Actualidad Info Actualidad

El miedo en el entorno laboral:Las emociones básicas nocivas como mecanismos facilitadores del malestar laboral

Redacción Protección Laboral20/06/2017

Miquel Àngel Serrat Julià, profesor de la Escola de Prevenció i Seguretat Integral (EPSI-UAB), aborda en este artículo el concepto de las emociones humanas y sus influencias en el entorno laboral. Entre las distintas emociones, la más básica es el miedo, fruto del instinto de supervivencia.
Sin embargo, el miedo puede convertirse en un problema. Nos lo recuerda Serrat Julià con sentencias de Joyce Meyer (“Las mentes negativas llenas de miedo y dudas producen vidas negativas que, en última instancia, pueden destruirte”; y Horacio (“Quien vive temeroso, nunca será libre”).


Las emociones manifiestan formas eficaces de adaptación a diversos cambios ambientales. Una de las características más destacables de las emociones es su carácter de transitoriedad, dándose en unos períodos cortos de tiempo, siendo casi instantánea su activación, así como la interrupción de la misma. Las emociones son inherentes al ser, no mueren nunca y tienen la capacidad de aparecer y desaparecer de forma súbita.
El concepto de “emoción básica o universal” fue fuente de discusión, durante mucho tiempo, entre los especialistas del tema. Uno de los ejemplos más significativos de esta fuente de desacuerdo fue la inclusión de una emoción muy concreta y conocida, la sorpresa. Para algunos estudiosos fue considerada como una emoción básica pero también es cuestionada, como tal, por otros tantos. La sorpresa no es el único ejemplo debatible de una emoción que aparece en las listas de emociones básicas. El interés, por ejemplo, también ha sido tratado como una emoción básica, por parte de algunos investigadores y no considerado, como tal, por otros.
Las emociones no pueden definirse como “básicas”, al no existir un criterio consensuado del significado de “emociones no básicas”. También otros autores discuten la existencia de emociones básicas a partir de las cuales se construyan todas las demás. Se puede comprobar que la divergencia de opinión sobre el número de emociones básicas se corresponde con la divergencia de opiniones acerca de su identidad. Una vez más, los desacuerdos en el significado y definición son amplios. Sucede lo mismo respecto a las clasificaciones que se han propuesto de los tipos de emociones. Se ha de tener en cuenta, que la misma emoción se etiqueta, a menudo, de diferente manera por unos investigadores y otros, principalmente si se refieren a las emociones surgidas en el entorno laboral.
Para unos, las emociones básicas, constituyen patrones individuales de conducta expresiva, estando cada una de ellas asociada a un patrón específico de activación fisiológico o a un sentimiento específico. Para otros, las emociones son reacciones ante acontecimientos ambientales, primordialmente de carácter social, además de ser consideradas variaciones del estado normal de las personas, tanto en su esfera interna como en la externa.



Clasificación básica de las emociones


Actualmente, la comunidad científica está de acuerdo en que los hallazgos de los psicólogos de la Universidad de California, Paul Ekman y Wallace V. Friesen, son los más acertados. Entre las emociones que Ekman clasificó en 1972 y 1977 como básicas o universales, se encuentran aquéllas que expresan la ira, la repugnancia, el miedo, la alegría, la tristeza y la sorpresa. Posteriormente, Ekman, amplió esta lista de emociones básicas incluyendo un rango más extenso de emociones, tanto positivas como negativas, de las cuales no todas están codificadas ni relacionadas con la acción de los músculos faciales, pero que complementan tal emoción. Entre esta lista de emociones ampliadas se encuentran la diversión, el desprecio o desdén, la complacencia o contento, el bochorno, el entusiasmo o excitación, la culpa, el orgullo, el alivio, la satisfacción, el placer sensorial, la vergüenza, la ira o rabia, la repugnancia, repulsa, asco o repulsión, el miedo o temor, la felicidad, la sorpresa y la tristeza.
Se puede afirmar que todas estas emociones están presentes, en mayor o menor grado, en el entorno laboral y en las relaciones entre personas trabajadoras de la organización. Por este motivo, abordaremos el estudio de las emociones que pueden afectar de forma más negativa al personal y perturbar más significativamente el preciado bienestar organizacional.
La vida laboral hace emerger en la persona emociones positivas como la alegría, la curiosidad, la estima; y emociones negativas, entre otras el odio, la ira y la desesperación. Entre las emociones básicas más nocivas para la empresa se encuentran los celos, la envidia, la ira, la tristeza, el miedo y la vergüenza. Todas estas emociones facilitan la alienación física de las personas trabajadoras, es decir, el absentismo (justificado o injustificado) y también la alienación mental del personal, durante su jornada laboral (“presentismo laboral”).
Las emociones, descuidadas y descontroladas en muchas ocasiones por los responsables empresariales, acaban afectando negativamente a las relaciones con los demás compañeros y enrareciendo el ambiente laboral.

