Sasieta, un buen ejemplo de recogida selectiva

La Mancomunidad de Sasieta (Guipúzcoa) abarca un total de 65.897 habitantes, distribuidos en 22 municipios. Desde 1994 viene utilizando un sistema de recogida selectiva de basuras que, en muchos lugares, es presentada como ejemplo a imitar. La excelente respuesta por parte de los consumidores se pone de manifiesto en los índices de reciclado que alcanza esta mancomunidad, demostrando así que la recogida selectiva es posible si se saben hacer bien las cosas.

Existe la creencia entre muchas personas de que el ciudadano español no está todavía al nivel de conciencia ecológica que otros de países europeos supuestamente más inmersos en la "onda verde". Se dice, también, a veces, que uno de los grandes problemas de la recogida selectiva será el escaso interés de los consumidores por participar en el "engorroso" sistema que obliga a separar las basuras en nuestros propios hogares. Sin embargo, experiencias como la de la Mancomunidad de Sasieta, que viene funcionando ya desde 1994, dejan claro todo lo contrario: que un buen planteamiento de la forma en que se debe realizar la recogida selectiva, una buena información a los consumidores de cómo se deben hacer las cosas y por qué, y la profesionalidad de todo un equipo pensante, obtiene como resultado cifras sorprendentes. Si hoy hubiera que responder ya a las tasas de reciclado impuestas por la ley para el 2001, esta agrupación de municipios ya la cumpliría.


Figura 1 A principios de febrero el contenedor de envases actual será sustituido por uno ovalado

Un sistema adaptado a su entorno

Conviene enmarcar el ámbito de actuación antes de comprender el verdadero alcance de esta experiencia. La Mancomunidad Sasieta abarca un total de 65.897 habitantes, distribuidos en 22 municipios que oscilan entre los 95 habitantes y los 12.239. El 79 % de la población se concentra en 6 núcleos urbanos mayores de 5.000 habitantes, de carácter urbano-industrial. Un 17% de la población se distribuye en 8 municipios y el 4% restante se reparte en 8 pequeños núcleos de menos de 500 habitantes. Ante esta realidad, los municipios que componen la agrupación decidieron apostar por la recogida selectiva en origen, contemplando cuatro fracciones básicas en la basura: la materia orgánica y materiales inertes no valorizados, el vidrio hueco, el papel y cartón, y los envases ligeros, que incluyen envases de plástico, de metal y Tetra Brik.

"Apostamos por la separación en origen -dice Iñaki Erauskin, Jefe de Servicio de la Mancomunidad- ya que el rendimiento de todo el sistema es mucho mayor y la calidad de los residuos, por decirlo de alguna manera, es también superior. No basta con tener un plástico ya utilizado para ser recuperado, sino que ese plástico debe estar limpio, sin impurezas, sin tapones, sin etiquetas... Si no cumples esas exigencias de calidad corres el riesgo de todo lo que ha recogido no se recicle. Es decir, no vale con recogerlo, sino que el material tiene que poder ser reciclado".

En la práctica, el sistema lleva trabajando desde 1994 en los términos municipales de Beasain, Ordizia, Lazkao y Olaberria, y es prácticamente la única experiencia de este tipo en el País Vasco, aunque también en una parte de un barrio de San Sebastián se hizo algo similar. Iñaki Erauskin afirma que "lo que se está haciendo es el resultado de un plan de gestión de residuos que se aprobó por la mancomunidad en 1993".

Como consecuencia de lo anterior, en la vía pública existen cuatro tipos de contenedores que se corresponden con las fracciones citadas y que están claramente distinguidos estéticamente. Lo único que todavía no se ha abordado son los envases de madera. Los contenedores se ubican en islas ecológicas que no es otra cosa que los lugares donde se agrupan los mismos, para que exista un mínimo de orden en el mobiliario urbano.

Además, a las cantidades así recogidas hay que sumar el punto de aportación voluntaria de Urretxu, destinada a la recepción temporal de residuos que se escapan a los canales habituales de recogida.

¿Y después?

A excepción del vertedero, todos los servicios se gestionan indirectamente, a través de contratas. Así, por ejemplo, en el caso de los envases ligeros, la recogida y transporte se lleva a cabo por Fomento de Construcciones y Contratas, que descarga en la planta de clasificación Berzik, S.L. de Legazpi, desde donde una vez clasificado y acondicionado, se envía a diferentes recicladores. El PEAD y el PET se envían a Remaplast (Legazpi) y el PVC a una planta ubicada en Tarragona.

En ese planta de clasificación el nivel de rechazos es del 25%. Es decir, de cada 100 kgs recogidos por el sistema 25 no valen para nada, bien porque los operarios de la planta no lo han podido identificar, o bien porque el consumidor no ha depositado adecuadamente los desechos en los contenedores. Todo ello se envía al vertedero.

De todas formas, a pesar de estas cifras, el balance general es más que positivo. En el caso del vidrio el nivel de rechazos no es tan amplio, pero este porcentaje aumenta con los envases ligeros, ya que constituyen un grupo de materiales que generan más dudas. Es lo que da lugar a que haya personas que, con toda su buena voluntad, viertan al contenedor de envases ligeros un juguete porque es de plástico.


Figura 2 De izda. a dcha., contenedor de materia orgánica y no valorizada, vidrio, papel y envases ligeros, en el centro de Beasain.

