Entrevista a Álvaro Bueno Sánchez, conservador del Jardín Botánico Atlántico de Gijón

Sí, acogimos la reunión y representamos a los jardines botánicos españoles en las sesiones de trabajo del consorcio. Acudieron representantes de 22 nacionalidades diferentes, en representación de las redes de jardines botánicos de sus países respectivos. La organización fue un éxito y se pudieron cumplir todos los objetivos que estaban previstos.

De lograr que en 2020 se detenga la pérdida de la biodiversidad vegetal, meta que, por cierto, no se logró al 100% con el programa ya finalizado Cuanta Atrás 2010. La nueva estrategia, establece 5 objetivos principales y 16 metas como desarrollo de esos objetivos.

Las metas más relevantes en las que el trabajo de los jardines botánicos es importante para que se puedan alcanzar: el lograr una lista de flora mundial que recoja todas las especies vegetales conocida, y consultable en Internet (meta 1); que se conserve al menos el 75% de las especies amenazadas ‘ex situ’ y que, al menos, el 20 % esté disponible para programas de recuperación y restauración (meta 8); que se conserve como mínimo el 70% de la diversidad genética de los cultivos, incluidas las especies silvestres emparentadas (meta 9); que ninguna especie de flora silvestre se vea amenazada por el comercio internacional (meta 11); que se incorpore la importancia de la diversidad de las especies vegetales y su necesidad de conservación en los programas de comunicación, educación y concienciación del público (meta 14).

Bueno, se dice pronto, pero todo esto cuesta dinero y muchos esfuerzos en coordinación, investigación y programas de conservación. Está por ver si lo lograremos.

1. Petr Hanzelka (Jardín Botánico Praga República Checa)
2. Pierre-André Loizeau (Jardín Botánico Ginebra Suiza)
3. Thierry Helminger (Mus. Nac. Hist. Nat. Luxemburgo)
4. Vibekke Vange Ringve (Botanical garden; Trondheim Noruega)
5. Michael Kiehn Core (Facility Botanical Garden; Vienna, Austria)
6. Dalila Espírito Santo (Jardín Botánico Ajuda, Portugal)
7. Suzanne Sharrock (Directora del BCGI. Reino Unido)
8. Eleni Maloupa Balkan (Botanic Garden; Grecia)
9. Bert van den Wollenberg (Horti Curator Jardín Botánico. Países Bajos)
10. Mari Källersjö (Jardín Botánico Gothenburg, Suecia)
11. Loukia Vassiliou (Agricultural Research Institute, Nicosia, Chipre)
12. Heiki Tamm (HC Jardín Botánico. Universidad Tartu, Estonia)
13. Gert Ausloos (Jardín Botánico Nacional, Meise. Bélgica)
14. Maïté Delmas (Museo Historia Natural, París, Francia)
15. Jože Bavcon (Jardín Botánico Ljubljana, Eslovenia)
16. Biserka Juretic (Jardín Botánico Zagreb, Croacia)
17. Antal Radvánszky (Horti Curator Jardín Deszk. Hungría)
18. Justyna Wiland-Szymanska (Polonia)
19. Asta Klimiene (Botaniko Sodas, Asta, Lituania)
20. Marko Hyvärinen (Director Botánico, Finlandia)
21. Nils Köster (Curator de Jardín y Museo Botá, Berlín; Alemania)
22. Costantino Bonomi (Museo de la Ciencia, Trento, Italia)
23. Álvaro Bueno Sánchez (Horti Curator Jardín Botánico Atlántico).

El Jardín Botánico Atlántico de Gijón es miembro de la Botanical Garden Consevation Internacional (BCGI), la asociación de jardines botánicos que trabaja para la conservación de las plantas y que nació auspiciada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). El Consorcio Europeo de Jardines Botánicos es un grupo de trabajo integrado en el seno de la BCGI, que agrupa a un representante por cada asociación nacional de jardines botánicos europeos. En el caso de España, esa asociación es ibérica, la Asociación Ibero Macaronésica de Jardines Botánicos (AIMJB), en la que trabajan conjuntamente los jardines botánicos portugueses y los españoles. En el European Consortium Botánical Garden (ECBG) participan dos representantes de la AIMJB, uno español y uno portugués. “El consorcio persigue que los jardines botánicos europeos trabajemos coordinadamente en el objetivo europeo común, de lograr la conservación de nuestras plantas amenazadas; además del conjunto de retos, que tanto la Unión Europea como la mayor parte de los estados nacionales hemos adquirido al firmar el Convenio de Biodiversidad Biológica, y los distintos protocolos que de él se derivan y que poco a poco se están implementando”, explica Álvaro Bueno Sánchez, conservador del Jardín Botánico Atlántico de Gijón.

