Dräger fabrica estas mascarillas bajo los más altos estándares de calidad y con el mejor ajuste al rostro
Calidad, homologación y ajuste, las tres claves para elegir una buena mascarilla FFP2 o FFP3
Por eso, a la hora de adquirir una mascarilla de este tipo hay que fijarse en que cuenta con la certificación CE de la Unión Europea. Por su parte, el modelo KN95 es el equivalente asiático a las FFP2 y no supera los exámenes tan exhaustivos antes de salir al mercado ya que son homologadas directamente por el propio fabricante y no por laboratorios externos autorizados para tal efecto. Por eso, y aunque todavía se encuentran en circulación, desde enero de 2021, la comercialización de las mascarillas KN95 está prohibida en Europa, ya que estas mascarillas no cumplen con los requisitos mínimos establecidos con la certificación CE.
"La fabricación de mascarillas FFP2 y FFP3 requiere de un alto componente tecnológico, hay mucho trabajo detrás de ellas. Por ello, existen un número limitado de fabricantes capaces de desarrollarlas con todas las garantías. En Dräger llevamos décadas aplicando nuestra teconología a este tipo de mascarillas“, apunta el Managing Director de Dräger en Iberia, Dionisio Martínez de Velasco.
Mejor ajuste al rostro
Así, las mascarillas Dräger logran una sujección más firme y sin fugas. Estos dos factores, unidos a la calidad de los materiales utilizados, sometidos a los más altos estándares, y a su capacidad de filtrado de partículas, hacen de estos modelos de mascarillas unos EPI más seguros para la protección en todos los lugares, también en espacios interiores como oficinas o transportes públicos.
“La utilidad de las mascarillas FFP2 y FFP3 se establece para aquellos entornos donde la exposición al virus, a partículas y aerosoles es directa, y como ejemplo destaca el personal sanitario”, señala Martínez de Velasco.