

EE UU ocupa el sexto puesto en el ranking de destinos de las exportaciones españolas y en 2015, el valor de estas exportaciones alimentarias al país alcanzó los 1.361 millones de euros. Así, las novedades que trae esta Ley suponen un importante reto para las 2.000 empresas alimentarias españolas aprobadas por la FDA para exportar, además de una gran oportunidad para incrementar su competitividad en el mercado exterior.

Tal y como señala Carlos Enrique Pérez, director de Comunicación y Relaciones Institucionales de Bureau Veritas, “la tendencia en la mayoría de países es aumentar el control y las exigencias en normativas alimentarias, por lo que desde España debemos ponernos las pilas para no quedarnos atrás. Las empresas nacionales exportadoras deben modernizarse y adaptarse a la FSMA porqué es inmprescindible para ellas”.

Esquemas de certificación a lo largo de la cadena de suministro

Existen múltiples normativas que hacen referencia a varias partes o fases concretas de la cadena de suministro. Cada una de estas fases se enfrenta a retos especiales a los que debe dar solución.

  • Alimentación animal: Estar en conformidad con la reglamentación aplicable a la alimentación animal y a requisitos y sistemas de gestión y autocontrol añadidos exigidos por los mercados internacionales.
  • Producción primaria: Focalizados en calidad, seguridad alimentaria y pesca y agricultura sostenible para un mejor acceso al mercado nacional e internacional.
  • Procesado: Cumplir con los más altos referenciales de calidad y seguridad alimentaria conforme a los requisitos de los retailes y clientes de la cadena de suministro, así como mejorar la calidad y seguridad alimentaria en el sector del envase.
  • Logística: Demostrar el compromiso y la correcta ejecución de los procesos de autocontrol de seguridad alimentaria en la cadena logística.
  • Distribución: Reforzar la confianza del consumidor y asegurar que los proveedores son fiables en calidad y seguridad alimentaria.
  • Catering y restauración: Ayudar a mejorar en un amplio rango de retos exigidos por el mercado y por los consumidores, incluyendo calidad, seguridad alimentaria y calidad en el servicio.

“El mercado alimentario está muy salpicado por normativas privadas y generales, pero hay 3 ejes fundamentales sobre los cuales giran los esquemas de certificación actualmente: seguridad alimentaria y trazabilidad, producto y sostenibilidad”, señala Adrián Martínez, director de Desarrollo del mercado agroalimentario de Bureau Veritas en España y Portugal. “Los dos primeros ejes van más allá en cuanto a normativa y garantías de seguridad puesto que los esquemas de sostenibilidad se centran más en la producción responsable y sostenible”.

A la izquierda Carlos Enrique Pérez, director de Comunicación y Relaciones Institucionales, y Adrián Martínez...

A la izquierda Carlos Enrique Pérez, director de Comunicación y Relaciones Institucionales, y Adrián Martínez, director de Desarrollo del mercado agroalimentario de Bureau Veritas en España y Portugal.

Los sistemas de gestión de seguridad alimentaria más conocidos son la ISO 22000 –con alrededor de 900 empresas certificadas en España y 18.000 a nivel mundial– junto a la FSSC (Food Safety System Certification 22000) –227 empresas españolas y 12.480 a escala mundial–. En cuanto a certificación de proceso y producto, la BRC (Global Standard for Food Safety) del Reino Unido –1.439 empresas certificadas en España y 18.618 a nivel mundial– y la IFS (International Food Santdard) que afecta a Alemania, Francia, Italia y España –más de 2.155 empresas nacionales certificadas y 13.000 a nivel mundial– son las más predominantes en el mercado. En España, el MAPAMA trabaja desde 2014 en la Certificación de Trazabilidad y Sanidad Animal para la exportación a países terceros. “En vigor desde enero de 2016, la intención es establecerla en el mercado con el mismo nivel de exigencia que la BRC o la IFS”, indica Martínez.

“Aproximadamente el 10% de empresas españolas están certificadas por alguna normativa, lo que nos sitúa como uno de los principales países en número de empresas abaladas por normativas oficiales. Si bien es cierto que muchas empresas están doblemente certificadas por BRC e IFS, aquellas que cuentan con la ISO 22000, por norma general, no poseen ninguna otra certificación internacional. La ISO 22000 es una normativa más transversal que afecta a toda la cadena, por lo que muchas compañías la ven como una opción más interesante”, puntualiza Adrián Martínez.

El perfil de estas empresas es el de industrias o establecimientos con procesos de transformación de productos alimentarios que abarcan hasta 20 códigos distintos: suministradores de marcas privadas del distribuidor, proveedores de grandes grupos, exportadores y grandes corporaciones alimentarias. “Desde grandes corporaciones hasta pequeñas empresas de menos de 10 empleados se interesan por certificarse por el valor que esto les ofrece ante sus competidores”.

