Workaholics: como identificar la adicción al trabajo
Paula Llull05/03/2014
Parece que socialmente no es detectada, pero la adicción al trabajo es igual o más destructiva que otras adicciones conocidas como el alcohol o el juego. Marisa Bosqued, psicóloga y autora de varios libros relacionados con el tema, consideran la siguiente sintomatología, dividida en tres subtipos.
La primera categoría se trata de sintomatología cognitiva, como ansiedad, irritabilidad, depresión, preocupación constante por el rendimiento, sensación de vacío emocional o la infravaloración de otros tipos de actividad distintos a la laboral.
Otra categoría, la fisiológica, engloba síntomas como el estrés, el insomnio y a largo plazo, la hipertensión y riesgo de infarto.
Finalmente, los síntomas comportamentales y que definitivamente permiten identificar al adicto son la necesidad compulsiva de realizar listas de cosas, anotar todo en la agenda, experimentar ansiedad cuando está disfrutando de momentos de ocio (por querer trabajar) y alejamiento de sus círculos sociales.
Este trastorno, aunque todo el mundo es susceptible de padecerlo, suele darse más en hombres de clase y edad media y que residen en ciudades o grandes pueblos. Las profesiones a las que más afecta este síndrome son los médicos, abogados, periodistas y ejecutivos de grandes multinacionales.
Para solucionar esta adicción, como cualquier otra, el primer paso es reconocerlo. Una vez superado este difícil momento, es hora de establecer medidas terapéuticas y psicológicas, así como también hablar con personas en la misma situación. El objetivo será volver a introducir el ocio y la vida social en los hábitos del afectado, aprendiendo a separar la vida del trabajo y establecer prioridades en cada momento.
Aún así, también existen algunas medidas preventivas para no caer en dicha adicción. La clave es ser totalmente consciente de que el trabajo es simplemente eso, trabajo. Que trabajamos para vivir, no vivimos para trabajar. El establecer prioridades, organizar un calendario de actividades y ser conscientes de que el trabajo nunca se acaba. Siempre habrá más, así que hay que saber poner un tope.
La primera categoría se trata de sintomatología cognitiva, como ansiedad, irritabilidad, depresión, preocupación constante por el rendimiento, sensación de vacío emocional o la infravaloración de otros tipos de actividad distintos a la laboral.
Otra categoría, la fisiológica, engloba síntomas como el estrés, el insomnio y a largo plazo, la hipertensión y riesgo de infarto.
Finalmente, los síntomas comportamentales y que definitivamente permiten identificar al adicto son la necesidad compulsiva de realizar listas de cosas, anotar todo en la agenda, experimentar ansiedad cuando está disfrutando de momentos de ocio (por querer trabajar) y alejamiento de sus círculos sociales.
Este trastorno, aunque todo el mundo es susceptible de padecerlo, suele darse más en hombres de clase y edad media y que residen en ciudades o grandes pueblos. Las profesiones a las que más afecta este síndrome son los médicos, abogados, periodistas y ejecutivos de grandes multinacionales.
Para solucionar esta adicción, como cualquier otra, el primer paso es reconocerlo. Una vez superado este difícil momento, es hora de establecer medidas terapéuticas y psicológicas, así como también hablar con personas en la misma situación. El objetivo será volver a introducir el ocio y la vida social en los hábitos del afectado, aprendiendo a separar la vida del trabajo y establecer prioridades en cada momento.
Aún así, también existen algunas medidas preventivas para no caer en dicha adicción. La clave es ser totalmente consciente de que el trabajo es simplemente eso, trabajo. Que trabajamos para vivir, no vivimos para trabajar. El establecer prioridades, organizar un calendario de actividades y ser conscientes de que el trabajo nunca se acaba. Siempre habrá más, así que hay que saber poner un tope.