Grandes esperanzas para la nanotecnología
La tecnología de nuestros nietos
Dirk Vollmerhaus, jefe de Tecnología del grupo Henkel de Düsseldorf, conocido fabricante de jabón en polvo, estima que se trata de la tecnología de nuestros nietos. Eso quiere decir que la nanotecnología, en la que se concentran mundialmente las esperanzas y los pronósticos, alcanzará su apogeo en las próximas décadas. Sólo entonces habremos aprendido a tratar las nanoestructuras de manera profesional y lucrativa. Pero beneficios ya los está generando la nueva tecnología. El ministerio alemán de Educación e Investigación estima que durante el año en curso la facturación mundial en este sector importará casi 50.000 millones de euros. Y la tendencia –según se señala– es al alza.
Asimismo Helmut Schmidt, catedrático de Saarbrücken y director del Instituto de Nuevos Materiales (IMS) sito en esa ciudad, está convencido de que la nanotecnología podrá ser aplicada extensivamente en procesos industriales en Alemania mucho antes que en otros países industrializados, como Japón o EE UU. Con cautela y cierta vaguedad, estima que el "mercado global de la nanotecnología química supone varios miles de millones de dólares", dado que de momento el potencial de desarrollo de esta disciplina aún joven no permite más que conjeturas. Casi diariamente se suman nuevas aplicaciones prometedoras a las ya conocidas. Según la visión de Schmidt, uno de los pioneros e inquieto promotor de la nanotecnología, a base de nanoestructuras se vislumbran, por ejemplo, materiales ópticos novedosos y revestimientos microscópicos con funciones extraordinarias en prácticamente todas las superficies.
Labor de investigación concertada
El objetivo de la labor de investigación concertada de las esferas universitaria e industrial a realizar durante varios años consiste en descifrar los mecanismos que originan la formación de nanopartículas. Se sabe y es práctica corriente que las nanopartículas se generan a partir de diferentes materiales en reactores de fase gaseosa, a temperaturas que pueden llegar a los 2.400º C y por condensación. Asimismo, hay certeza de que el tamaño y la forma de las par-
tículas es lo que determina sus propiedades y, por lo tanto, sus posibilidades de aplicación. Y que miden entre una y cien millonésimas de milímetro.
Aparte de eso, hay que desvelar una serie de enigmas en torno a tales menudencias en el mundo de lo prácticamente invisible, antes de que las nanopartículas exhiban totalmente sus virtudes peculiares. Andreas Gutsch, jefe del proyecto de investigación en el centro Hanau-Wolfgang, donde se intenta descubrir la clave de los secretos de los "enanos", define la tarea de dicha institución como el propósito de "producir nanopartículas de tamaño y forma lo más exactos posible, a fin de crear productos a la medida para un mercado innovador y nuevas aplicaciones".
Efecto de la flor de loto y superhidrofilia
En un acto organizado por la VDI (Asociación de Ingenieros de Alemania) en Düsseldorf con motivo de los preparativos de la "Expo" celebrada el año pasado en Hannover, se relataron las aplicaciones, en potencia o ya realizadas, de una novedad con brillante porvenir. El ingeniero Vollmerhaus de la empresa Henkel mencionó al respecto el llamado "efecto de la flor de loto", un truco fascinante mediante el cual y gracias a nanoestructuras resulta posible preparar superficies de modo que las gotas de agua formen en ellas bolitas que lavan la superficie arrastrando consigo el polvo. A su vez, otros revestimientos producen superhidrofilia en la superficie, lo que significa que el agua forma una película que se escurre sin dejar rastros. Otras innovaciones imaginables o ya puestas en práctica son, por ejemplo, calentadores de agua en los que ya no se producen incrustaciones de cal; lacas para automóviles con una dureza superficial semejante a la de las cocinas de vitrocerámica; y lunas de plástico para vehículos, extremadamente resistentes a arañazos y, sin embargo, de poco peso.
El campeón mundial de la combinación nórdica, Marco Baacke, también se beneficia de la nanotecnología, pues cada vez que bate un récord o se lanza a conseguir otra victoria hay nanoestructuras que contribuyen a su éxito. Un revestimiento especial de esa naturaleza incrementa el deslizamiento y el rendimiento de sus esquíes. Las tablas son ligeras y, sin embargo, muy resistentes. A su superficie no se adhiere la nieve. Y la misma técnica que confiere rapidez a los esquíes y snowboards y a los patines de los bob, protege asimismo contra pintadas la carrocería de los vagones del metro y de los trenes de cercanías, ya que así los aerosoles no se adhieren a los vagones. Tampoco las tortas se pegan al molde, si éste lleva un revestimiento obtenido por vía nanotecnológica.
La palabra mágica es nanocompuestos
Pero la nanotecnología no haría un gran negocio limitándose a contentar a las amas de casa ni produciendo nada más que revestimientos para snowboards o azulejos inmanchables para cuartos de aseo. La industria del plástico apuesta por los llamados nanocompuestos. Esa palabra mágica designa un nuevo tipo de material que posee unas propiedades extraordinarias, debido a la distribución finísima de silicatos laminares modificados. Materiales de esa índole pueden servir, por ejemplo, de cargas mejoradas en la matriz de polímero, confiriendo entre otras cosas suficiente resistencia a las llamas. Según indica Günter Beyer, de la fábrica belga de cables Kabelwerk Eupen AG, en un artículo publicado en la revista "GAK", para la fabricación de nanocompuestos se emplean con preferencia cargas a base de silicatos de aluminio.
La fabricación se efectúa de diversas maneras. A juicio del autor, el método más conveniente desde el punto de vista técnico es la extrusión, es decir, la mezcla de polímero y silicato laminar en la masa fundida obtenida en el proceso de extrusión. Siempre que exista compatibilidad suficiente entre la carga y el polímero, durante dicho proceso penetra el polímero óptimamente en las capas formadas. Una ventaja en comparación con otros métodos de fabricación todavía en uso –según subraya el artículo de Günter Beyer– es que en ese caso no se necesita disolvente alguno.
Aviso ante los peligros
Pero junto a la euforia y a las esperanzas emanadas de esa nueva tecnología, no faltan voces que avisan sobre los riesgos. "Hasta ahora, los conocimientos en torno al efecto de las nanomaterias son tan reducidos como las partículas de que se trata" advirtió el diario Frankfurter Rundschau, señalando en un ensayo los peligros ignotos que encierra esa nueva técnica, pues, dado que la nanotecnología deja sin efecto todas las leyes físicas en que se puede confiar, es de temer que conduzca a un caos incalculable. No hay normas ni reglas vinculantes ni métodos de medición uniformes. Y, por consiguiente, tampoco existe ningún reglamento de seguridad e higiene en el trabajo ni límites fijos ni directivas referentes a la eliminación de "nanoresiduos". Todo ello –resume el mencionado diario– recuerda un poco el caso de la energía atómica, que al principio fue acogida asimismo con entusiasmo, sin pensar en sus consecuencias a la largan.