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Evitar el peligro de la legionela con un registrador de datos

Imprescindible para el servicio de mantenimiento: la solución elegante de un problema casero

Departamento técnico de Intrumentos Testo21/11/2014
Las bacterias de la legionela pueden provocar una neumonía. Todos los años hay víctimas mortales. La infección tiene lugar al inhalar pequeñas gotas de agua, por ejemplo bajo la ducha, del grifo de la cocina o incluso de los aspersores del jardín o del aire acondicionado. La contaminación con bacterias de legionela de instalaciones de agua potable en edificios supone un peligro para la salud de usuarios y habitantes. Las bacterias proliferan sobre todo a temperaturas cálidas y en películas biológicas. Se debe evitar temperaturas del agua entre 20 y 55 °C en tuberías viejas y calentadores. Propietarios, servicios de mantenimiento e instaladores pueden utilizar para la supervisión de los límites de temperatura un registrador de datos, un instrumento de medición de temperatura mediante termopar con un sensor especial para tuberías.
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No sorprende que en las sucias calles de la edad media o en los barrios marginales de las ciudades industrializadas en el siglo XIX se extendieran enfermedades como la peste y la cólera. Cuando las condiciones higiénicas son insuficientes, virus y bacterias se extienden rápidamente. Además pasaron años hasta que la medicina descubrió la relación entre microorganismos y epidemias. Sin embargo, en ocasiones el progreso técnico trae consigo nuevos peligros para la salud.

En 1967, varios cientos de participantes en una convención de veteranos de la Legión americana en Filadelfia, Estados Unidos, se contagiaron de una enfermedad hasta entonces desconocida. Los pacientes comenzaron a tener problemas para respirar y fiebre alta; 34 de ellos fallecieron. El caso acaparó todos los titulares de la prensa. Finalmente se descubrió que las causantes de la enfermedad era un tipo de bacterias a las que se les dio el nombre de 'Legionella'. El problema resultó ser el aire acondicionado del hotel.

Las bacterias del género Legionella, en especial la variedad Legionella pneumophila, pueden dar lugar a un tipo de neumonía muy severa, llamada legionelosis; la forma más leve y benévola de la una enfermedad es la fiebre de Pontiac, que causa vómitos y tos. El contagio tiene lugar al inspirar las bacterias.

Esto puede suceder en cualquier lugar donde agua contaminada con legionela se disperse en forma de partículas finas como aerosol o vapor; por ejemplo, en duchas y baños, en torres de refrigeración de sistemas de aire acondicionado con humidificación del aire, en sistemas de agua en clínicas dentales o durante el trabajo de limpieza con agua a presión. La legionelosis no es una enfermedad moderna, ya que las bacterias de la legionela ya existían, pero ha sido ahora con el progreso técnico, que el hombre ha comenzado a entrar más en contacto con estas.

La contaminación puede suceder en cualquier lugar donde agua contaminada con legionela se disperse en forma de partículas finas como aerosol o vapor;...
La contaminación puede suceder en cualquier lugar donde agua contaminada con legionela se disperse en forma de partículas finas como aerosol o vapor; por ejemplo, en duchas y baños.

Cálido y con película biológica

En la naturaleza hay bacterias de legionela en ríos y lagos, por lo que pasan, como es lógico, al agua potable. Sin embargo, el número de microorganismos es muy reducido, normalmente, menos de una ‘unidad capaz de formar una colonia por litro’ de bacterias de legionela. Esto tiene que ver con la temperatura del agua y las condiciones ambiente. A temperaturas por debajo de los 20 °C, que típicamente no se alcanzan en la red de abastecimiento de agua, se detiene el metabolismo de las bacterias y por lo tanto su crecimiento.

Lo decisivo es lo que sucede entre el punto de entrada en la red de tuberías del edificio y el punto de salida, la toma por la que sale el agua. Lo peligroso es que las legionelas colonicen el sistema de agua potable de un edificio y se reproduzcan en su interior. Las condiciones ideales para el crecimiento de las legionelas son temperaturas entre 25 y 45 °C, si bien ya en el rango de 20 a 55 °C se pueden dar concentraciones peligrosas para la salud. Por este motivo es peligroso cuando se utilizan conducciones de agua caliente a poca temperatura. Si llega agua caliente por circulación procedente de un depósito central, la temperatura no debe ser inferior a 55 °C tampoco en la recirculación. El riesgo de proliferación de las bacterias aumenta si el agua está un periodo prolongado en reposo en tuberías y depósitos, lo cual puede suceder si el consumo de agua es reducido, si el sistema de conducciones está sobredimensionado, o si hay temporadas en las que el edificio está vacío o tiene pocos visitantes. El ahorro de agua y energía como medida de protección del medio ambiente o por motivos económicos puede propiciar la propagación de las legionelas, especialmente si las tuberías están mal aisladas, ya que este caso el agua caliente se enfría y el agua fría se calienta.

Las legionelas necesitan además para sobrevivir una película biológica como la que se forma en superficies límites con una alta concentración de gérmenes, inclusive algas, bacterias y otros microorganismos; sobre todo las amebas ofrecen a las legionelas un área de protección perfecta. También sirven de alimento las bacterias en incrustaciones, lodos, herrumbre y piezas en descomposición como juntas de goma.

