El proyecto Geytec demostró que es compatible la producción de hortalizas bajo plástico junto a la generación de energía eléctrica fotovoltaica

Desde hace años, las empresas de la industria auxiliar de la agricultura investigan fórmulas para mejorar la rentabilidad de las explotaciones agrícolas bajo plástico y de entre ellas, se puede destacar la llevada a cabo por la empresa Novedades Agrícolas mediante el proyecto Geytec.

Este proyecto de investigación realizado a lo largo de dos años, demostró que es posible y compatible la producción de hortalizas bajo plástico junto a la generación de energía eléctrica fotovoltaica mediante la colocación de paneles solares en la cubierta del invernadero.

Se podría pensar que la colocación de estos paneles solares puede producir efectos adversos: uno sobre el cultivo y otro sobre la estructura del invernadero. El primero de ellos, debido al sombreo que producen las placas fotovoltaicas sobre la plantación, restando por tanto una cierta cantidad de radiación fotosintética a las plantas y sombreando zonas concretas del invernadero en detrimento de otras que no están expuestas a este efecto, pudiéndose pensar que la producción puede verse mermada o que ésta pueda perder calidad comercial a la hora de su venta en los canales comerciales habituales. Por otra parte, el segundo de los efectos adversos previsibles surge de la pregunta, ¿están las estructuras de los invernaderos preparadas para soportar el peso de las placas solares?, ya que por desgracia, estamos acostumbrados a ver que tras un granizo o fuerte viento, muchas estructuras de invernaderos no son capaces de soportar esas cargas y sus estructuras colapsan.

Invernadero diseñado dentro del proyecto de investigación Geytec.

Para dar respuesta a estas incógnitas, Novedades Agrícolas ejecutó el proyecto de investigación Geytec, mediante el diseño de un invernadero especialmente adaptado a estas circunstancias, en el que se tuvieron en cuenta aspectos como la inclinación de la cubierta para una mejor captación solar, altura adecuada del invernadero para minimizar las sombras concentradas sobre el cultivo, utilización de plásticos con alta capacidad de difusión de la radiación solar de forma que se eviten sombras, estructura del invernadero rediseñada para soportar las sobrecargas producidas por las placas solares y el correcto cumplimiento de la norma estructural para invernaderos comerciales EN 13031-1.

Detalle de la cubierta.

Con todas estas premisas, se procedió al diseño y cálculo de una nueva estructura de invernadero industrial en colaboración con un equipo de investigadores de la Universidad de Almería, pertenecientes al grupo de investigación AGR-199 ‘Tecnología de la producción agraria en zonas semiáridas’, y tras comprobar que el nuevo diseño cumple con todas las especificaciones requeridas por la exigente norma europea en materia de proyecto y construcción de estructuras de invernaderos industriales, se procedió a la construcción de un prototipo para la realización de un ensayo con cultivo de tomate de ciclo largo.

Los resultados obtenidos a lo largo de dos años de investigación, han sido muy esperanzadores puesto que los dos problemas que a priori se planteaban se han visto resueltos de forma satisfactoria.

En primer lugar, la producción de tomate obtenida en estas condiciones no se vio disminuida, consiguiendo unos buenos resultados tanto en cantidad como en la calidad del producto comercial, por lo que las dudas que se albergaban sobre el efecto del sombreo producido por las placas solares ubicadas en la cubierta del invernadero, no han tenido consecuencias negativas sobre el cultivo. Esto se debe fundamentalmente a que en nuestras latitudes hay exceso de radiación solar, especialmente en primavera y verano, junto a las medidas técnicas tomadas en el diseño tales como: porcentaje reducido de cobertura de placas, disposición de las placas solares no concentrada, altura de diseño y utilización de plásticos rígidos con alta capacidad difusora.

En segundo lugar, el nuevo diseño de la estructura del invernadero junto a la utilización de placas fotovoltaicas de silicio amorfo en lugar de las típicas placas de silicio cristalino con alto peso, ha permitido soportar adecuadamente las cargas que transmiten las placas solares a la estructura, habiendo superado satisfactoriamente las evaluaciones del comportamiento estructural del invernadero.

La producción de tomate no se vio afectada en ningún momento, consiguiendo buenos resultados en cantidad y calidad.

Respecto a las ventajas que presenta este nuevo modelo de invernadero diseñado por Novedades Agrícolas, hay que destacar que gracias a la utilización de las placas fotovoltaicas y al excelente grado de insolación existente en sureste español, los agricultores pueden obtener un rendimiento extra en forma de energía eléctrica, la cual puede ser para el autoconsumo o bien vendida a las compañías eléctricas para su distribución en la red, permitiendo estos ingresos adicionales la amortización de la inversión inicial más un margen de beneficio, el cual se puede obtener de forma recurrente durante toda la vida útil de las placas solares.

Según el gerente de Novedades Agrícolas, Lucas Galera, “la rentabilidad de esta inversión irá al alza cada año debido a que el coste de la energía es previsible que se incremente considerablemente, y el coste de las placas fotovoltaicas se está reduciendo paulatinamente”.

Desde el punto de vista de las administraciones públicas, este tipo de invernaderos resultan muy interesantes, porque desarrollan líneas estratégicas del plan energético nacional tales como la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles, la producción de energía limpia, el fomento del autoconsumo eléctrico y la producción energética distribuida y a su vez localizada en zonas de consumo. Es por ello, que se prevee no a muy largo plazo, un apoyo decidido por parte de todas las administraciones implicadas en apoyar este tipo de instalaciones.