Los esquemas de certificación de producto pueden ser oficiales (DOPs, Producto Ecológico, IGP…) o privados. De éstos últimos encontramos una gran variedad en el mercado actual: un ejemplo de ello es la certificación ‘Libre de Gluten’ de la Federación de Asociaciones de Celíacos de España. En el marco de la sostenibilidad, encontramos ecoetiquetas como ‘Pesca Sostenible Certificada’, UTZ Certified sobre la producción de café y cacao o la RSPO sobre el aceite de palma: “El 50% de productos españoles transformados y envasados contienen aceite de palma, por lo que la certificación pretende garantizar su procedencia, sistema de producción y sostenibilidad”, expone Martínez.

¿Qué es la FSMA?

El mercado alimentario de Estados Unidos es uno de los mayores del mundo con unas cifras de negocio de más de 5 billones de dólares (5 veces superior a la del mercado de la Unión Europea). Al país norteamericano exportan más de 140.000 empresas internacionales certificadas oficialmente, de las cuales más de 2.000 son españolas. Por ello, la puesta en marcha de esta nueva Ley toma un carácter muy relevante para todo el sector.

Adrián Martínez explica a los medios las claves de la nueva Ley FSMA
Adrián Martínez explica a los medios las claves de la nueva Ley FSMA.

La FSMA (Food Safety Modernization Act) es una Ley sancionada por la Administración de Estados Unidos. En 2011 se empezaron a marcar las pautas y bases para incrementar el nivel de exigencia requerido tanto a exportadores como a la propia industria alimentaria norteamericana. Sus objetivos son mejorar la protección de la salud pública mediante el refuerzo de la seguridad en la cadena alimentaria, focalizándose más en la prevención de las incidencias que en la actuación frente a la aparición de alertas. Así, el alcance de esta normativa afecta tanto a alimentación humana como animal y, sobre todo, a la elaboración e importación de productos alimentarios.

Aunque se empezó a trabajar en esta normativa en 2011, en septiembre de 2016 se inició el plazo para solicitar la acreditación. La normativa afecta a todas aquellas empresas que fabriquen, manipulen, guarden, procesen, evasen y transporten alimentos y suplementos dietéticos, material de envasado y/o maquinarias para el procesamiento, envase/embalaje o materiales de contacto con los alimentos.

“Los paquetes de higiene de la UE de 2004 son las normativas más parecidas a la FSMA que tenemos en Europa. Sin embargo, la normativa estadounidense está mucho más evolucionada y permite que sea una empresa externa la que otorgue la certificación, no solamente la autoridad sanitaria oficial”, matiza Martínez.

Y las empresas, ¿qué deben hacer?

Las compañías que deseen certificarse deberán seguir ciertos pasos. El primero de ellos es preparar a uno de sus trabajadores mediante la formación ‘Preventive Control Rules’. Es decir, la Ley exige la aparición de una nueva figura: el Preventive Controls Qualified Individual (PCQI), que será el responsable de preparar e implementar el Plan de Inocuidad Alimentaria, además de gestionar correctamente los controles preventivos.

La formación para convertirse en PCQI solo la pueden impartir empresas seleccionadas por la FDA, como Bureau Veritas. “Se trata de un curso de 20 horas repartidas en 3 días elaborado por la FDA pero impartido por certificadores externos como nosotros. Desde septiembre del pasado año ya hemos realizado algunos cursos y las empresas que han participado se caracterizan por tener unas bases sólidas por lo que sólo han tenido que implantar algunas novedades”. No todas las empresas alimentarias están obligadas a realizar este curso. Entre otras, quedan exentas las granjas, los minoristas, los productos de pesca, zumos, suplementos dietéticos, bebidas alcohólicas o conservas de baja acidez.

El curso de formación cuenta con tres plazos para su realización, que dependen de la facturación y el número de empleados de la empresa solicitante: empresas pequeñas, septiembre de 2019; medianas, septiembre 2018; grandes, septiembre 2017. “A partir de 2019, quien no tenga la certificación se queda fuera del mercado alimentario estadounidense”, destaca Adrián Martínez.

Así, la formación es una de las 7 reglas en las que se basa la FSMA:

  • Controles preventivos para procesadores de alimentos.
  • Inocuidad de Frutas y Vegetales, dedicada a los agricultores.
  • Programas de verificación de proveedores extranjeros para la regulación de importadores.
  • Transporte higiénico de alimentos.
  • Adulteración intencionada de alimentos.
  • Controles preventivos de alimentos para consumo animal.
  • Organismos de certificación de terceras partes.

“El corazón de la seguridad alimentaria reside en tener implantado y fundamentado un buen plan APPCC. En España hay empresas que lo tienen un poco oxidado y la FSMA las obligará a reevaluarse”, sentencia el director de Desarrollo del mercado agroalimentario de Bureau Veritas. “Aquellas compañías que cuenten con certificación BRC o IFS ya cumplen con casi el 90% de requisitos establecidos por la FSMA”.

Empresas o entidades relacionadas

Bureau Veritas Iberia, S.L.

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