En edificios con sistemas de tuberías complejos, la legionela se puede convertir en un problema para la higiene del agua potable, esto incluye edificios de viviendas, guarderías y colegios, residencias y hospitales, hoteles, edificios de oficinas y centros comerciales, instalaciones deportivas, gimnasios y piscinas, instalaciones industriales, cámpings y buques de crucero.

Comparable a la hepatitis, la malaria o la lepra

El potencial de peligro es alto. En Alemania las autoridades calculan un total de hasta 30.000 neumonías anuales causadas por legionelas, de las cuales entre 1.500 a 2.000 tienen víctimas mortales. A esto se añade un número de enfermos de fiebre de Pontiac entre diez y cien veces más alto. En EE UU, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, CDC, calculan que se tratan entre 8.000 y 18.000 casos de legionelosis en los hospitales americanos al año. A pesar de que es una enfermedad que es obligatorio comunicar a las autoridades, como la hepatitis, la malaria o la lepra, hay muchos casos que no se comunican. Especialmente en los países del sur de Europa aumenta el número de casos en verano. En España, el Laboratorio de Referencia de Legionella ha caracterizado desde 1980, aproximadamente, 2.000 aislados de Legionella (300 de origen humano y 2.700 de origen ambiental), provenientes de casi todas las Comunidades Autónomas.

Las legionelas son el germen del medio ambiente del que es más importante proteger a la población. Es responsabilidad de los propietarios de edificios y terrenos como explotadores de instalaciones de agua corriente, o bien responsabilidad de las empresas a las que se encarga la explotación, garantizar la salud de sus inquilinos, huéspedes, habitantes, visitantes o empleados; y controlar este riesgo es un desafío para el servicio de mantenimiento.

En casi todos los países existen leyes, normas y recomendaciones para la lucha contra la legionelosis. La directiva 98/83/CE relativa a la calidad de las aguas destinadas al consumo humano obliga a los países miembros a la creación de programas de control adecuados.

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En España, el Real Decreto 865/2003 prescribe la inspección de edificios de uso colectivo, instalaciones industriales o medios de transporte que puedan ser susceptibles de convertirse en focos para la propagación de la enfermedad. Las autoridades pueden además ordenar la inspección de edificios de viviendas. Si se dan casos de legionelosis, los responsables tienen que poder demostrar que cumplieron sus obligaciones.

En Alemania, según la normativa del agua potable, es obligatorio para edificios públicos y, desde el 2011, para edificios de viviendas, realizar una comprobación anual del agua potable para determinar si hay presencia de legionelas. El motivo es que en los edificios públicos como hospitales y residencias, en guarderías y colegios se encuentran las personas que mayor riesgo de contagio tienen: enfermos, personas con deficiencias inmunitarias, personas mayores y niños. Arrendadores de viviendas tienen que revisar sus instalaciones de agua potable cada tres años y, en caso de que haya indicios de la presencia de legionelas, las autoridades sanitarias pueden ordenar un análisis.

En Estados Unidos, autoridades sanitarias como la CDC realizan recomendaciones y diferentes gremios han creado normativas, por ejemplo, para hospitales y el Departamento de Salud del Ministerio de Veteranos de Guerra prescribe el control continuo, mantenimiento y limpieza de todas las instalaciones de agua corriente en sus edificios.

En Gran Bretaña es similar y las autoridades sanitarias obligan a los explotadores de instalaciones de agua corriente, sistemas de refrigeración y aire acondicionado con el Approved Code of Practice (ACOP) “L8” a crear un plan de control para minimizar el riesgo de legionelas, siendo obligatorio documentar las medidas y guardar los comprobantes.

Prevención, mejor que descontaminación

Las instalaciones de agua corriente de los edificios deben estar diseñadas de manera que se tenga bajo control la población de legionelas. En caso contrario se deben modificar las instalaciones. Desde el punto de vista técnico, existen diferentes posibilidades para reducir el número de agentes patógenos y para sanear el sistema completo en caso de contaminación masiva. Entre estas se cuenta la desinfección con cloro o con ozono, la irradiación del agua con luz ultravioleta, el enjuague de las tuberías o el desmontar tramos de tuberías de poco uso. Normalmente además al final se realiza una desinfección térmica. Para ello se calienta a 70 °C el agua en todo el sistema inclusive los puntos de salida, una sola vez, o repetidas veces, para matar las legionelas, si bien estas pueden sobrevivir en el interior de películas biológicas.

