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Minería artesanal y de pequeña escala (MAPE), infra-mundo laboral

Redacción Protección Laboral19/06/2017
La Minería Artesanal y de Pequeña Escala (MAPE) se refiere a las actividades informales llevadas a cabo utilizando poca tecnología y maquinaria, practicada por individuos, grupos o comunidades, usualmente de manera informal (ilegal) y en países en vías de desarrollo. Debido a la ambigüedad del concepto MAPE, es difícil estimar su magnitud y la cantidad de personas que trabaja en este sector, ya sea de manera permanente o estacional.

Tampoco existen estadísticas oficiales al respecto. En 1999, un estudio concluía que unos 13 millones de personas estaban trabajando directamente en la MAPE, y entre 80 y 100 millones de personas tenían sus medios de subsistencia vinculados a esta actividad.


La minería artesanal, asociada a la pobreza, hace un escaso uso de la tecnología y la maquinaria

Rasgos característicos de la minería informal


Pueden destacarse los siguientes:
-Uso mínimo de maquinaria y tecnología. La minería artesanal utiliza técnicas simples que requieren de un mayor esfuerzo físico de las personas.
-Baja productividad debido al uso de técnicas ineficientes y a que usualmente se realiza en pequeñas parcelas y en terrenos de superficie o creados por aluvión de materiales. Con el objeto de aumentar sus hallazgos, la minería artesanal suele repetir sus procesos de explotación sobre las mismas áreas.
-Falta de medidas de seguridad, de vigilancia de la salud y de protección del medio ambiente.
-Práctica estacional (por ejemplo, en momentos de poca actividad agrícola) o coyuntural (en respuesta al aumento del precio de los minerales).
-Explotación de depósitos marginales o pequeños.
-Carencia de capital.
-Trabajo intensivo, con bajos índices de recuperación.
Todo lo anterior se salda con la inseguridad económica y un grave impacto ambiental, además de los riesgos laborales que afrontan los trabajadores.
En muchos casos, dado que la minería artesanal queda fuera de todo marco regulador, los gobiernos no prestan ninguna atención a la actividad, lo que supone un agravamiento de los efectos higiénicos, ambientales y sociales.
Los expertos consideran que la problemática de la minería artesanal “debe abordarse de manera conjunta” y que “todo intento de introducir cambios –por ejemplo, reducir el impacto ambiental o eliminar gradualmente el trabajo infantil– debe ir acompañado de generación de conciencia y ofrecimientos de incentivos inmediatos”. En caso contrario, los millones de personas que viven de la explotación de este recurso prorrogarán situaciones que dejan una secuela de daños colaterales en su propia salud y la del medio ambiente, que abordamos seguidamente.
Mercurio, nocivo para la salud y el ecosistema
El mercurio (Hg) es insoluble en agua. Cuando aumenta su temperatura-por encima de los 40º C produce vapores tóxicos y corrosivos. Los efectos nocivos del mercurio están científicamente corroborados y, entre ellos, figuran graves daños neurológicos, además de causar malformación fetal cuando la víctima de la intoxicación es una mujer embarazada.
El mercurio puede ser inhalado y absorbido a través de la piel y las mucosas. La exposición puede dañar permanentemente los riñones, o el cerebro, pudiendo ocasionar irritabilidad, temblores, o alteraciones de visión, audición y la memoria. También está detrás de síndromes de tristeza, ansiedad, insomnio, temor, excesiva timidez, debilidad muscular, sueño agitado, susceptibilidad emocional, hiper-excitabilidad o depresión.
El mercurio es una amenaza al atacar los ecosistemas terrestre, atmosférico e hídrico, y concentrarse en el organismo de algunas especies (los túnidos, en el mar). En la biosfera, el mercurio –o cualquier sustancia tóxica y sus metabolitos- pueden persistir, causando un daño al medioambiente que conocemos por bio-magnificación. La eco-toxicidad desatada va así retro-alimentándose y suponiendo una seria amenaza para la vida en el planeta azul.

