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Procedimiento tradicional, intensivo en mano de obra

Semilleros de pimiento de Fresno de la Vega

Valenciano, J.B.,Reinoso, B.,Roldán, D.A.04/07/2003

El esmerado cuidado da a este producto un especial atractivo, al reclamar los consumidores calidad y protección medioambiental.
Artículo publicado en la Revista Horticultura - 160, abril 2002.

Fresno de la Vega es un pueblo eminentemente agrícola y de gran tradición hortícola, localizado en la vega de Esla, al sudeste de la provincia de León (España). Tienen fama sus lechugas, escarolas, cebollas, repollos, puerros, coliflor, ajos, etc., pero, por supuesto, el producto estrella es el pimiento, el cual se cultiva con mucho mimo y esmero, lo que le ha valido su bien ganada fama. Junto con la comarca de El Bierzo, constituye la principal zona productora de la Comunidad Autónoma de Castilla y León.

La superficie destinada al pimiento supone, aproximadamente, con sus 35-40 ha, cerca de una cuarta parte de la superficie dedicada a cultivos hortícolas en la localidad, que constituyen un 20-25 % del total de la producción provincial de pimiento.

El pimiento “morrón” de Fresno de la Vega (León) es un producto de calidad contrastada y de creciente popularidad, muy apreciado desde hace muchos años en los mercados de León y provincia y de otras provincias, como Asturias, Cantabria, Madrid, etc. Es de sabor dulce y tiene muy buenas características, tanto para consumo en fresco (ensaladas) como para asar, que son los dos usos principales que tiene. También, y a pesar del grosor de su carne, es muy bueno para freír, ya sea verde o rojo, aunque, en este caso, tiene más competencia de otras variedades de carne más fina y con menor contenido en agua, que es considerable en el pimiento “morrón”. El pimiento “morrón” de Fresno pertenece al grupo de la variedad “grossum”, según la clasificación de Purseglove, y a los pimientos del “Tipo A-1”, según la clasificación de Pochard.

El ciclo de cultivo del pimiento de Fresno comprende dos fases. El desarrollo de las primeras fases de la planta (de marzo a mayo) se produce en semillero, a causa de las bajas temperaturas que hay en esa época. Posteriormente el cultivo del pimiento se hace al aire libre, desde su trasplante en mayo hasta el final del ciclo (octubre-noviembre).

Su cultivo se efectúa con un bajo coste medioambiental, ya que no se realizan tratamientos herbicidas y los tratamientos fitosanitarios están reducidos al mínimo.

Obtención de semilla
La obtención de la semilla para este producto es el primer paso de su proceso productivo. Proceso que gana interés día a día dadas las preferencias del mercado por producción ecológicamente responsable y que pueda identificarse con regiones tradicionales, lo que el público asocia con producto de calidad. Se trata de un proceso cuidadoso y que generalmente se realiza de forma manual.


La semilla se obtiene de frutos seleccionados. Es el propio agricultor quien realiza la operación de obtener la simiente para su próxima cosecha, y lo hace a partir de frutos seleccionados que recoge y deja madurar antes de extraer las semillas.

Todo el proceso es manual, e incluye la extracción de las semillas, su selección y secado. Las cantidades obtenidas no son grandes en comparación con el tamaño, unas 400 ó 450 aprovechables por fruto.

Emplazamiento del semillero
Para seleccionar el emplazamiento del semillero, se tiene en cuenta su orientación, la dirección de los vientos dominantes, el drenaje y la disponibilidad de agua. Se prefiere una orientación este-oeste, pues esto maximiza la insolación en una época en que esta es escasa. El proceso comienza entre marzo y mayo. En esa época, los vientos predominantes en la región son del oeste o noroeste.

El semillero debe disponerse de forma que esté protegido de los vientos fríos del norte; instalándose en huertos con paredes o poniéndose cortavientos.

El drenaje del terreno es de gran importancia para evitar la asfixia o enfermedades fúngicas de las plantas.

Dimensiones del semillero
Los semilleros ocupan superficies que permiten realizar todas las labores de forma manual, es decir, su ancho ideal es de 1,5 m y su longitud no supera los 25-30 m. Esto último para evitar el encharcamiento excesivo durante el riego. Los pasillos entre parcelas tienen una anchura de 40-50 cm, y sirven tanto para circular como para evacuar el exceso de agua.

