Gustavo Cosín Navalpotro, Director Técnico de Suntec
El proceso de bruñido, es capaz de importantes arranques de material y en tiempos increíbles. Como muestra, son posibles arranques de 0,5 mm en aceros tratados o metal duro, en 1 minuto.
Por lo general, en diámetros por debajo de 30 mm el bruñido es más rápido que la rectificadora de interiores. Además, el coste de la maquinaria es menor, y la maniobra de carga-descarga es muy rápida porque la pieza se autocentra sin manipulación.
Otra ventaja fundamental del bruñido es que genera una geometría casi perfecta con tolerancias de pocas milésimas.
El típico rallado cruzado forma una superficie de deslizamiento ideal que retiene y distribuye la lubricación formando un 'cojinete fluido' que reduce la fricción, las vibraciones y el ruido en los componentes bruñidos.
El efecto del abrasivo de bruñido sobre el material trabajado es delicado y poco agresivo. Múltiples y minúsculos puntos de corte, con poca penetración, provocan un arranque masivo de mínimas virutas. Como consecuencia, el material no se ve afectado en su estructura y conserva todas sus propiedades mecánicas. Otros procesos como torneados o rectificados, afectan a la capa superficial fracturándola, aplastándola o recalentándola. Esto provoca cambios en la estructura del material que pierde resistencia y/o dureza.
La última tecnología aplicada a la maquinaria de bruñido y a la fabricación de abrasivos, hacen del bruñido un proceso fiable, predecible y repetitivo ideal para producciones en serie. La imagen del bruñidor artesano retocando o repasando piezas unitarias quedó atrás.
En el momento actual, el principal enemigo del bruñido es el desconocimiento de sus posibilidades. Mi recomendación hacia aquellas empresas que mecanicen orificios interiores, es que se informen de la mano de expertos y actualicen su imagen del bruñido.