Buda en el jardín
14 de abril de 2011
Las figuras o esculturas de pequeño y mediano formato son un complemento decorativo muy popular en los jardines, tanto más cuanto mayor sea la superficie de éste. Proporcionan un contrapunto estético a la vegetación que puede lograr resultados interesantes. Las esculturas de autor que son piezas únicas pasan con frecuencia a ocupar un lugar destacado en algún jardín, pero, dados los precios en el mercado del arte, esta es una prerrogativa reservada sólo a las familias de muy alto poder adquisitivo. Sin embargo, gentes de economía más modesta también pueden, si lo desean, adornar sus jardines con reproducciones escultóricas, pues existe toda una industria dedicada a su fabricación en serie, con destino específico para el sector de la jardinería y la decoración exterior.
En el entorno occidental han disfrutado de gran aceptación las figuras de aves (patos y cisnes, sobre todo), cervatillos, falsos pozos y, sobre todo, gnomos. En el pasado, estos personajillos del folklore centroeuropeo protagonizaron una verdadera invasión de los jardines tanto de su continente como del norteamericano. Mas su reinado parece que ha llegado a su fin, quizá por saturación. Pues la tendencia que se observa actualmente, por influencia sobre todo del diseño japonés de jardines, es a ser sustituidos por reproducciones de esculturas de inspiración asiática.
La norma general, a la hora de colocar estatuas u otros objetos decorativos en el jardín, es no exagerar: si se sobrecarga el mismo con demasiadas esculturas, se restará mérito a cada una de las piezas y el efecto pierde impacto. También hay que tener muy en cuenta la posición de la escultura: en el centro, se convertirá en el principal foco de atención. En cambio, situada en un lateral, pasará a ser un punto de mayor interés. Mejor si tiene como fondo un seto verde de corte geométrico, o un muro. Con las esculturas de inspiración oriental también se estila dejarlas semiocultas por plantas, planteando un efecto como de ruinas perdidas en la selva, que le añaden gran interés y valor estético.
Formas y figuras
Los diseños más populares son las cabezas de Buda, los Budas sentados de estilo japonés o tailandés, los budai (representación de un monje sonriente y de abultado vientre, que en China se tiene por amuleto de la buena fortuna y que en occidente muchas veces se toma, erróneamente, por una reproducción de Buda), los guerreros de Xiang, las bailarinas balinesas y las divinidades hindúes (Ganesh, el dios con cabeza de elefante, es el más popular, seguido por Khrisna y Shiva). También pueden encontrarse dragones y leones de diseño chino tradicional, y alguna otra figura animal. Los materiales de construcción siguen siendo los habituales: la piedra tallada, el cemento formado en molde, la terracota o incluso las resinas.
Ciertamente, una sobredosis de Budas puede conducir a una uniformización y saturación que les lleve a decaer como decayeron los gnomos. Afortunadamente, en el mercado existen otras opciones. Así por ejemplo, la empresa zaragozana Piedra de Borneo, dedicada al diseño de jardines, ofrece junto a una amplia variedad de esculturas en piedra tallada con los habituales motivos orientales (Budas y dioses hindúes, sobre todo) alguna incursión a otras estéticas, y en su catálogo se puede encontrar algún diseño de estilo más africano, o inspirados en los moai de la Isla de Pascua, e incluso un Tulpa (demonio tradicional del folklore tibetano).
Estatuas de musgo
Otra interesante, o cuando menos, peculiar innovación en cuanto al diseño de esculturas para jardín ha venido de la mano del diseñador norteamericano Robert Cannon. Cursó estudios de arquitectura en la Universidad de Yale, donde se graduó, pero en su faceta profesional ha destacado por la producción de un tipo específico de escultura para jardín, hecha a base de hormigón y musgo. El diseño base (de hormigón) se hace reservando algunas zonas específicas para que en ellas pueda reproducirse el musgo. El propietario del jardín puede disfrutar del proceso de “formación” de la escultura, mientras el musgo va creciendo poco a poco en ella. Una idea original que podría crear tendencia.