Instalaciones y materiales
Los semilleros que se utilizan son los llamados “hundidos” o “a ras”, cuya superficie, como su nombre indica, coincide con la del suelo circundante o está ligeramente hundida. Son de instalación sencilla y de bajo coste. Se usan túneles bajos de polietileno, de 0,70 a 0,90 m de altura. El espesor más utilizado es el de 700 galgas. La cubierta del túnel puede realizarse con polietileno térmico o normal, obteniéndose con el primero ventajas obvias.

La técnica de construcción del túnel se centra en que éste sea resistente a los vientos. Como en las operaciones anteriores, se utilizan procedimientos sumamente artesanales, que, sin embargo, aparecen como susceptibles de estandarización sin que pierdan su característica de tradicionales.

Labores preparatorias
Algunas operaciones de la preparación del lecho de siembra se realizan en forma manual, debido a la reducida superficie de las parcelas. El primer paso consiste en la distribución de estiércol, que no sólo aporta nutrientes, sino que mejora la estructura del terreno.

La preparación del lecho siempre se lleva a cabo con dos pases de grada, que se acompaña con abonado de fondo. Luego se realizan una serie de operaciones manuales, cuyo fin es dejar la capa superficial óptima para la siembra. No suele realizarse desinfección del suelo.

Época de siembra
La instalación del semillero tiene lugar en marzo y las plantas se llevan al terreno definitivo en mayo.

Siembra, densidades
La semilla no suele desinfectarse. La siembra se realiza a voleo, y puede efectuarse con la superficie del semillero húmeda o seca. Estos dos métodos conducen a procedimientos posteriores diferentes. En lo que respecta a la dosis, conviene que la siembra no sea demasiado espesa, pues esto, aparte de incrementar el coste de semilla, lleva a operaciones de raleo más intensas. Se utilizan 10-12g/m2, lo cual lleva la cantidad de plantas a 700-800 por esa unidad de superficie.

Tratamientos de cultivo
Después de la siembra se realizan las siguientes operaciones:

  • Ventilación. Consiste en el levantamiento diario del túnel, siempre que las condiciones climáticas lo permitan. Esto sirve, además, para evitar cambios bruscos de temperatura en el interior del túnel. Se trata de una operación importantísima, pues las plantas también pueden morir por exceso de temperatura en el interior del semillero o surgir condiciones que favorezcan la acción de patógenos.
  • Riegos. Su comienzo coincide con el nacimiento de las plantas; sobre todo cuando comienza a realizarse la operación de ventilado. Las técnicas de riego usadas son la de pulverización o, en caso que no sea posible, el riego al pie con pequeñas dosis de agua. A medida que las plantas se desarrollan, se incrementan las dosis de agua y también se agrandan los intervalos entre riegos.
  • Escardas. La escarda química es prácticamente desconocida. Se recurre a la escarda manual, que debe realizarse más de una vez durante el ciclo del semillero.
  • Aclareo. Labor cuyo objetivo es que la densidad de las plantas garantice su buen desarrollo para su posterior transplante. Se realiza simultáneamente a la escarda.
  • Tratamientos fitosanitarios. Normalmente no son necesarios, debido a la amplitud de las rotaciones usuales y a la escasa incidencia de plagas y enfermedades. Hay que estar atento a la posible aparición de hongos del suelo, no obstante.
  • Fertilización. El abonado de fondo consiste en el uso de estiércol a razón de 150 t/ha, que se hace con gran antelación a la siembra (noviembre-diciembre), y en la aplicación de 1.000 kg/ha de NPK (8-15-15) en el momento de la preparación del terreno. La cobertera consiste en 1.000-1.500 kg/ha de nitrato amónico cálcico al 26 % durante el desarrollo del semillero. No se debe abusar con la fertilización nitrogenada para evitar desarrollos incontrolados de las plántulas.
  • Arranque. Seis o siete días antes del transplante se deja el túnel sin cerrar durante la noche para ir “endureciendo” las plantitas. El arranque se realiza el mismo día de la labor de plantación, cuando las plántulas tienen un buen desarrollo (13-15 cm). Previo a la operación se realiza un pequeño riego para evitar daños en las raíces. La operación se hace a raíz desnuda, salvo en el caso de que el semillero se hubiese realizado en bandejas.

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