La Unión Europea es la gran compradora

La cocina alemana, está dando paso al ingreso de los 'productos ecológicos', intensificado por la incertidumbre de los consumidores respecto de la seguridad y la salud de sus alimentos. El volumen manejado para estos productos es de 5.000 millones de marcos alemanes (2.325 millones de dólares), aunque el Ministerio Federal de Protección al Consumidor, Alimentación y Agricultura de Alemania, considera posible que su participación de mercado, que hoy es aproximadamente del 2%, llegue al 20% dentro de 10 años'.
Casi un tercio de la facturación recae en los grupos de productos lácteos, fruta y verdura. Los productos de cereales y carnes le siguen a gran distancia. Los consumidores alemanes dan 'el mismo valor al consumo de productos para disfrute que a los alimentos sanos, en virtud de lo cual los productos premium, los regionales y también las especialidades alimentarias del extranjero tienen buenas oportunidades'. Por la intensa competencia que se genera en el sector del comercio minorista, los productos que ofrece el mercado alemán son de muy bajo precio. Los diez comerciantes minoristas de alimentos más grandes reúnen el 84% de la facturación, ejerciendo una fuerte presión sobre los fabricantes para que puedan ofrecer productos a bajo precio.
Según Eichner Lisboa, 'las exportaciones de alimentos procesados de Argentina no se conocen mundialmente, aunque este país es uno de los fabricantes de alimentos más importantes del mundo. Es el quinto productor agrícola y el octavo exportador de materias primas de ese origen del mundo'.
Las exportaciones argentinas recaen en dos tercios en los productos agrícolas; la UE, compra aproximadamente la mitad de nuestras exportaciones de alimentos y, por consiguiente, es el socio comercial más importante del país. En 2000, Argentina entregó alimentos procesados por valor de 881 millones de marcos alemanes (409 millones de dólares) a Alemania, un 17% más que el año anterior.
La comercialización se basa, en primer lugar, en los productos cárnicos, totalizando unos 460 millones de marcos alemanes (211 millones de dólares). Representan más de dos tercios de las importaciones alemanas de carne vacuna. En este contexto, el retroceso en el consumo de carne en Europa como consecuencia de la crisis de la EEB (Encefalopatía Espongiforme Bovina o mal de la vaca loca) ha menguado, a corto plazo, las oportunidades de venta para la carne vacuna de la Argentina, a pesar de su excelente renombre.
Desde el 13 de marzo último, la UE prohibió el ingreso de productos cárnicos argentinos a su territorio. A partir de diciembre, el consumo bajó dos tercios, afectando también al mercado de porcinos y chacinados. El consumidor asocia esta crisis a una falta de seguridad, la cual se expande a todos los alimentos industrializados. Hoy existe más conciencia e interrogantes sobre el origen y la forma de elaboración de los productos que se ingieren. Quedará un resabio de esta crisis y seguramente no se volverá a los niveles históricos de consumo. Se pasará a sustitutos como son el pescado, las aves, productos que en la actualidad son un cuello de botella.