Riesgos laborales en la minería artesanal


Por lo general, los mineros artesanales trabajan en condiciones de riesgo (físico e higiénico). La OIT ha clasificado los principales riesgos para la salud, que son: exposición al polvo (silicosis), exposición al mercurio y otros productos químicos, los efectos del ruido y la vibración, los efectos de la ventilación deficiente (calor, humedad, falta de oxígeno), y los efectos del esfuerzo excesivo, espacio insuficiente para trabajar y equipo inadecuado.
·Mercurio
Uno de los mayores riesgos de la minería del oro es el uso del mercurio, que es extremadamente tóxico, de modo que la decantación del oro empleando mercurio se convierte en un proceso peligroso no sólo para los mineros, sino también para cualquier persona que se encuentre en las inmediaciones de las explotaciones mineras (o los lugares en los que se lleva a cabo el trabajo de depuración del oro).
Mercury Watch (Observatorio del Mercurio) enfatiza que las medidas de protección de los mineros “no existen debido a las exclusivas peculiaridades químicas del mercurio, que hacen que se adhiera al cabello, la piel y la ropa durante días, lo que produce niveles de exposición muy elevados”.
·Polución ambiental
La minería informal no se dedica exclusivamente a la explotación del oro, sino que extrae cualquier mineral, lo que determina los riesgos finales. Por ejemplo, durante la extracción y transporte de carbón se genera una diversidad de material particulado, cuya toxicidad depende del tamaño de las partículas y otros factores como su naturaleza química, presencia de trazas de metales/metaloides, entre los cuales son comunes el plomo, cadmio, níquel, mercurio y arsénico. Dependiendo de su tamaño, las partículas de carbón tienen la capacidad de quedar suspendidas en el aire y, en ocasiones, dispersarse en el ambiente, recorriendo grandes distancias. Esa polución ambiental puede ser inhalada por los humanos, que desarrollarán problemas respiratorios en función del contaminante y el tiempo de exposición.
Aunque la amenaza de la salud provocada por la actividad extractiva es similar para ambos sexos, puede haber peligros adicionales para las mujeres que participan en la minería artesanal, especialmente aquéllas que están en contacto con productos químicos nocivos para la salud reproductiva o la de los niños, particularmente en el período de lactancia. Los niños son particularmente vulnerables. Las explotaciones mineras informales también favorecen la proliferación de enfermedades transmitidas por el consumo de agua, como la malaria y la esquistosomiasis.
·Accidentes varios
Las causas más frecuentes de la siniestralidad en la minería artesanal son los desprendimientos de rocas, falta de ventilación, uso inapropiado de explosivos, falta de conocimiento y preparación, equipo obsoleto y con manutención deficiente. Los riesgos de los mineros artesanales pueden ser significativamente mayores que los de los mineros industriales. Ello se debe a la carencia de regulación de la actividad, que suele operar fuera del marco legal y al margen de las normativas vigentes en materia de seguridad y salud laboral.
Entre las asignaturas pendientes de la seguridad pueden citarse:
-Equipo de protección. Por falta de adecuación de los EPI o un uso inadecuado. Es obvio que los mineros artesanales son los encargados de su propia seguridad al elegir los equipos y las medidas pertinentes. Hay que tener en cuenta que en explotaciones modestas, que trabajan en un sistema de auto-subsistencia, los artículos más simples, como cascos, botas, guantes y mascarillas protectoras, representan una costosa inversión sin retorno inmediato, que no favorece su uso. Por otra parte, es frecuente el caso de mineros artesanales que incorporan equipo y técnicas mecanizadas sin adoptar las medidas de seguridad de acompañamiento que se requieren. Por tanto, quienes así actúan lo hacen con un serio desconocimiento de los riesgos que corren.
-Ausencia de información de retorno. Más grave que la infra-declaración, esta situación supone la interrupción del flujo de información de retorno hacia autoridades en seguridad laboral o gobiernos. Los mineros artesanales omiten librar información acerca de enfermedades o accidentes cuando temen la imposición de sanciones o intervenciones oficiales que afectarán sus medios de subsistencia.
-Precariedad existencial. En su mayoría, los explotadores de la minería artesanal son personas auto-explotadas que nutren el ‘ejército’ de pobres del mundo. Carecen por tanto de las medidas de salubridad adecuadas y acceso a la sanidad. Con frecuencia, las comunidades mineras artesanales se congregan en torno a un nuevo yacimiento o se establecen en campamentos improvisados, donde es obvio que la salubridad es deficiente. Ello favorece la aparición de enfermedades relacionadas con las malas condiciones higiénicas, creándose, además, un ambiente propicio para el arraigo del delito, la prostitución y enfermedades de transmisión sexual. En áreas remotas, los servicios sanitarios no sólo serán limitados, sino distantes de la mina o con un acceso difícil, especialmente en ciertas épocas del año. Por otra parte, los servicios de salud rurales suelen carecer de preparación específica para los problemas de los mineros artesanales, especialmente para la detección de cuadros de envenenamiento por mercurio y los tratamientos adecuados.
La publicación “Minería artesanal y en pequeña escala” (MMSD) ofrece una descripción realista de esta minería de infra-mundo que explicita la inadecuación flagrante de las condiciones de trabajo y el sufrimiento humano que ello provoca. “Muchas de estas ‘poblaciones marginales’ –cita MMSD- se desarrollan casualmente con poco o nada de planificación. Como resultado, las áreas destinadas al trabajo y viviendas a menudo se superponen. Por lo general, los mineros construyen casas en la entrada de la mina, por ejemplo, para proteger la propiedad. Una superposición similar es común en el comercio local: los almacenes venden abarrotes junto con productos químicos; y los restoranes pueden combinar la venta de comida con ‘servicios complementarios’ como compra y quema de amalgama. En algunas circunstancias, las viviendas pueden ser más peligrosas que las minas. En Perú, por ejemplo, donde la amalgama se puede quemar en cualquier parte, el envenenamiento con mercurio es mayor en las mujeres y niños que entre los hombres, que pasan gran parte del día en la única área no contaminada, la mina.
Aunque estos asentamientos pueden con el tiempo ser reconocidos como aldeas y pueblos regulares, y cumplen con los requisitos para acceder a servicios de salud e higiene públicas, esto requiere de años, o incluso décadas. Mientras tanto, toda una generación de niños habrá estado expuesta a múltiples amenazas para la salud, incluyendo la malaria, cólera, tuberculosis, esquistosomiasis y otras enfermedades parasitarias e infecciosas”.


