Plásticos ecológicos, a partir de desechos orgánicos
22 de noviembre de 2011
El centro tecnológico
Cidetec-IK4, con sede en el Parque Tecnológico de San Sebastián, lidera un proyecto europeo para desarrollar nuevos plásticos a partir de material orgánico de desecho como la planta de banana, las cáscaras de almendras o de crustáceos, entre otros. Estos nuevos plásticos, que se quieren erigir en una alternativa más limpia y sostenible frente a los derivados del petróleo, estarán dotados de propiedades avanzadas a partir de métodos basados en la nanotecnología.
El proyecto europeo, denominado Eclipse, tendrá una duración de 3 años (2012-2014), y cuenta con la participación de importantes entidades, universidades, empresas, etc., de países como Alemania, Bélgica y España, y otras entidades latinoamericanas procedentes de Chile y Colombia.
La inmensa mayoría de los materiales plásticos que existen en el mercado se fabrican a partir de derivados del petróleo y son poco respetuosos con el medio ambiente. La previsión del posible agotamiento de las reservas de crudo en un futuro próximo –defendida por teorías como la Teoría del Pico de Gubert –, sumada al incremento del precio del petróleo, ha disparado en los últimos años la carrera por encontrar fórmulas alternativas que sustituyan al petróleo como fuente de energía y materia prima de la que se derivan productos como, por ejemplo, el plástico.
Los plásticos fabricados a partir de ácido poliláctico (PLA), provenientes de material orgánico como el maíz o la remolacha azucarera, son una alternativa que va ganando cada vez más peso. Sin embargo, el uso de estas materias primas se ve con cierto recelo, ya que un reciente informe publicado por la Unión Europa (Report COM 2010, on indirect land-use change related to biofuels and bioliquids) constata que cada vez se destina más superficie agrícola al cultivo de vegetales para la producción de biocombustibles y bioplásticos.
Este fenómeno encarece el precio de productos alimenticios básicos, como el maíz o el trigo, y ejerce presión para dedicar cada vez más terreno al cultivo agrícola, lo que tiene consecuencias devastadoras para consumidores y pequeños productores de los países menos desarrollados.