Precise Component Manufacture Ltd (PCML) apuesta por Haas en su fórmula de éxito empresarial

La dirección de Precise Component Manufacture Ltd (PCML), cliente de Haas UK, probablemente frunciría el ceño al ser comparados con los productores de esta clase de programas, por no hablar del hecho de sugerir que su modelo de negocio pueda ser ‘formulaico’. Sin embargo, el esfuerzo por reducir el riesgo de forma sistemática y, en la medida de lo posible, garantizar el éxito en el futuro, es exactamente lo que ellos y los astutos productores televisivos tienen en común.

PCML fue fundada en el año 2000 por cuatro personas, encabezadas por el director general Gavin Goates, cada una con su talento y habilidades particulares. Doce años después, podrían seguir siendo cuatro personas, y todavía podrían estar en una de las unidades industriales del Fenland Business Park, en March, cerca de Cambridge. Pero la empresa ha cambiado, y por varios motivos que, combinados, parecen sospechosamente una fórmula de éxito. Entre estas razones, están un flujo de caja perfectamente controlado, procedimientos de calidad rigurosos y una obsesión por la gestión correcta de la cadena de suministro, que incluye pagar las facturas cuando toca.

El director comercial Harvey Richards nos cuenta cómo, desde el principio, una empresa pequeña como PCML se organizó a imagen y semejanza de una gran compañía de éxito.

“Cuando empezamos, éramos un taller que ofrecía servicios limitados a unos pocos clientes, la mayoría de la zona, que nos externalizaban el trabajo. Pero nosotros teníamos un objetivo claro y, para triunfar, sabíamos qué era lo que necesitábamos”. Eso incluía las máquinas herramienta CNC adecuadas.

“Compramos la primera máquina Haas en 2001”, continúa. “Fue una Haas Mini Mill; y al cabo de seis meses ya encargamos otra”.

Hoy en día, la lista de modelos Haas de la empresa impresiona: dos Mini Mills estándares, once Super Mini Mills, seis fresadoras VF-2SS de alta velocidad, un VF-4, un VF-7, dos Mini Mill 2, un torno SL-10 y, la última adquisición, un centro de taladrado y roscado DT-1. Con una facturación anual que supera los cinco millones de libras, en la actualidad PCML cuenta con una plantilla de sesenta trabajadores y ocupa todas las unidades del parque industrial Fenland Business Centre salvo dos, en las que hay dos empresas que también trabajan para ellos.

La atención al cliente, dice Richards, es algo que PCML fomenta a diario. “La relación con el cliente es fundamental”, afirma. “Al cuidar la relación con los clientes, estamos cuidando el flujo de caja futuro, algo que tiene muchas consecuencias, por no hablar del hecho de que nos permite financiar por nuestra cuenta la inversión en nuevas máquinas herramienta”.

PCML compró la primera Haas cuando la empresa empezaba a evolucionar. Por entonces tenía una cantidad pequeña de máquinas de otras marcas, pero la empresa quería una fresadora compacta con un husillo con cono ISO BT-40. Haas hacía poco que había sacado al mercado la Mini Mill, y PCML fue uno de los primeros clientes que adquirió una máquina monofásica. Instalada junto a una máquina de un fabricante oriental, la Haas superaba a su vecina una y otra vez en tiempos de ciclo. “Esa misma Mini Mill todavía funciona ahora”, apunta Richards.

“La razón de que sigamos trabajando con Haas UK cuando necesitamos otra máquina es el servicio y la asistencia, que son tan importantes como la fiabilidad de los equipos”, añade Kevin Miller, co-director general. “Tenemos una máquina de una marca en concreto”, dice señalando la puerta del taller, “que no volvería a comprar. No solemos hablar de los problemas de proveedores con terceros, pero es que encontrar recambios de algunas marcas es una pesadilla. Eso no pasa con Haas UK”.

Con diecinueve Haas Mini Mills de distintas clases instaladas, es evidente que PCML es un admirador de esta máquina versátil, un éxito de ventas para Haas. “Como hemos crecido tan rápido, siempre estamos cambiando la distribución del taller, y con las Mini Mills, solo se necesita un toro, una toma de corriente monofásica y aire.

“Cuando empezamos a expandirnos con tanta rapidez, decíamos: ‘Venga, vamos a comprar otra Mini Mill’”, cuenta Miller. “Las pedíamos de dos en dos. Recuerdo un proyecto médico para un cliente norteamericano, un componente para un implante de columna vertebral. Habíamos hecho cinco prototipos y el cliente llamó y nos encargó mil unidades. Entonces me puse en contacto con Haas UK y les pregunté cuándo podrían enviarme dos Mini Mills más. Me contestaron que al día siguiente, y al momento hice el pedido. La relación calidad-precio de las máquinas Haas es excepcional. Pagaba más por una máquina herramienta hace veinticinco años, y ahora el rendimiento es muy superior”.

