Del Z1 a la smartfood en menos de 80 años
Si aquél 1935 alguien le hubiera dicho a Konrad Zuse o a Alan Turin que apenas ochenta años más tarde podríamos vestirnos con sus máquinas probablemente le hubieran tachado de lunático. Y aunque no lo hacían muy a menudo, se habrían equivocado.
No solo hablamos de Google Glasses o iWatches. La tecnología smart está presente en casi todos los ámbitos de nuestra vida, y las aplicaciones que se le pueden dar son infinitas.
Las gafas de Google no son solo para turistas que recorren Berlín en busca de apasionantes historias de la II Guerra Mundial. Pueden serle también de mucha utilidad al soldador, por ejemplo, que sigue las instrucciones que lee delante de sus ojos para evitar quemaduras o accidentes.
Dice el CEO de Droiders (empresa desarrolladora de aplicaciones para dichas gafas) que con el auge de los wearables por fin «nos devolverán una mano que nos han quitado».
What color are your eyes? Por Marina Sancho
Además, ese soldador del que hablábamos antes puede ir protegido con smartextiles, como por ejemplo iComX, un tejido que puede integrar funciones para conectividad inalámbrica Bluetooth.
Hoy en día disponemos de muchos tipos de wearables, que podríamos clasificar, en función de su utilidad (en nuestro caso, laboral):
-Prendas de vestir (smartclothes): el mercado ofrece ya infinidad de prendas o complementos que pueden incorporar sensores del ritmo cardíaco, de la temperatura, sueño, etc. Por ejemplo, una camiseta antiinfartos, que consta de un sistema llamado Copcar capaz de hacer un seguimiento continuo a los pacientes con riesgo de paro cardíaco. La camiseta “inteligente” es capaz de detectar problemas cardíacos y avisar al 112, reduciendo así el tiempo de respuesta de estabilización. Esta tecnología podría resultar útil para trabajos en solitario, pudiéndose ampliar a la detección de muchos más riesgos de salud como insolaciones, bajadas o subidas de tensión…
Camiseta para prevenir infartos
En este apartado también podemos incluir pantalones y zapatillas inteligentes, que aunque han sido pensadas para facilitar la vida diaria a las personas con alguna discapacidad, podrían también servir de apoyo en muchas tareas. Los pantalones buscan reforzar las funciones de las piernas, como una especie de músculos adicionales (similar al exoesqueleto), y las zapatillas son capaces de guiar los pasos de su portador mediante una app del móvil y el GPS.
Por último, encontramos como complemento algo que a muchos de nosotros seguramente nos iría más que bien: el corrector de postura. Se trata de un complemento que, enganchado a nuestra espalda, emite una ligera vibración cuando detecta que estamos en mala posición.
-Pulseras y relojes (smartbands y smartwatches). Las pulseras y relojes como el iWatch son los wearables más de moda. De hecho, son un objeto muy común entre los deportistas, ya que ofrece funciones relacionadas con el ejercicio físico, consumo energético… Se trata de aparatos que son capaces de medir pulsaciones y hacer las mil maravillas con esa información, como detectar anomalías en el funcionamiento del corazón o la respiración. Estos aparatos podrían convertirse en detectores precoces de enfermedades laborales. Algunas empresas en EEUU están empezando a utilizar estos dispositivos para medir la salud física y emocional de sus trabajadores.
Por último, hemos encontrado el top de la smartfever, o lo que es lo mismo: comida inteligente o smartfood. En concreto, un smartplátano. Se trata de una idea que veremos por primera vez en la maratón de Tokyo. Dos de los corredores llevarán encima el plátano inteligente, que consta de una pantalla de LED y varios sensores integrados en la piel de la fruta.
Gracias a estos se podrá registrar el ritmo cardíaco del corredor, además de mostrar el tiempo total que lleva corriendo e incluso mensajes de apoyo recibidos por Twitter. Además, el dispositivo avisará a los participantes de que coman su ración de fruta cuando pasen por los puntos dispuestos por la ruta.
Por ahora se trata solo de una campaña de marketing, pero quizás en pocos años podamos disponer de una pantalla en los alimentos donde nos indique sus propiedades y que, además, disponga de interactividad para evaluar el estado de la comida.
Seguramente, ¡se ahorrarían muchas bajas por intoxicación o indigestión!
Aunque todavía les queda camino por recorrer, el mundo de los wearables tiene mucho potencial en cuanto a aplicaciones para la prevención de riesgos laborales. ¿Conocéis algún “smart” más?