Entrevista a Cyril Laurier y Maya Mouawad, del estudio Mouawad Laurier
Cyril Laurier y Maya Mouawad, dos artistas al frente del estudio Mouawad Laurier, invitan con sus obras a la reflexión: ¿Cuál es la relación de la humanidad con la naturaleza dentro de un mundo altamente tecnológico que la robotiza? Mediante sus proyectos, invitan al público a descubrir una fascinación por la naturaleza, pero... ¿cómo? Lo hacen mediante la luz, el sonido y, por supuesto, la tecnología. Esta es la gran ironía en la que radica el trabajo de Mouawad Laurier, su esencia y lo que los hace diferentes.
Maya Mouawad y Cyril Laurier. Foto: Antoni Hadzijanev.
Antes de comenzar, ¿quién son Mouawad Laurier?
Cyril Laurier: Somos dos artistas, Maya Mouawad y Cyril Laurier. Una pareja en la vida y en el trabajo. Somos franceses y vivimos en Barcelona desde 2006.
Se les califica de artistas ambientales… ¿Están de acuerdo? ¿Cómo definen su trabajo?
C.L.: Nuestro trabajo consiste en imaginar y realizar obras que llamamos ‘sensibles’, muchas veces con luz y sonido, y pensadas para tener sentido en el entorno de exhibición. Nuestras obras cuestionan nuestra relación con la naturaleza en un mundo lleno de tecnología.
¿Qué quieren expresar con sus proyectos y sus instalaciones?
C.L.: Nuestras instalaciones tienen como base una reflexión sobre la humanidad y la naturaleza. Creemos que la tecnología nos robotiza y por eso queremos invitar a la gente a fascinarse por la magia de la naturaleza. La ironía es que usamos mucha tecnología para conseguir esto.
Sus obras y sus instalaciones se caracterizan por integrar tecnología e inteligencia artificial. ¿De dónde surge esta necesidad y por qué?
C.L.: Hemos estudiado la tecnología, así que para nosotros es una herramienta natural. Pero lo que nos parece realmente mágico es la inteligencia de la naturaleza. Creemos que la inteligencia artificial no existe. Cuando se creó la primera calculadora, también se habló de inteligencia. Ahora se usa mucho la palabra ‘inteligencia’ para cosas que son algoritmos potentes y matemáticas avanzadas, pero no es algo que tiene razonamiento, creatividad y adaptabilidad.
Es verdad que hay muchas aplicaciones de nuevos algoritmos que parecen ‘inteligentes’. Pero no es porque una máquina pueda aprender a modelizar datos de forma muy potente que es inteligente. Queremos dar otra forma a estos algoritmos y usarlos de forma más creativa, jugando con esta ambigüedad.
Usamos esta fascinación para crear instalaciones que dan la ilusión de tener emociones conectándose con datos del entorno, usamos la tecnología para reproducir y entender la belleza de la naturaleza.
También integran otros elementos como luces, sonido y música…
C.L.: Sí, para crear estas experiencias sensoriales usamos medios como luces, sonido y música. La integración de una obra en su entorno es algo muy importante para nosotros, así que los medios se diseñan para tener sentido con el espacio y el contexto.
Workshop con la cantante pop biónica Viktoria Modesta. Foto: Cedida por Mouawad Laurier.
Uno de sus propósitos es combinar de manera sostenible la innovación tecnológica con el arte. ¿Cómo se consigue? ¿Qué relación hay entre sostenibilidad y arte?
C.L.: La sostenibilidad es un tema muy importante para nosotros a nivel personal. Como mucha gente está preocupada con este tema, pensamos que es difícil saber qué hacer para vivir en un mundo más sostenible. Creemos que el arte puede ayudar a llamar la atención sobre el tema y ayudar a desconectar de un mundo que nos incita a consumir y producir siempre más. La tecnología se puede usar de muchas formas, dependiendo del objetivo. Nosotros intentamos usarla para hablar del cambio climático y para volver a conectarse con nuestro entorno y ver su belleza.