En general, hay consenso en que para detener el problema de la plantas invasoras, se debe tender a la utilización de plantas autóctonas, plantas nativas en los nuevos proyectos de jardinería. Las plantas amenazadas de una región, son también autóctonas, y siempre que se pueda garantizar que las plantas que se comercialicen provienen de cultivo, no se entiende bien por qué no se puedan utilizar. Por otra parte, obligarse a cultivar plantas amenazadas, exige estudiar los protocolos de cultivo y germinación de sus semillas, algo imprescindible para poder muchas veces abordar los proyectos de restauración. En casos límite, con la degradación acelerada que hay de los habitats naturales, hay plantas que casi han desaparecido de su estado silvestre, y su uso como plantas jardineras puede ser su única posibilidad para sobrevivir en el futuro.

Es fundamental, especialmente cuando hablamos de cultivares y variedades de plantas agrícolas locales. En muchos casos, como consecuencia de la agricultura industrial, la diversidad genética de las plantas cultivadas es muy baja. La conservación de esas razas locales es importante, y los jardines botánicos tenemos también que colaborar a que no desparezcan. Lo que no conocemos, y no tiene nombre, “no existe” y es más fácil que acabe desapareciendo, por eso es importante que estos cultivares se incorporen en los listados de trabajo.

Esta herramienta de la base de datos de la BCGI existe, pero si las bases de datos de los diferentes jardines botánicos de la red no están actualizadas, y esa información no se enlaza y se suministra en esa base de datos, queda oculta. Si queremos poder evaluar en el futuro los objetivos y las metas que se plantea la nueva estrategia, esa información debe estar actualizada. Es una buena herramienta para poder evaluar el progreso de la meta 8, el que el 75% de las plantas amenazadas estén en colecciones ‘ex situ’, tanto de planta viva como en los Bancos de Germoplasma, conservando a largo plazo las semillas o las esporas de las mismas. El problema es que disponer de bases de datos actualizadas requiere esfuerzo y dedicación, traducido casi siempre en personal especializado en los jardines botánicos. Ocurre que los equipos humanos de los diferentes jardines, con demasiada frecuencia, son muy exiguos, y cada institución hace lo que puede. Conocemos perfectamente el problema en el seno de nuestra propia asociación, la AIMJB. Disponemos de la herramienta Babilonia, una base de datos para gestionar en red, todas las colecciones de los Jardines Botánicos, herramienta que además su desarrollo se coordina e impulsa desde el Jardín Botánico Atlántico (JBA) para la AIMJB, sin embargo, falta personal en muchos de los jardines botánicos tanto de España como de Portugal para poder tener la colecciones debidamente documentadas y las bases de datos actualizadas.

Sobre el Jardín Botánico Atlántico

El jardín cuenta en la actualidad con cerca de 2.500 taxones diferentes, ya sean especies, subespecies o variedades. Ejemplares muchos más, ya que en general se disponen de más de un ejemplar de cada taxón. Estamos en este momento actualizando nuestra base de datos, para poder suministrar esta información a las diferentes organismos que la requieran.

Estamos especialmente orgullosos del conjunto cada vez mayor de plantas autóctonas cantábricas, entre ellas muchas endémicas, raras o amenazadas, que hemos obtenido recolectando semillas silvestres y cultivándolas en nuestras instalaciones. Hoy día ya es posible venir al JBA a conocer la mayor parte de los árboles y arbustos del Cantábrico. Esto es una herramienta para la docencia de primer orden, que ponemos a disposición de toda la comunidad educativa y de los amantes de las plantas.

Es muy variado. En general, las especies propias de nuestra área geográfica, o las que viven de otros territorios pero con climas similares, dan menos problemas. Sin embargo, los visitantes cuando acuden a un jardín botánico quieren ver también algo de exotismo. Hay plantas ornamentales muy atractivas pero que requieren cuidados especiales cuando se cultivan en nuestro jardín. Las plantas propias de suelos ácidos, en general, nos dan problemas, ya que estamos trabajando sobre substratos carbonatados y nuestra agua de riego es básica. En otros casos tenemos que protegerlas del invierno, o del exceso de agua, o lo contrario, regarlas en verano, si las especies requieren humedad constante. Para poder cultivar otras especies hemos tenido que generar espacios muy sofisticados que recrean las condiciones naturales de los hábitats de esas especies, tal y como estamos haciendo para poder cultivar muchas de las plantas amenazadas de nuestro territorio, que viven en dunas, marismas, turberas o roquedos. Mantener en cultivo cerca de 2.500 especies distintas es un trabajo complejo que requiere medios y personal. Muchas veces los visitantes no son conscientes de la complejidad de una instalación de este tipo.

