Flexiseguridad: un análisis comparativo
Flexiseguridad
El término proviene de los Países Bajos, pero fueron sus vecinos daneses los que lo operativizaron, de tal forma que su modelo de flexiseguridad fue y sigue siendo la referencia para Europa.
Dicho modelo se define como una estrategia para modernizar el mercado laboral mediante dos vías que confluyen: la primera sería la flexibilidad tanto empresarial como de los trabajadores para responder a las necesidades de ambos. La segunda es la seguridad para los trabajadores que deben poder progresar en sus carreras profesionales, desarrollar sus competencias y recibir apoyo de los sistemas de seguridad social durante los periodos de inactividad.
Pese a que el modelo tiene pinceladas neoliberales, el Estado juega 8o debe jugar) un papel crucial en relación a las políticas de protección, y por lo tanto compensa la flexibilidad de despidos con la seguridad del trabajador, que no entrará en una espiral de paro y desfase formativo. Es precisamente el Estado el que le dará las herramientas para que se reincorpore de forma inmediata al mercado.
Flexiseguridad
Flexibilidad:
-En uno de los países con el mayor nivel de vida del mundo se despide a los trabajadores sin indemnización solo con un preaviso de tres meses.
-El 31% de la población cambia de empleo anualmente.
– La mayoría de los salarios en Dinamarca se negocian entre empresa y empleado y solo una parte mediante convenios colectivos.
Seguridad:
-Casi el 100% de trabajadores en paro se incorpora al mercado en dos meses.
-El subsidio por desempleo permite continuar con el nivel de vida de cuando el trabajador era activo.
-Formación continua gratuita y de calidad impulsada por el Estado.
Desde entonces el concepto se ha ido adaptando en las legislaciones de los países miembros, aunque no siempre de la misma manera. De hecho, y como siempre, España es uno de los modelos a no seguir.
España, un modelo flexinseguro
Cuando desde Europa se optó por recomendar este sistema, la crisis económica solo asomaba y, sin embargo, ya asustó a las organizaciones sindicales españolas. Comisiones Obreras apuntaba que la flexiseguridad en España facilitaría el despido sin que el segundo componente estableciera soluciones precisas, ya que nuestro Estado de Bienestar empezaba a verse seriamente afectado.
Si en 2007 ya se atisbaban los peligros de una política tan permisiva con los empleadores, en el 2012 se hacen realidad. La reforma laboral pudo adaptarse fácilmente a modelos de flexibilidad, pero no tanto a los de seguridad, elemento indispensable para que la ecuación resulte. Este modelo a medio camino entre la flexibilidad y la precarización nos ha llevado a afianzar ese 25% de paro y esa barrera formativa que hoy ya está solo al alcance de unos pocos.
Como publica El País, el ajuste salarial patrocinado por Bruselas empieza a dar sus frutos: dándose cuenta la Comisión Europea del craso error que se cometió con la implementación de dichos ajustes, hacen ahora un llamamiento al Gobierno para que regule las condiciones de los contratos temporales acercándolos a las de los indefinidos, ya que el índice de contratación temporal y despidos a bajo coste no han dejado de aumentar, contrariamente a lo que se pretendía con dichas medidas de flexibilización del mercado laboral.
Y para muestra, un botón: la flexiseguridad en datos
En Dinamarca trabajan bajo modelos de flexiseguridad desde hace prácticamente 15 años. Para empezar destaca su ínfima tasa de paro, cifra que ronda el 5%, frente al 25% de nuestro país.
El sueldo medio es de treinta mil euros anuales, con una presión fiscal que supera ligeramente el 30%. En España, el salario medio (que no mayoritario) se acerca a los 20.000 euros anuales con una presión fiscal del 25%. Eso se traduce en salarios netos de 21.000 y 15.000 respectivamente. Es curiosa la poca diferencia en presión fiscal y a la vez el abismo social que nos separa.
En Dinamarca, cualquier titulado universitario desempleado cobra una prestación de unos 4000 euros al mes. Los que no son titulados, 2500. Esta prestación por desempleo se puede mantener hasta 4 años, aunque la mayoría de los ciudadanos la requieren solo durante pocos meses, por la facilidad de incorporación al mercado laboral.
Un trabajador español con el sueldo mínimo cobra 7000 euros al año. Lo que equivale a la prestación por desempleo de 3 meses de un licenciado danés.
Nuestros titulados (y no titulados) parados disponen de una prestación por desempleo consistente en el 70% de su sueldo aunque hay un tope (unos 1500 euros). El período de cobertura por desempleo oscila de los seis meses a los dos años. Aunque obviamente el nivel de vida, y por lo tanto los precios son sustancialmente diferentes en España y en el norte de Europa, esta disparidad no compensa el abismo salarial y mucho menos el poder adquisitivo, mucho más elevado en Dinamarca u otros países nórdicos como Suecia.A pesar del impacto que producen estos datos estadísticos, hay que tener también en cuenta los factores externos e internos que pueden incidir en el funcionamiento (o no) de este tipo de medidas, por ejemplo la tan diferente cultura política de estos dos países, la cantidad de población, la inmigración o la trayectoria del Gobierno durante los últimos años.
Un indicador clave para medir la desigualdad teniendo en cuenta todos los factores es el Índice de Gini. Los valores oscilan entre 0 y 1, indicando este último desigualdad absoluta, y 0 igualdad total. La ONU establece un 0,4 como nivel de desigualdad alarmante. Para hacernos una idea, la Zona Euro se sitúa en el ranking en la posición 26, con un índice de desigualdad del 0,305. España se sitúa en 2012 con un índice de desigualdad del 0,350, ocupando el puesto 58. Dinamarca, por el contrario, tiene un índice de desigualdad del 0,281 y ocupa el puesto 17, muy por encima de la media europea.
Sin ir más lejos, hace pocas semanas, Jordi Évole se desplazó con el equipo de Salvados hasta Dinamarca para explicar en primera persona las ventajas e inconvenientes del sistema danés, entrevistar al presidente del Parlamento y de paso encuestar a los ciudadanos. La pregunta principal para estos últimos era si recordaban algún caso de corrupción, y las caras de sorpresa hablaban por sí solas. Las respuestas en España fueron muy diferentes.
Aunque parezca un tema diferente, todo está interconectado y en el caso español sería quizás un buen inicio para la implementación de la flexiseguridad el hecho de averiguar, de una vez por todas, donde están nuestros impuestos.