El mercurio empleado para separar el oro de otros minerales e impurezas constituye un grave problema de salud laboral y ambiental

Aire contaminado


La sílice cristalina, que se encuentra en la arena, grava, arcilla, piedra, etc., se libera en la actividad minera, al actuar mecánicamente en los yacimientos. La totalidad de la fuerza laboral en la minería artesanal está expuesta regularmente al polvo de sílice cristalina, contaminante que no está incluido en la directiva de la UE sobre sustancias cancerígenas a pesar de que su efecto carcinogénico está ampliamente demostrado.
En contacto con la piel, el polvo silíceo provoca abrasión mecánica, daño a los ojos y lesiones oculares. Su inhalación puede causar irritación de la nariz, la garganta y las vías respiratorias. La exposición crónica a partículas de polvo inhalables (se depositan en los pulmones) puede producir silicosis, dolencia incluida en la lista de enfermedades profesionales (E. P.) en España. Cabe puntualizar que estudios recientes han llevado a la IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer) a clasificar el polvo de sílice como carcinogénico del grupo 1. De hecho, la sílice cristalina está considerada como el tercer agente carcinogénico más frecuente en el trabajo de entre los 139 cubiertos por el proyecto CAREX (CARcinogen EXposure).
·Humo de motores
La maquinaria (si es que se emplea) produce humos, cuyo residuo principal (motores diesel) es el hollín (60-80%), generándose mayor cantidad cuanto más incompleta es la combustión. El hollín está formado principalmente por micro-partículas que se inhalan fácilmente y se depositan en la parte baja de los pulmones, generando efectos nocivos para la salud.
Recientemente, la IARC ha clasificado los humos de escape de los motores diesel como carcinogénicos para humanos (grupo 1). Existe evidencia suficiente que asocia la exposición a micro-partículas de combustión diesel con un incremento del riesgo de cáncer de pulmón, y una evidencia más limitada que asocia la exposición a un incremento del cáncer de vejiga.
Los contaminantes depositados en los pulmones generan una reacción fisiológica de defensa: el tejido pulmonar envuelve o tiende a ‘encapsular’ las partículas, lo que suele desencadenar fibrosis o –aún peor- aparición de neoplasias y procesos carcinogénicos.