El miedo en la empresa


El miedo, que puede surgir y desarrollarse en una empresa, representa también una de las emociones más hostiles que puede sufrir cualquier persona trabajadora. Se sabe que el miedo es inherente al ser humano, pero no puede serlo para una organización empresarial del siglo XXI. La emoción del miedo en el entorno personal y organizacional tiene principalmente una función adaptativa que ayuda al organismo a ajustarse a los cambios de su entorno y prepara al organismo para protegerse de algo o alguien. Respecto a las funciones que tiene el miedo para el individuo, el psicólogo de la Universidad de Columbia, Robert Plutchik, delimitó ocho: protección, destrucción, reproducción, reintegración, filiación, rechazo, exploración y orientación.
Hay que tener presente que una de las mayores fuentes de ansiedad y miedo de las personas trabajadoras es la creada por la incertidumbre de su futuro laboral, que caracteriza a toda relación laboral actual. Cuando esta emoción crea un sentimiento de incertidumbre en el contexto laboral, de una manera inmediata, el entorno de la persona se ve perturbado trasmitiendo la inseguridad y ansiedad que padece a las personas que le rodean, incluyendo compañeros y familia. La incertidumbre provoca también preocupación, lo que tiene consecuencias tanto en la salud física como en la salud mental de los trabajadores.

Función ambivalente del miedo

En la actualidad, la sociedad mira al futuro con inquietud, puesto que los lazos afectivos y sociales que unen a las personas son muy frágiles y se rompen con más facilidad. El peligro, también causa miedo. El miedo en el entorno laboral es una reacción emocional, opuesta al coraje, de la persona trabajadora a una fuente concreta de peligro, sea esta fuente tangible o no. El miedo, asesino silencioso para la organización empresarial, está directamente relacionado con los factores y los riesgos psicosociales presentes en la empresa. En muchas ocasiones, el miedo pasa desapercibido, pero sus efectos pueden ser psicológicamente devastadores para la persona que lo sufre. El miedo, además de mecanismo de supervivencia del cuerpo humano ante una reacción peligrosa o traumática, suele identificarse también como una aprehensión, temor, nerviosismo, inquietud o preocupación hacia una situación dolorosa, aun cuando esta situación no sea tangible o no se haya hecho efectiva.
El miedo es una respuesta a un estímulo claramente identificable, además de ser una emoción negativa que provoca niveles moderados de ansiedad, que pueden tener un efecto beneficioso para las personas trabajadoras al aumentar el nivel de atención y motivación, facilitando el desempeño del trabajo diario. Pero, cuando la ansiedad llega a sobrepasar los límites psíquicos que las personas pueden asumir, es cuando puede ocasionar un deterioro importante en la salud del personal. Es importante subrayar en este punto que los altos niveles de ansiedad y el estrés del personal están directamente relacionados con el absentismo laboral.