Comenzaron a usar IA en 2006, ¿por qué? ¿Qué aporta a sus proyectos y obras? ¿Y al arte?
C.L.: Hice un doctorado en el Music Technology Group de la UPF en Barcelona sobre la detección de emociones en la música. Era para desarrollar algoritmos capaces de clasificar la música por emoción. Ahora la usamos para el contrario, para provocar emociones. Conectamos nuestras obras a datos (como por ejemplo la meteo) para crear una experiencia que va cambiando con estos datos y conectan el espectador con otra perspectiva de su entorno.
Maya Mouawad: También estamos fascinados por la sinestesia, y cómo transponer un expresión musical a luz visual, o el contrario. Estos algoritmos de IA nos permiten llevar una sensación de un medio a un otro y sincronizar las dos cosas.
Instalación en Maestro - Sharjah Light Festival (2017). Foto: Cedida por Mouawad Laurier.
Maya Mouawad se centra principalmente en los problemas ambientales actuales y su trabajo cuestiona el papel de las máquinas en el mundo moderno. ¿De qué estamos hablando?
M.M.: Hablamos de la robotización de la humanidad, nos parece que el mundo se está construyendo para optimizar todo, desde tiempos de trabajo, a resultados medicales, cálculos de riesgos siempre más avanzados. Como si fuéramos elementos de una fábrica en cadena, un número. Como si la parte psicológica no tuviese importancia, como si 1 hora de trabajo fuese algo lineal... La parte psicológica es la parte más importante en realidad a la hora de trabajar, de curarse, de educar, pero como no se puede medir no se considera, y como es más difícil ir a lo particular y tratar la complejidad de cada persona, es más fácil tratar un grupo a través de estadísticas, y acabamos olvidando que somos orgánicos. Olvidar que somos orgánicos para nosotros es bastante grave, porque hay una creencia en que la tecnología siempre nos puede salvar de todo, como por ejemplo de las condiciones climáticas. No nos sentimos suficientemente vulnerables de cara a la naturaleza, y pensar que siempre tendremos soluciones, bajo nuestro punto de vista, es peligroso.
¿Cómo afectan las máquinas al comportamiento humano? ¿Cómo pueden cambiar la forma en que nos percibimos a nosotros mismos en relación con la naturaleza?
M.M.: Hay una fascinación de los humanos por la tecnología, fascinación por lo que somos capaces de hacer, y así miramos un árbol sin pensar en lo mágico que es. La idea es usar la fascinación para la tecnología y crear maquinas que lleven, así, la mirada a la naturaleza, como diciendo "allí tienes algo más especial e increíble". Allí hay vida de verdad, hay algo que se ha creado, que es sostenible, que no quiere morir, y que sirve en un ecosistema complejo y que te puede hacer feliz.
Y todo lo anterior, ¿cómo lo traslada al arte, a sus obras y a sus proyectos?
M.M.: Nuestra manera de expresar el arte es a través del mensaje, del lugar donde hacemos esta intervención y de la emoción. Son los puntos claves y por dónde empezamos para crear una idea. Por ejemplo, cuando nos invitaron a Londres, a hacer una instalación en St. Pancras, en quizás uno de los lugares más urbanos, más desconectados del mundo orgánico, en un túnel de correspondencia de trenes... Nos preguntamos cuál era la cosa orgánica que sigue existiendo allí, por dónde nos podemos conectar a la vida natural... Así, pensamos en el viento y sus movimientos. De ahí pensamos en la meditación y en las ruedas de plegaria de los templos budistas, que también se mueven por el viento.
Instalación UpperGround en Sant Pancras, Londres (2018)
Upperground es una instalación lumínica que tiene como objetivo recordar la naturaleza en un lugar donde el usuario está más alejado de ella. Las luces del túnel están conectadas a las condiciones del viento y reaccionan a ellas en tiempo real. Los movimientos de la luz se inspiran en los movimientos de las ruedas de oración que se pueden encontrar en los templos budistas, y en el estado meditativo que genera.