Impacto ambiental


La minería artesanal constituye un motivo de preocupación por los numerosos impactos ambientales que provoca, como:
-Contaminación por mercurio, cianuro, etc.
-Eliminación directa de relaves y efluentes en los ríos (ecotoxicidad).
-Peligros derivados de balsas de residuos mal construidas.
-Daños por erosión y deforestación (además de la destrucción del paisaje).
Parece obvio que los mineros artesanales o en pequeña escala tienden a provocar más daño al ambiente que los que trabajan en empresas mineras modernas, con un costo ambiental mayor por unidad de producción. El problema se ve agravado por la falta de conciencia (respeto medioambiental), especialmente con respecto a los impactos ambientales menos visibles o a largo plazo que provocan estas actividades. Cabe añadir la falta de información sobre los métodos disponibles para reducir los impactos y la falta de incentivos para efectuar cambios. Al tratarse, en muchas ocasiones, de actividades de subsistencia, los mineros artesanales sólo se ocupan de las cuestiones inmediatas, subestimando las consecuencias a largo plazo de su actividad. Por otra parte, no suele existir control o fiscalización de los gobiernos, bien porque las actividades están fuera de un marco regulador, o porque se ejercen en lugares remotos.
El impacto ambiental de la minería artesanal tiene mucho que ver con el mercurio, cuyo uso inadecuado se debe al desconocimiento del proceso, cuando no a una ignorancia sin paliativos. El mercurio se combina con el oro para formar una amalgama que es más densa que el material residual y puede ser separada por acción mecánica (un tamiz fino), térmica (aplicando calor para que se evapore el mercurio). Es un procedimiento barato, simple y rápido para los mineros informales que, suelen ignorar los graves efectos de la manipulación.
La minería artesanal del oro constituye por sí sola la mayor fuente de contaminación provocada en el mundo. Según un informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), esta actividad consumía en el año 2007 más de 800 toneladas de mercurio, generando emisiones del orden de 150 toneladas. Asimismo, se estima que esta minería informal produce entre el 20 y el 30% del oro del mundo, lo que supone entre 500 y 800 toneladas anuales. Las mismas fuentes aseguraban que “se calcula que en la minería artesanal del oro participan entre 10 y 15 millones de mineros, de los cuales 4,5 millones son mujeres y 1 millón son niños”.