Erauskin señala al respecto que "con el tiempo, el nivel de rechazos se va reduciendo, pero sí cuesta que esto se asiente un poco. En nuestro caso, la gente lo ha entendido todo a la primera. Se ha hecho para ello una importante labor, tanto de buzoneo de folletos explicativos, como de charlas antes unas 4.000 personas por parte de técnicos medioambientales, pueblo por pueblo, por los colegios, a través de visitas a vertederos y plantas, etc. Esto se realizó al principio y ahora sólo se lleva a cabo un trabajo de mantenimiento de esta campaña. De todas formas, siempre hay un porcentaje de impurezas".

Del 75% de los residuos que sí son válidos, el 30% corresponde a los plásticos y, más en concreto, un 20,2% a PEAD, una 5,7% a PVC y un 4,5% a PET. Según explica Erauskin, en PVC se ha observado un descenso progresivo de la presencia en los residuos, mientras los últimos datos sobre los envases de tetra brik constituyen una sorpresa, ya que representan el 21,4% del total. El envase metálico alcanza un 18%.

El problema de los costes

Vista la complejidad del sistema adoptado en estos municipios e intuyendo los gastos que todo ello deben suponer, la siguiente pregunta es inevitable ¿Quién paga todo esto? En palabras del Jefe de Servicio, "desde el principio, los costes son asumidos por la Mancomunidad,que se nutre de las aportaciones de sus miembros. En el caso de los plásticos, por ejemplo, Remaplast paga una cantidad por el material que no representa más que una pequeña fracción de los costes. Si miramos al vidrio, Vidrala se encarga de todo el servicio, de manera que no paga nada por el material que recoge, pero tampoco cobra por todos los gastos que esto le supone. El caso del papel es más complejo ya que el papel usado está a un precio bajísimo".

Ahora bien, esta situación va a cambiar, ya que lo que se ha venido haciendo de forma voluntaria, con la llegada de los plazos fijados por la ley, la obligatoriedad presidirá todas las acciones. En el año 2001 se deben cumplir los objetivos señalados por la Directiva, que entra en vigor en enero de 1998, momento en el cual comienza la cuenta atrás.

Y la postura de municipios como los englobados en esta mancomunidad parece bastante claros. Iñaki Erauskin se expresa como sigue: "La ley dice que las entidades locales están obligadas a recuperar un mínimo de envases. Pero también dice que el sobrecoste lo tendrán que pagar los envasadores o fabricantes de envases, lo que se realizará a través de un sistema integrado de gestión de residuos que hoy en día es Ecoembalajes. Este sistema recauda dinero y firma convenios con las entidades locales, según las cuales estas últimas se comprometen a recuperar una serie de envases y a cobrar una cantidad de dinero por tonelada recuperada para hacer frente a todos los gastos de recogida, separación, etc.".

Esto significa que a partir de la puesta en marcha del sistema ideado por Ecoembalajes, lo que ahora es un déficit para esta mancomunidad, ya que no ingresa nada por esta actividad, pasará a estar cubierto por lo que Ecoembalajes pague. "Pero una cosa sí tenemos clara -afirma Erauskin-. Si las condiciones que Ecoembalajes presenta no interesan a la Mancomunidad, no entraremos en el juego. No nos conformamos con cualquier precio, sino que queremos que se nos pague el 100% de lo que esto cuesta. Preferimos no firmar que hacerlo a cualquier precio, y si se da esta situación en la cual no llegamos a ningún acuerdo, nuestros plásticos y otros envases no existirán para el sistema integrado de gestión. De todas formas, a juzgar por como están las cosas ahora mismo, la negociación con Ecoembalajes no la llevaremos nosotros individualmente, sino que lo hará la Comunidad Autónoma, para lo cual ya hay un grupo de trabajo formado por las tres Diputaciones y el Gobierno Vasco y, dependiendo de las diputaciones, las diferentes mancomunidades y entidades locales".

Cumplir con la Directiva

La Mancomunidad de Sasieta ya cumple con la Directiva. "Sabemos cuál es el potencial máximo de recuperación de basuras. Por ejemplo, sabemos que de cada 100 kgs de basura, 7,4 corresponden a envases de vidrio, 9,1 a envases de papel y más de un 7% envases ligeros. Todos ellos suman un 23,8 de la basura. Es decir, que casi un cuarto de nuestras basuras corresponden a envases. Además, hay un 0,7% de virio plano (lunas, etc.), un 8,4% de papel prensa y un 9,2% de papel sucio (pañales, etc.). Sabemos también que en la Mancomunidad, en 1996 se generaron 22.300 T de residuos sólidos urbanos. Aplicando los porcentajes anteriores, sabemos que hay 1.650 T al año de envases de vidrio hueco, 2.000 T de papel-cartón y 1.630 T de envases ligeros, lo que supone que de las 22.300 T de RSU, hay 5.320 que corresponden a los envases y que es lo que tenemos que recoger. Siguiendo con los datos que tenemos, de ese total de envases desechados que existen en nuestra mancomunidad, estamos recogiendo el 37,37% (63% de vidrio, 30,9% de papel-cartón y 19% de envases ligeros). Estos datos ya permiten asegurar que se está cumpliendo con lo que dice la Directiva, que obliga a reciclar, en el año 2001, un mínimo del 15% por cada material de envasado y un 25% del total".

Además, la Directiva dice que hay que tener un objetivo mínimo de valorización, que es del 50%. Es decir, que hay que reciclar un mínimo del 25% y que hay que valorizar un 50%, con incineración con recuperación energética, etc. Aunque ahora mismo no alcanza el citado objetivo del 50% valorizado, Erauskin piensa que para el año 2001 incluso se podría estar reciclando mucho más que ahora, o, por ejemplo, transportando parte de los rechazos de envases ligeros a cementeras, en sustitución del carbón como combustible.