Los estudios demuestran que la solución más efectiva es evitar que se lleguen a formar colonias de bacterias. Una de las medidas preventivas más efectivas es evitar siempre temperaturas del agua entre los 20 y los 55 °C. Para el control continuo de los valores límites definidos se pueden utilizar registradores de datos, que supervisan de manera fiable los datos de medición durante largos periodos de tiempo, los almacenan y documentan. Gracias a una sonda de contacto especial para tuberías, estos registradores ofrecen a propietarios de edificios, servicios de mantenimiento e instaladores la solución ideal para el control de temperatura de conducciones de agua fría y caliente. Gracias a su mecanismo de muelle, la sonda se puede fijar a la tubería rápidamente en un solo paso. La tensión regulable del muelle hace que el sensor quede siempre bien sujeto, independientemente del diámetro de la tubería, lo cual permite una medición precisa. La tecnología termopar utilizada se caracteriza por su reducido tiempo de respuesta; el sensor se adapta rápidamente a la temperatura del tubo y con igual rapidez registra cualquier cambio de temperatura.

Medición a la salida y reentrada

En la supervisión de tramos de tuberías de agua caliente, el primer punto de medición suele estar poco después del calentador. La temperatura del agua a la salida del depósito de agua potable no debe ser inferior a 55 °C. En sistemas de circulación de uso habitual u obligatorio en instalaciones de agua corriente, con gran capacidad de depósito y volumen de agua, se mide también la temperatura del agua poco antes de la reentrada del agua no consumida, es decir, que se coloca un segundo sensor en un punto poco antes de la reentrada en la tubería de circulación en el depósito de agua caliente.

Para la supervisión es imprescindible tomar en consideración la distribución de temperatura en el sistema de agua fría. La temperatura del agua en las tuberías de agua fría no debe alcanzar los 20 °C, tampoco en caso de que el agua se quede detenida durante cierto tiempo. Para ello es importante reducir corrientes de agua caliente en las tuberías de agua fría para asegurarse de que los aumentos de temperatura en las conducciones del agua caliente no den lugar a aumentos de la temperatura en las tuberías de agua fría. En caso contrario el resultado es que se crea el clima ideal para la proliferación de la legionela en las tuberías de agua fría. Redes de tuberías de gran longitud, codos pronunciados y sistemas de tuberías situados tras superficies que reciben gran cantidad de radiación solar son especialmente problemáticos. También se debe medir en los puntos críticos en los que el agua se queda parada durante largo tiempo.

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La supervisión de la temperatura se debe realizar durante al menos una semana, para así poder tener en cuenta las diferencias en el uso de los sistemas de agua corriente a diferentes horas del día, entre semana y los fines de semana.

Precisión, fiabilidad, seguridad

Un registrador de datos es ideal para este tipo de tareas siempre que esté equipado con dos entradas para sondas termopar externas (tipo K y tipo T). Los sensores permiten la medición, supervisión y grabación de los valores de temperatura en dos puntos simultáneamente. Desde fuera se pueden ver los valores actuales, la temperatura máxima y mínima, así como los valores límite fijados. El registrador debe estar equipado también con una pantalla que muestre claramente las violaciones de los valores límite y ofrezca la posibilidad de aceptar los mensajes de alarma directamente en el instrumento. Los termopares para registrador de datos más óptimos son aquellos que garantizan una gran precisión de los datos y una medición fiable al cien por cien con una exactitud de ± 0,5 °C con intervalos de medición de entre 10 segundos y 24 horas. Además debe tener la función de recopilación de datos en una tarjeta SD estándar, para posibilitar la supervisión ininterrumpida de la temperatura, ya que no es necesario retirar el registrador de la tubería para el volcado de los datos.

Actuar en lugar de reaccionar: medición de la temperatura del agua

El registrador se debe complementar con un programa para PC con el que se configura y se analizan los datos. La monitorización de estos datos durante periodos de tiempo prolongados permite observar las evoluciones de la temperatura. El programa debe tener una función de elaboración de informes profesionales que un comprobante con validez legal frente a las autoridades que permiten al explotador demostrar que las temperaturas del agua se han mantenido en el rango correcto y que se han respetado todas las normas y directivas.

Desde el punto de vista de los propietarios y los servicios de mantenimiento de edificios grandes, la monitorización de las temperaturas del agua supone un ahorro frente a los costes que pueden causar inspecciones, análisis de la potabilidad del agua y sobre todo los complejos procedimientos de descontaminación y saneamiento. Un registrador de datos especialmente útil para la supervisión de instalaciones de agua corriente complejas con gran cantidad de tuberías de distribución y montantes, de circuitos de calefacción, calentadores y depósitos de agua. Esto facilita el aseguramiento de la calidad y el cumplimiento de la legislación.

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Para los instaladores, el instrumento supone la posibilidad de ofrecer un servicio adicional a sus clientes de supervisión de los valores de temperatura durante un periodo concreto. Para los propietarios de pisos de alquiler, un sistema de calentamiento del agua que funciona a temperatura insuficiente es un indicio de un problema de legionela. La instalación se puede ajustar correctamente utilizando los datos evaluados mediante el programa de ordenador. Esto es eficiente y permite ahorrar costes sin poner en peligro la salud.

En caso de que las autoridades decidan investigar el edificio porque el departamento de salud ha detectado que se sobrepasan los límites de microorganismos aceptables para el agua corriente, o de que se lleguen a dar casos de legionelosis entre los habitantes o los huéspedes, seguro que los costes serán el menor de sus problemas. Además de las posibles consecuencias legales, el daño a la imagen es irreparable.

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