¿Qué es un Salaryman?

Los salaryman son ejecutivos japoneses de bajo rango que dedican toda su vida a una misma empresa. A primera vista y con los tiempos que corren, este concepto podría sonar hasta atractivo. Pero ojo: estos trabajadores no solo dedican a la empresa todos los años de su vida, sino que le dedican también todas las horas de su día, todo su tiempo libre… Toda su vida, literalmente.

En el país nipón se presupone que estos empleados deben estar tan agradecidos a la compañía que les contrata por brindarles una oportunidad que tienen que entregarse a ella en cuerpo y alma. Su tiempo de trabajo, su tiempo de ocio y su tiempo de descanso tienen dueño.

Este salary ha realizado un vídeo donde explica cómo es su día a día. De lunes a sábado, este joven japonés ha dormido un total de 35 horas, y ha trabajado 78 cobrando un salario medio de 1587€, -es decir, 5 euros la hora-, que es el salario que cobra, de media, un joven japonés.

Como decíamos, el trabajador en cuestión pertenecerá siempre a la misma compañía. Le guste o no. Si en algún momento este joven decidiera romper con sus padrinos, solo podría ir hacia abajo en cuestión de salario, garantías laborales y posición social. En Japón, si pierdes el trabajo, pierdes valor como ciudadano.

“Empieza temprano, termina temprano”

Este es el lema que abre la campaña que ha puesto en marcha el gobierno japonés para parar estas situaciones, que por desgracia acaban todas en un mismo punto: la muerte por exceso de trabajo.

Es cierto que las mentalidades empiezan a cambiar, pero todavía un 22,3% de los japoneses trabaja 50 o más horas por semana, mucho más que el 12,7% registrado en Gran Bretaña, el 11,3% de Estados Unidos o el 8,2% de Francia, según datos de la OCDE. Es por eso que las muertes por Karoshi no descienden.

Con más de dos mil suicidios al año vinculados al exceso de trabajo, y la mayoría de los empleados a tiempo completo tomando menos de la mitad de su derecho a vacaciones, el gobierno ha tomado medidas como prohibir a las empresas que paguen las horas extra a sus trabajadores.

Es, según dicen, una forma de incentivar que los empleados no se sientan culpables al dejar la oficina y se fomente la vida familiar y el ocio, fomentando también -según dicen-indirectamente la natalidad.

Actualmente, la legislación laboral japonesa fija un límite legal de 40 horas semanales para todas las profesiones, aunque los cargos directivos de las empresas y puestos de alta cualificación como investigadores o inversores financieros están exentos de este tope. El objetivo final, más allá de limitar las horas extra, está en cambiar mentalidades. En ver que la productividad no se relaciona con las horas que se pasen delante de un ordenador, y que la felicidad del empleado puede ser un incentivo mucho más potente que el cobro de horas extra.