Alimentos inteligentes para consumidores desinformados

La nanotecnología tiene el potencial de mejorar los alimentos que comemos, haciendo que resulten más sabrosos, más sanos y más nutritivos. No obstante, apenas se sabe nada de cómo se comportan las nanopartículas en el cuerpo ni de qué clase de efectos tóxicos podrían tener. Al igual que en otros sectores, la nanotecnología promete revolucionar toda la cadena alimentaria –desde la producción hasta el procesamiento, almacenamiento y desarrollo de materiales innovadores, productos y aplicaciones–. Sin embargo, existe un limitado conocimiento de los efectos que sobre la salud humana pueden producir estas aplicaciones, por lo que se hace necesario establecer una serie de protocolos y normativas en torno a las implicaciones de seguridad alimentaria de esta tecnología.

A pesar de que las posibles aplicaciones de la nanotecnología son muy extensas, las aplicaciones actuales en el sector alimentario y agrícola son relativamente pocas, debido a que la ciencia en este campo se encuentra aún en un estado emergente. Sobre una oferta de más de 800 productos de consumo basados en nanotecnologías que están actualmente disponibles a nivel mundial, sólo alrededor del 10% son alimentos, bebidas y productos de envasado de alimentos. Sin embargo, los productos y aplicaciones derivados de la nanotecnología en estos sectores han ido en constante aumento en los últimos años, y se prevé que sigan creciendo rápidamente en el futuro. Muchos países han identificado el potencial de la nanotecnología en los sectores de la alimentación y la agricultura y están invirtiendo de manera significativa en sus aplicaciones en la producción de alimentos. Mientras tanto las organizaciones de consumidores, asociaciones médicas y el ecologismo militante presionan para que los legisladores garantizen la seguridad en todo este proceso.

En estos momentos es difícil identificar los nanoalimentos existentes en el mercado, principalmente porque los fabricantes son conscientes de la incertidumbre que hay en torno a esta tecnología y de como su uso puede asustar a los consumidores. Las empresas alimentarias no están dando a conocer sus investigaciones, los trabajos y estudios se desarrollan en secreto y existen desconocimiento sobre el riesgo real que pueden provocar los nanomateriales. Ya hace algunos años que se habla de los alimentos nanotecnológicos o nanoalimentos, éstos se han ido introduciendo en el mercado y las etiquetas de los productos alimentarios no especifican su presencia, información que los consumidores deberían conocer.

Para que los nanoalimentos puedan ser valorados y aceptados, es imperiosa una política de transparencia total en la que se impliquen todas las agencias de seguridad alimentaria, sería necesario crear un registro público online en el que se dieran a conocer todos los alimentos que se han desarrollado utilizando la nanotecnología. Además debería aplicarse la legislación correspondiente que exigiera la inclusión en las etiquetas de los productos la información sobre los nanomateriales empleados. Por otro lado las empresas deberían poner a disposición de las comisiones pertinentes la información detallada sobre cómo funcionan este tipo de materiales y cómo interactúan con el organismo.

La realidad es que es muy difícil controlar el comportamiento de las nanopartículas. Construir partículas, átomo a átomo, manipular la materia a nivel molecular, es penetrar en un mundo de total incertidumbre. Las propiedades de las partículas, como su toxicidad o su persistencia biológica, varían mucho con el tamaño y los conocimientos actuales sobre los efectos tóxicos de las nanopartículas son muy limitados. Por citar solo un ejemplo, Hermann Stamm, miembro de la European Food Safety Authority ha manifestado en más de una ocasión, sin que sobre eso haya una certeza absoluta, que debido a su pequeño tamaño, los nanomateriales pueden atravesar barreras como el epitelio del intestino e introducirse en el torrente sanguíneo y desde ahí alcanzar otros órganos secundarios y acumularse en ellos.