PCML se define a sí mismo como fabricante de componentes complejos de precisión para distintos sectores tecnológicos, como los instrumentos médicos, los semiconductores, la impresión por inyección de tinta, los equipos analíticos, la electrónica y la biología. La empresa se ha beneficiado de su ubicación próxima a Cambridge, un hervidero de ideas e innovación.

“Nos vienen muchos diseñadores con productos brillantes, pero por desgracia no pueden fabricarlos porque son muy complicados”, dice Richards. “Vemos muchos diseños que son imposibles de mecanizar. Cada vez pasamos más tiempo hablando con los diseñadores durante la concepción de una pieza o un producto nuevos, asesorándolos sobre las posibilidades de fabricación. Nosotros intervenimos al principio, en las fases de desarrollo del producto y creación del prototipo.”

La crisis de crédito de 2008 arrastró incluso a empresas bien gestionadas. Para ver de qué manera PCML piensa como una gran empresa, es ilustrativo saber cómo reaccionó a la peor recesión económica que se recuerda.

“Los clientes tenían miedo a comprometerse”, rememora Richards. “Nadie daba crédito, y todo el mundo pensaba muy a corto plazo. Los clientes solo hacían pedidos cuando era absolutamente necesario, a última hora, y esperaban que los proveedores pudieran proporcionarles las piezas de inmediato, lo que evidentemente no era realista. La planificación se convirtió en una tarea complicadísima”.

Los directivos de PCML se reunieron y trazaron un plan de diez puntos para resistir, tanto ellos como sus clientes, durante el temporal de la crisis de crédito. En aquel momento, los pedidos pasaron de encargase con los típicos dieciocho meses de antelación a solo cuatro semanas. Para convencer a los clientes de que se comprometieran con contratos a más largo plazo, la empresa diseñó e implantó un sistema de planificación de requisitos de material (MRP) para programar el trabajo de manera más sencilla y menos arriesgada.

“Fue el momento ideal para trasladar esas ventajas al cliente”, señala Richards. “Si el cliente nos da un contrato de doce meses, puede pedir los componentes cuando quiera, y solo tiene que pagarlos cuando los entregamos. A cambio del contrato, nosotros asumimos el riesgo. Además, este tipo de acuerdo aporta otras ventajas. Por ejemplo, un cliente ha conseguido reducir en un 15% la cantidad de componentes que almacena, lo que implica tener menos capital inmovilizado”.

Durante la peor situación económica imaginable, PCML pasó de ser un taller de fabricación con decenas de máquinas herramienta a convertirse en un socio de la cadena de suministro con un sistema de planificación sofisticado y eficaz. “Para nosotros, proteger la cadena de suministro ahora es uno de los objetivos principales”, reconoce Richards.

La fórmula

La cadena de suministro, la relación con el cliente y una plantilla motivada son, según Miller, los tres ingredientes ‘mágicos’ de la fórmula de éxito de PCML; tres elementos, añade, que tienen un denominador común. “Haas desempeña un papel en cada una de estas tres áreas clave. En cuanto a los empleados, ahora tenemos a cuatro becarios que usan máquinas Haas en la escuela. Están muy preparados. Muchas veces les dejamos programar y manejar dos máquinas a la vez. Los aprendices son muy importantes para nosotros”, agrega. “Son el futuro”.

Si los becarios y los operarios trabajan duro en PCML, lo mismo se puede decir de las máquinas Haas. El sistema MRP cuenta cada minuto, y todas las órdenes de trabajo se supervisan rigurosamente. Los costes relativos a materiales, herramientas, utillajes, planes de trabajo, tiempo de amarre y tiempo de producción pueden consultarse desde el taller, lo que proporciona una trazabilidad total a los clientes y minimiza las interrupciones de las máquinas.

En el ámbito artístico, aplicar una fórmula puede convertir a un artista novel en una simple máquina de hacer dinero. Será un “éxito”, de eso no cabe duda, pero se verá expuesto a las críticas de los entendidos y los puristas, quizás precisamente a causa de su efectividad.

En el mundo de los negocios, en cambio, la eficacia comercial suele ser el objetivo que persigue una organización basada en un método formulaico: no es un efecto secundario indeseado, sino una característica que puede evitar el fracaso. Si se aplica sistemáticamente, la fórmula adecuada puede convertir al desconocido de hoy en la estrella del mañana.