Crece la contaminación por mercurio


Datos recientes de Naciones Unidas apuntan que las emisiones de mercurio están aumentando en algunos países en desarrollo. Las emisiones de mercurio de la minería artesanal del oro en Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú están entre las más elevadas del mundo, según un análisis de “Mercury Watch” (Observatorio del Mercurio). Mientras que este organismo fija un nivel máximo de emisiones comprendido entre las 50 y las 500 toneladas/año, existen indicios de que sólo las actividades de la minería informal del oro en Colombia emiten hasta 180 toneladas de mercurio anualmente.
El envenenamiento puede ser local, y afectar únicamente al suelo. Pero también puede infectar las aguas y distribuirse con ellas. Otra parte de la emisión, que se evapora fácilmente, pasará inextricablemente a la atmósfera, donde puede permanecer durante años, desplazándose con los vientos, para depositarse en otros lugares por efecto de las lluvias. Este problema hace que la eco-toxicología se convierta en una materia de interés mundial, por cuanto nadie escapa a los efectos de la contaminación
China es, con diferencia, el mayor emisor en lo que concierne a la minería del oro artesanal, cifrándose sus emisiones en 444,5 toneladas anuales. Sudán y Ghana figuran como los principales emisores de mercurio en África, con 60 y 70 toneladas, respectivamente.
Las peligrosas minas de carbón artesanales en China
Es puro instinto de supervivencia: cuando los mineros no cuentan con otra fuente de ingresos, no tienen más remedio que buscar formas para evadir los controles y seguir trabajando. La falta de éxito de los gobiernos para controlar las actividades de la minería informal se debe a que los marcos reguladores simplemente tienden a controlar, sin ofrecer beneficios obvios o incentivos para los mineros. El ejemplo de China es paradigmático. Sus minas de carbón en pequeña escala, que emplean aproximadamente 2,5 millones de personas, se encuentran entre las más peligrosas del mundo. Gunson & Yue Jiang advertían en 2001 que “las estadísticas oficiales señalan que alrededor de 6.000 personas mueren cada año –aunque probablemente existan más muertes en las operaciones ilegales, que aún no han sido notificadas.
En junio de 2001, el gobierno central emitió una Orden de Estado para cerrar todas las minas en pequeña escala de forma inmediata, estableciendo como causa las malas condiciones de salud y seguridad y la contaminación ambiental. De esta forma eliminaban la producción de carbón, que estaba socavando la viabilidad de las minas estatales de mayor envergadura.
El cierre de estas minas en áreas remotas sin proporcionar empleo alternativo generará graves dificultades y es muy poco probable que se lleve a efecto. Considerando la experiencia previa, el resultado más factible es que muchas de estas minas sigan operando, pero ahora de forma ilegal. En la provincia de Hunan, en la región central de China, por ejemplo, el gobierno ha cerrado algunas minas hasta veinte veces”.


La minería artesanal del carbón en China está entre las de mayor siniestralidad laboral en el mundo

Protección del medio ambiente


La inadecuación de las explotaciones mineras artesanales, junto a la falta de recursos técnicos, aboca a los mineros artesanales y en pequeña escala a usar técnicas de excavación y extracción que son nocivas para su propia salud y el ambiente.
El enfoque más realista del problema debe encaminarse a “crear conciencia de los riesgos y mostrar alternativas menos peligrosas que sean apropiadas a las circunstancias locales –sociales, culturales y económicas– y que permitan a las comunidades mineras estar bien informadas antes de elegir”, cita MMSD.
Las medidas preventivas pasan por informar a los mineros de los peligros que corren, y que afectan también a sus hijos y al medio ambiente en general. Con respecto al mercurio, deben incentivarse métodos para capturar el vapor del metal. “En Papua Nueva Guinea, el Departamento de Minería, con el apoyo de AusAid, comenzó un programa de difusión que incluye la demostración de formas más seguras para quemar la amalgama. Una opción consiste en usar tarros de pescado en conserva vacíos. Estos envases están disponibles y se los puede utilizar para reciclar el mercurio. Otra opción es introducir otras formas de extracción de oro que definitivamente no incorporen el mercurio. En Sudáfrica, el organismo de investigación tecnológica para los minerales dependiente del gobierno (Mintek) ha desarrollado el proceso Minotaur, que consiste en el tratamiento de minerales con procedimientos alternativos (ácido hidroclórico en presencia de hipoclorito de sodio). Este procedimiento, que permite obtener polvo de oro con un 99,5% de pureza, tiene la ventaja clave de evitar el uso de mercurio o cianuro, empleando un equipo simple”, afirma MMSD.
La contribución de los mineros es imprescindible: deben aprender a confiar en las nuevas tecnologías que, con ligeras contrapartidas iniciales, acabarán por arrojar beneficios económicos o de ahorro de tiempo en las actividades extractivas.
Asimismo, como las empresas mineras a gran escala, la minería artesanal debe imponerse la obligación de efectuar una Evaluación del Impacto Ambiental, desarrollando el correspondiente plan de gestión ambiental.

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