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Entrevista a Josep María Compte y José María Villanueva. (Mateu & Solé).

01/02/2007

"El mercado español de la inyección está en situación expectante"

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Las necesidades de piezas, elementos o producto acabado que se obtiene por este medio de transformación, es de tal amplitud que hace impensable que se produzca una regresión o crisis. Debería producirse otra fórmula milagrosa que pudiera aplicarse, desde el mundo de la construcción, hasta terminar en los videojuegos o telefonía móvil, pasando por sectores tan extensos como el clínico farmacéutico y un largo etc.

A menudo asociamos la pieza inyectada en plástico al sector de la automoción. Y en la medida que este va deslocalizándose a otros países, parece como si el mundo se fuera a hundir. Esto no es así. Aporta sin duda un porcentaje de inconveniencia pero no tiene porque desestabilizar el equilibrio de todo el conjunto.

No debería preocuparnos tanto que algunas multinacionales se instalen en los llamados países emergentes. Las consecuencias no van a ser traumáticas. Lo realmente alarmante y preocupante es que las miles pequeñas y medianas empresas adquieran allí sus productos para venderlos aquí. Productos que, por otra parte, carecen de una adecuada homologación y, en muchos casos, ni la más mínima norma de seguridad como ocurre en el delicado mundo de la juguetería. Para resumir, diremos pues que el mercado español de la inyección está en situación expectante. Espera que algo ocurra en materia de políticas, más o menos proteccionistas que de alguna manera nivelen este desfase de precios.

El parque de maquinaria del inyectador medio vuelve a estar desfasado. Es decir, no le importaría renovar viejas inyectoras a cambio de una razonable seguridad que pueda garantizarle un trabajo continuado. En cuanto a la demanda, por lo general , todo aquello que contribuya a eliminar o disminuir cargas sociales. Es decir, eliminar, en lo posible, mano de obra no cualificada. Para ello, observan con atención todos aquellos periféricos que les conduzcan a ello, y que puedan rentabilizar los procesos productivos e incluso dar un valor añadido al producto final inyectado, como por ejemplo el uso de robots o manipuladores.

A corto plazo si el inyectador quiere sobrevivir, es aconsejable que aprenda a convivir con esta situación incierta adecuando sus gastos en función de sus ingresos. A medio plazo, obtendrán el resultado. No obstante, desde el Departamento Comercial de Mateu & Solé, hemos notado desde comienzos de este año 2007, cierta mejoría en el sector, no tanto porque se hayan producido nuevos acontecimientos, sino porque quizás, hartos de esperarlos, algunos industriales empiecen a tomar sus propias decisiones.