Fobias: las caras del miedo


En un contexto laboral psicológicamente nocivo se incrementan los casos de miedos y fobias al trabajo, como la llamada “ergofobia”. La particularidad de esta fobia es que las personas trabajadoras que la padecen, no habiendo perdido las ganas de trabajar, tienen verdadero pánico a presentarse a su lugar de trabajo. Principalmente, su temor se basa en su posible ineficiencia, en no actuar con eficacia ante los trabajos asignados o en el simple hecho de tener que relacionarse con las demás personas trabajadoras de su entorno laboral. En el mismo sentido, las personas trabajadoras que desarrollan su labor en ambientes laborales física, emocional y psicológicamente nocivos están afectadas por el riesgo de padecer psicopatologías como la “agliofobia”, que se define como la emoción persistente, anormal e injustificada de miedo ante la posibilidad de sentir dolor o sufrimiento físico o psicológico.
El personal, en general, siente ansiedad ante las interacciones con los mandos de la empresa y ante la evaluación que éstos pueden realizar de su desempeño. Otras fuentes de ansiedad y miedo, dentro de las organizaciones empresariales, están relacionadas con la autoridad y el poder de dirección que ejercen los mandos superiores. Entre ellas se pueden mencionar los miedos a fracasar en las tareas diarias, miedo a las represalias de superiores o compañeros de trabajo, miedo a ser sancionado, miedo a cometer fallos en la toma de decisiones críticas, miedo al éxito, miedo a los avances y a las nuevas tecnologías, miedo a los cambios organizacionales, miedo a comunicarse, etc. Si los empleados se sienten demasiado evaluados y observados por los líderes y por la organización, desarrollan una sensación de irritación. La interacción entre supervisores y personas empleadas, al igual que la regulación emocional que rige dicha interacción, puede generar estados de ánimo negativos en estos, al poder sentirse extremadamente presionados, controlados y estresados.



Miedo, resorte del fracaso


Las emociones negativas como el miedo llegan a amenazar, no sólo a las relaciones interpersonales, sino también a las relaciones de trabajo. Si la emoción que domina a un equipo es el miedo, la actitud de sus miembros será conflictiva, indisciplinada y de rechazo hacia las decisiones de la empresa y hacia la organización. Todo ello provocará en los integrantes del equipo sentimientos de ansiedad e ira. Igualmente, cuando un equipo tiene miedo no se siente libre para expresarse, sus miembros se tornan cautos y desconfiados lo que les produce indefensión e inseguridad. Así, no podrán desarrollar fielmente el proyecto asignado, puesto que será difícil que surja la creatividad, no se sentirán aptos para proponer ideas o responder a las tareas confiadas, lo que les conducirá a un intenso sentimiento de frustración. Tanto el miedo como la ansiedad provocan también sentimientos bruscos en las personas, que pueden provocar cambios fisiológicos, cognitivos y de conducta, alterando significativamente el desempeño laboral. Los líderes y las organizaciones empresariales que eviten o minimicen el miedo que puedan sentir las personas trabajadoras que forman parte de su personal, minimizarán la rotación de las mismas, las quejas, el malestar laboral general y, en consecuencia, el absentismo laboral.
Aquí queda bien reflejada la difícil tarea que tienen los líderes de mantener la motivación y la presión justa y adecuada al grupo y al personal a su cargo, sin sobrepasar los límites que pueden originar entornos laborales afectados por el miedo, la nocividad psico-física y el malestar laboral.

Suscríbase a nuestra Newsletter - Ver ejemplo

Contraseña

Marcar todos

Autorizo el envío de newsletters y avisos informativos personalizados de interempresas.net

Autorizo el envío de comunicaciones de terceros vía interempresas.net

He leído y acepto el Aviso Legal y la Política de Protección de Datos

Responsable: Interempresas Media, S.L.U. Finalidades: Suscripción a nuestra(s) newsletter(s). Gestión de cuenta de usuario. Envío de emails relacionados con la misma o relativos a intereses similares o asociados.Conservación: mientras dure la relación con Ud., o mientras sea necesario para llevar a cabo las finalidades especificadasCesión: Los datos pueden cederse a otras empresas del grupo por motivos de gestión interna.Derechos: Acceso, rectificación, oposición, supresión, portabilidad, limitación del tratatamiento y decisiones automatizadas: contacte con nuestro DPD. Si considera que el tratamiento no se ajusta a la normativa vigente, puede presentar reclamación ante la AEPD. Más información: Política de Protección de Datos

REVISTAS

NEWSLETTERS

  • Newsletter Protección Laboral

    23/04/2024

  • Newsletter Protección Laboral

    09/04/2024

ÚLTIMAS NOTICIAS

EMPRESAS DESTACADAS

OPINIÓN

OTRAS SECCIONES

SERVICIOS