El bisonte vuelve a tierras catalanas

El bisonte europeo habitó la Península Ibérica hasta el siglo XII, cuando desapareció por razones íntimamente ligadas al ser humano. Hoy, casi mil años después, esta especie vuelve a tierras catalanas para convertirse en un factor imprescindible en la renovación de la biomasa de la zona. La puesta en cautividad de este macro-herbívoro garantiza la limpieza del bosque y la renovación del ecosistema gracias a los 4.000 kg de restos de madera que puede llegar a ingerir cada ejemplar al año.

Ejemplares de bisontes en cautividad de la finca de la Guardiola de Berguedá.

Corren tiempos difíciles para las labores del mundo rural. Actualmente, las actividades tradicionales están dejando de ser competitivas frente a las explotaciones intensivas y pasan por uno de sus peores momentos. La ecología también es otra víctima de la crisis, que se puede traducir en escasez de materias primas, tierras y espacio ambiental. Pero, ¿qué hacer para ayudar a todas las partes? Santiago Baos Rodríguez, director de Ecosistemas Diana, tiene la respuesta: “Poner el mundo rural a producir biodiversidad, y la biodiversidad a reforzar la economía del mundo rural. Con este pacto todos salen beneficiados”.

Una de las técnicas renovadoras de biomasa menos costosas y laboriosas de nuestro ecosistema es la que realiza el bisonte europeo. Con una dieta compuesta por un 33% de fibra obtenida de ramas, arbustos, zarzas y demás matorrales, el bisonte puede llegar a ingerir 4.000 kg de desperdicios naturales al año. Esta labor de limpieza contribuye a la renovación del ecosistema haciendo las tierras más productivas tanto para animales salvajes, como para domésticos. Si se mantiene en las proporciones adecuadas, el bisonte mantiene el bosque limpio de matorral, protegiéndolo del alto riesgo de incendio, y produciendo más hierva para el resto de animales de la zona, “sólo estas dos razones ya son un buen incentivo para tener este aliado en nuestros bosques” afirma el director de Ecosistemas Diana.

El 33% de la alimentación del bisonte proviene de ramas, arbustos zarzas y otros matorrales del bosque.

El proyecto que la empresa ecologista acaba de poner en marcha pretende abordar la problemática de los bosques de la zona, así como la necesidad de repoblación de la especie del bisonte europeo, animal en peligro de extinción: “Traer el bisonte a nuestras tierras es más por supervivencia del mundo rural y de la especie, que por conservacionismo puro y duro”, dice Santiago Baos. Y es que, hace menos de mil años que el bisonte europeo vagaba libre por la Península Ibérica hasta que la extinción de sus vías migratorias y, sobre todo, su caza como alimento de tropas militares, casi lo hacen desaparecer del mapa. Sin embargo, desde el pasado 7 de noviembre el bisonte europeo ha vuelto a tierras catalanas, concretamente a una finca situada en la Guardiola de Berguedá, donde se está adaptando perfectamente, “el clima y la vegetación son prácticamente iguales a los que disfrutaban en su reserva original y se les ve muy tranquilos y confiados. Volver a su antiguo hogar para ellos debe ser de lo más natural”, explica el director de Ecosistemas Diana.

Santiago Baos Rodríguez, director de Ecosistemas Diana, junto a bisontes de la reserva.

Se espera que según vaya creciendo el proyecto, el número de bisontes y de otras especies que forman parte del ecosistema vaya creciendo, “siempre midiendo la capacidad que el bosque pueda soportar” — apunta Baos— “lo que intentamos reproducir en esta reserva es un ecosistema rico en variedad de especies para que podamos disfrutar de nuestro ecosistema en todo su esplendor”. Además, la reserva podrá servir para realizar estudios de impacto ambiental, y permitirá la obtención de datos fiables sobre las técnicas de recuperación de los espacios y su aporte económico al mundo rural del Pirineo catalán.

Los beneficios de la producción de biodiversidad producida por los bisontes no serán sólo de carácter ganadero, ya que la cautividad de un animal tan emblemático es una manera de concienciar a la población del estado de peligro de la especie, además de suponer un atractivo turístico que refuerce la economía local y atraiga a turistas. Gracias a este proyecto, “la hostelería, las empresas de deportes multiaventura, los museos y todo el entorno se beneficiará directa o indirectamente de esta producción” dice Baos, que también apunta a una creación de puestos de trabajo, así como a un mayor consumo de los productos tradicionales y locales.

La adaptación de los ejemplares a su nuevo hogar está siendo muy satisfactoria.

La suelta de bisontes llevada a cabo por Ecosistemas Diana será pionera en tierras catalanas, pero a nivel español hace ya 3 años que se llevó a cabo un proyecto parecido en fincas de Asturias y Palencia. El propio Santiago Baos participó en el traslado de aquellos animales que tardaron en adaptarse a su nuevo clima, muy lluvioso, que provocó la muerte de algunos ejemplares asturianos. Los bisontes de la reserva catalana son originarios de los Alpes franceses y “allí los inviernos son mucho más rigurosos que los pirenaicos, además cuentan con más y mejores instalaciones que en su antiguo hogar”, asegura Baos. Los bisontes reciben cada día la visita y supervisión de los cuidadores, además de las visitas periódicas de los veterinarios del parque, que abrirá sus puertas a primeros del mes de diciembre.