Cultivos protegidos bajo plástico en Tucumán
9 de septiembre de 2001
La producción hortícola bajo plástico comienza a desarrollarse en Tucumán
Comparativamente con otras zonas productoras argentinas, los cultivos bajo cubierta de plástico en Tucumán, ocupan una baja superficie. Actualmente se estima que se dedican entre 55 y 60 hectáreas, de las cuales un 60% es destinada a la producción de tomates, en segundo lugar la producción de pimientos y en una escasa superficie las de melones, pepinos y berenjenas.
La producción de tomate se realiza en dos ciclos durante el año: una producción estival que es más corta (se siembra el almácigo en diciembre), se transplanta en enero y se cosecha entre marzo y mayo. El segundo ciclo del tomate comienza en mayo con la siembra de almácigos. Se transplanta en junio y la producción se da desde agosto a diciembre.
La estructura que se usa en general en la producción de hortalizas bajo cubierta es el tipo, parral de Almería, que son más accesibles pero presentan problemas por la falta de ventilación cenital.
El costo de estos tipos de invernáculos se aproxima a los $6 pesos argentinos por metro cuadrado, con una duración de 9 años. Están hechos de postes tratados en su base de apoyo o apoyados sobre bases de cemento de fácil construcción, pero con limitaciones. Otro modelo que se está utilizando son los nuevos modelos bitunel con arcos parabólicos, que presentan una excelente exposición a la luz. Pero su costo es mas elevado que el anterior, llega a $9 el metro cuadrado, con estructuras galvanizadas que le confieren una vida útil de 20 años. Estos tipos de invernáculos permiten regular y manejar las condiciones ambientales con mayor facilidad que los parrales de Almería. También en la provincia se está implementando el uso de macrotúuneles, que presentan la ventaja de lo económico del sistema.
En la producción de tomate en el ciclo corto ( producción de marzo a mayo) se procede a capar o cortar el brote principal cuando la planta presenta los 5 o 6 racimos, para que los fotos asimilados vayan con destinos a ellos para llenar y formar los frutos comerciales. En el ciclo más largo (agosto a diciembre) se deja mayor cantidad de racimos en la planta para mantener en el tiempo la relación fuente-destino, para alimentar una mayor cantidad de frutos en una producción mas prolongada.
El plantín debe tener una excelente corelación raíz-parte aérea, para que sean óptimos los procesos internos de fotosíntesis, nutrientes y los fotoasimilados, que generan el crecimiento y el desarrollo de la parte aérea. Todo esto debe ir acompañado de condiciones óptimas del medio ambiente, como la luz y la temperatura. Si la intensidad lumínica es baja o la densidad de plantación es muy marcada, provocan la obtención de tallos alargados y débiles en detrimento de una mayor área foliar. La temperatura no debe ser menor de 10Cº, ya que se paraliza el crecimiento. Y si es muy alta, aumenta la tasa de respiración con la utilización de mayor cantidad de energía de la planta en detrimento de la translocación de fotoasimilados hacia los órganos de importancia económica. La densidad de plantación depende del tipo de cultivo, variedades, épocas y producto a obtener, en el tomate y en el pimiento se puede utilizar desde 2 a 3 plantas por metro cuadrado.
Para que se obtenga una planta que responda comercialmente a lo esperado se debe partir de una buena semilla y de una obtención de un plantín en óptimas condiciones y equilibrio.
Los productores dejaron de producir almácigos y están comprando plantines terminados con alta calidad, sanidad e identificación de la variedad solicitada en el momento justo, sin tener que estar prestando atención al manejo de las almacigueras.
Este tipo de emprendimiento empresarial adquirió una alta especialización con introducción de tecnología de punta como la automatización, la pregerminación y la capacitación para el uso de todos los equipos que la tecnología requiere para poder entregar al productor plantines de alta calidad, sanidad, especie, variedad y cantidad.