Cyril Laurier, por su parte, tiene formación en sonido e inteligencia artificial. Ahora aplica su conocimiento al arte, cuestionando notablemente cómo los humanos interactúan con la tecnología y la naturaleza. ¿Cómo lo hace?
C.L.: La idea es la de inventar un nuevo uso de estos algoritmos. Es también imaginar cuál sería el mensaje de una máquina si tuviese una conciencia y unas emociones. Después, es reflexionar sobre cómo crear sonidos y músicas generativas. Es interesante investigar cómo diseñar 'fórmulas' para generar música y sonido de forma controlada (con un objetivo de sensación) pero dejando también espacio para el azar y los accidentes que provocan estos algoritmos. De hecho, es una de las maneras que usa la naturaleza para ser 'creativa'.
Hoy, en un contexto urbano, no tenemos que 'ocuparnos' de las situaciones ambientales (luz, temperatura, etc.) porque las controlamos con el uso de aplicaciones que nos animan a 'no pensar', y que, en consecuencia, alteran nuestras capacidades cerebrales correctas. ¿Cómo aplican este pensamiento en sus proyectos e instalaciones?
M.M.: Sí, nos interesa mucho la idea de vulnerabilidad, y conseguir en un instalación que el espectador se sienta vulnerable. Como dejarlos en algunos momentos en la oscuridad total, bajo tierra de 30 metros. Con la música y el diseño del sonido en el espacio también podemos conseguir emociones interesantes.
Instalación UpperGround en Sant Pancras, Londres (2018). Foto: Cedida por Mouawad Laurier.
¿Cuál es su relación con la luz? ¿Qué papel juega en sus obras?
M.M.: La luz es un medio que nos permite crear sombras también, cambiar el volumen de un espacio, su percepción y cambiar su ambiente. Podemos pasar de un ambiente a otro de manera muy rápida y muy fluida.
Instalación 'Retour aux Sources'. Foto: Cedida por Mouawad Laurier.
Luz y emoción van de la mano, ¿cómo trabajan esa relación en sus proyectos?
M.M.: La emoción no es solo la luz, empieza por el contexto, sigue por el mensaje, luego la música y lo visual llega como último. Como en una película, siempre la música tiene un factor emocional más fuerte que lo visual, pero tiene que ir todo junto para funcionar. Es un equilibrio muy delicado.
Uno de sus últimos proyectos ha sido ‘Retour aux Sources’ para Ruinart. ¿Qué valoración hacen?
C.L.: ‘Retour aux Sources’ es una obra permanente que hemos creado durante los 2 últimos años. Hemos tenido toda la libertad de inventar una obra que vive bajo tierra en un lugar espectacular protegido por la Unesco. El lugar es ideal porque es un sitio fuera del tiempo, sin luz natural, sin sonido, sin internet, sin teléfono, aislado de todo. Fue una oportunidad única para crear una instalación que hable de volver a contemplar, volver a lo esencial.
Instalación 'Retour aux Sources'. Foto: Cedida por Mouawad Laurier.
En definitiva, hablan de “contemplar en lugar de consumir”. ¿A qué se refieren?
C.L.: Contemplar es muy difícil en un mundo ultra conectado. Siempre nos llegan mensajes, notificaciones, tentaciones y tenemos menos tiempo para algunas cosas simples y importantes. Y no tenemos tiempo para pararnos o aburrirnos. Todo esto nos desconecta de nosotros mismos y de la naturaleza y creemos que volver a contemplarla gracias al arte nos puede ayudar a respetarnos y el mundo en el cual vivimos.
M.M.: Contemplar es el cambio de paradigmas que tenemos que hacer para que nuestro mundo sea sostenible, contemplar es también el lugar de la felicidad, y del equilibrio. Contemplar es EL reto de nuestra civilización.
Instalación 'Retour aux Sources'. Los elementos alojados en el interior de estas piezas de arte únicas han estado diseñados, desarrollados y producidos por Sakma, en estrecha colaboración con Maya Mouawad y Cyril Laurier. Foto: Cedida por Mouawad Laurier.
Más información sobre el proyecto 'Retour aux Sources' en el número 33 de la revista iCandela (páginas 36-41).