Debemos priorizar las especies cantábricas raras, endémicas y amenazadas. Somos muy pocas las instituciones que trabajamos en la zona templada de la Península Ibérica, y somos un centro público. Así que por responsabilidad social, creo que debemos ayudar a que este patrimonio vegetal específico del Cantábrico no desparezca. Esta es una labor que necesariamente tenemos que desarrollar coordinadamente y apoyada por los distintos gobiernos autónomos del norte peninsular, ya que en España son las autonomías las que tienen trasferidas las competencias en conservación de flora.

Las actividades y servicios del Jardín Botánico Atlántico

“Este es un proyecto relativamente nuevo, que aún no ha cumplido 10 años pero que está en este momento en pleno proceso de maduración”, explica Álvaro Bueno, conservador del Jardín Botánico Atlántico de Gijón. Sin embargo, ofrece actividades de formación, cursos, conferencias, visitas guiadas para el gran público, y visitas especializadas más técnicas, actividades para los más pequeños, fiestas, talleres formativos, programas de vacaciones, entre otras. Por otra parte, el jardín dispone de una oferta museográfica muy cuidada y específica difícil de encontrar en otros centros homólogos. Entre los servicios, éste es ya un equipamiento especializado con todas las instalaciones en marcha para conservar, multiplicar, y reproducir todo tipo de plantas, así como realizar estudios especializados en flora y vegetación, y capaz de sacar adelante complejos proyectos de conservación de plantas. “Disponemos de un banco de germoplasma, de laboratorios, de un herbario, de una biblioteca especializada, y de una completa área de viveros, así como de un conjunto de profesionales cualificados y entusiastas con experiencia en el desarrollo de este tipo de proyectos. En los últimos años se ha trabajado mucho en el Parque Nacional Picos de Europa. Además, organizamos regularmente multitud de eventos lúdicos y culturales que nos hacen ser un referente turístico dentro de nuestra ciudad”, comenta Bueno.

Está sin duda muy trabajada. Creo que fue clave el organizar un equipo multidisciplinar, en el que trabajamos botánicos, museógrafos, paisajistas y arquitectos. El éxito se origina ya en los inicios del proyecto. Este equipo lo reunimos en la Universidad de Oviedo, para acudir a un concurso público que en su día lanzó el Ayuntamiento de Gijón y del que salimos ganadores. Hay que decir que ya en su momento los responsables municipales exigieron que en el equipo participaran profesionales de esos cuatro campos. Después se trabajo mucho y bien. Algo obvio, pero que no siempre se cumple: se siguió un orden adecuado en cuanto al desarrollo de los procesos.

Primero se desarrollaron los proyectos botánicos, el qué queremos contar, después se analizó el cómo contarlo, y allí entraron los especialistas en museografía. Tuvimos la fortuna de poder contar con un equipo de profesionales de primera línea en ese campo. Después, se trabajó con los arquitectos, quienes diseñaron los espacios para albergar las exposiciones museográficas, y no al revés. La propuesta de paisaje tampoco es ajena a este proceso. La retroalimentación entre los equipos fue permanente. Se trabajó realmente de forma multidisciplinar y coordinada. El discurso del jardín es integral, lo que se cuenta en los muesos tiene una prolongación en el propio jardín, y en museografía exterior. El proyecto botánico del JBA es muy coherente, y potente, y dado que es un proyecto de larga trayectoria, disponemos de un Esquema Global Director (EGD) que marca las pautas para su desarrollo, y que garantiza que el espacio no pierda la coherencia y la singularidad que se ha conseguido. Ahora que estamos proyectando y desarrollando nuevos espacios, siguiendo las líneas maestras del EGD nos quedamos sorprendidos de la envergadura que adquiere el proyecto. Hay realmente mucho trabajo, y esfuerzo detrás de esta instalación y esto se nota. Por otra parte, es una oferta muy singular. Pocos, muy pocos jardines botánicos en Europa disponen de instalaciones como la nuestra. No se puede decir lo mismo de los jardines de Norteamérica. Estos en general sí emplean más recursos en explicar a los visitantes el fascinante mundo de las plantas.