En cuanto a su producción y comercialización, los fabricantes se atienen a la directiva europea Reach que se aplica a los productos químicos que se producen en cantidad superiores a una tonelada al año. Dado el tamaño de las nanopartículas, semejante peso no se produce casi nunca. Tampoco existe un requisito de etiquetado, y sólo ahora el Parlamento Europea empieza a abordar esta cuestión y recientemente la Comisión Europea ha estado estudiando junto a la comunidad científica la posibilidad de regular todas aquellas aplicaciones nanotecnológicas relacionadas con la alimentación. En este sentido, algunos especialistas ya han apuntado que es complicado regular algo que todavía no ha generado ningún problema o riesgo y que a su vez regular algo desconocido sería como vetar la investigación y por tanto, las mejoras que se pueden lograr. En el otro extremo también se oyen voces que recuerdan como los transgénicos también se desarrollaron inicialmente para mejorar la calidad de los productos y la alimentación humana, y ahora son el centro de un debate que pone en cuestión la ética de la ciencia.

La nanotecnología aplicada al sector de la alimentación basa sus investigaciones en cuatro áreas de actuación muy concretas: el refuerzo y modificación de alimentos, la creación de alimentos interactivos, el diseño de envases inteligentes y la nanomodificación en semillas, fertilizantes y pesticidas.

Las empresas de nanotecnología están trabajando en la actualidad en procesos para fortalecer los alimentos a partir de nutrientes nanoencapsulados, mejorar su apariencia y su sabor, eliminar o neutralizar el contenido de grasa y azúcar y mejorar su consistencia en la boca. El fortalecimiento de los alimentos mejorando sus propiedades nutricionales con la inclusión de nanocápsulas “médicinalmente beneficiosas” permite, por citar algún ejemplo, la comercialización de galletas con chispas de chocolate que actúan beneficiosamente sobre la circulación arterial.

La alimentación 'inteligente' capaz de interactuar con los consumidores para 'personalizar' el color, sabor y nutrientes de un alimento en particular en el momento de ser consumido ya no es ningún sueño. Están ya en desarrollo productos como una bebida clara sin sabor aparente que contiene cientos de sabores incorporados en nanocápsulas latentes a la espera de ser activados por el consumidor o alimentos inteligentes capaces de liberar dosis de nutrientes adicionales cuando reconoce a consumidores que tienen necesidades dietéticas especiales, por ejemplo, las moléculas de calcio a las personas que sufren de osteoporosis.

Uno de los objetivos de la nanotecnología aplicada al sector de la alimentación es extender la vida útil de los alimentos y en este terreno el diseño del envase juega un papel crucial. Se están desarrollando ya envases inteligentes con nanosensores y activadores antimicrobianos incorporados capaces de detectar el deterioro de los alimentos y de liberar nanoantimicrobios para prolongar la vida útil de los alimentos, y por tanto su periodo de venta.

También se están desarrollando nanosensores incrustados en los alimentos, en forma de diminutos chips invisibles para el ojo humano, para utilizarlos como código de barras electrónico que permitan el seguimiento de los alimentos en todas sus fases (producción, transformación, distribución y consumo). No hay constancia de ninguna investigación que extienda este proceso de seguimiento hasta la última fase, la defecación.

La nanotecnología se utiliza también para modificar a través de la tecnología semillas, fertilizantes, y pesticidas. El desarrollo de la ingeniería atómica permite la reorganización del ADN de las semillas para producir plantas con propiedades diferentes, incluyendo el color, su estación de crecimiento, o su rendimiento. Los fertilizantes y pesticidas diseñados a partir de la nanotecnología permiten un control máximo del crecimiento vegetal gracias a la inclusión de nanosensores que actúan sobre parámetros como la presencia de nutrientes, humedad, plagas o enfermedades. ¿Ciencia ficción o realidad?. Según el Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (ETC) en un futuro presidido por la nanotecnología 'las granjas agrícolas serán una gran área de bioproducción que podrá ser controlada y administrada desde un ordenador portátil y los alimentos serán creados con esmero por los diseñadores genéticos que implantarán las sustancias que efectivamente aportan nutrientes al cuerpo'.

Ante este panorama hablar de inquietud como lo hace el titular de este artículo quizá sea un poco 'light'.