Considerado como uno de los lugares más bellos de Europa, el Montmell se caracteriza por el cultivo de cerea- les, olivos y viñas. Can Marlès cuenta con 38 hectáreas de tierra, 5 de las cuales se destinan a la producción de uvas Chardonnay, Sauvignon Blanc y Tempranillo (Ull de Llebre). En las próximas temporadas, se espera una ampliación de 20 hectáreas de cultivo de Chardonnay y Tempranillo, así como la plantación de 3 hectáreas de Syrah. Las viñas más antiguas tienen 10 años y, junto a las nuevas, dan lugar a una producción de 15.000 botellas anuales que en un futuro alcanzarán las 30.000. El procesado de la uva en bodega empezó en 2008, cuando se incluyó maquinaria y equipamiento de última generación al proyecto. “La marca Can Marlès existe desde 2012 y ha conseguido progresar por su carácter original, natural y sor- prendente”, explica Lucía Pombo, responsable de Marketing de la bodega. “Las propiedades geoclimáticas de la zona, con suelos argilosos y nódulos de carbonados, se traducen en una maduración alargada que da lugar a vinos aromáticos, finos y de gran personalidad”, explica Pombo. Un proyecto enoturístico sin igual A Can Marlès no le basta con producir vino, también quiere mostrar al mundo dónde y cómo lo hace. Así, 2017 será el año de inicio de un proyecto enoturístico tan ambicioso como inte- resante. A tan solo 1 hora de Barcelona y a escasos kilómetros de la costa, Can Marlès propone una experiencia rural real. Pequeñas bodegas Con una masía de 1850 completamente restaurada y adaptada a las necesidades modernas –Internet, electricidad, wifi...– y lista para alquilar, se inicia un proyecto que pretende adaptar hasta 7 masías (Masias Ventosa, Cal Maginot, Cal Meliton, Cal Puïc, Ca La Rosa, Ca l’Estell y Can Marlès) para ponerlas a disposición del amante del turismo rural. “La restauración de la masía Can Puig nos ha permitido recupe- rar el alma y la esencia del pasado con todas las comodidades de la actualidad, lo que permite al turista visitarnos en cualquier momento del año y disfrutar de la naturaleza sea cuando sea. Ya estamos trabajando en la segunda masía, que estará disponible muy pronto”, señala Pombo. “Apostamos por un enoturismo consecuente con el lugar en el que estamos, que respete la naturaleza y el entorno. No podemos construir nada nuevo ya que estamos en un parque natural protegido, sólo se nos permite restaurar lo que ya existe y eso significa autenticidad y valor”. Experiencias gastronómicas, contacto con la naturaleza, baños en la piscina, rutas a pie, en moto, en bicicleta o a caballo, espeleolo- gía y conocimiento del medio ambiente, contacto con animales, catas de vino en medio de las viñas, masajes relajantes... Las posibilidades que ofrece Can Marlès son infinitas: “Hasta donde llegue la imaginación del cliente nos podemos adaptar a todo, incluso tenemos alpacas con las que se puede interactuar”. La masía principal pertenece a los propietarios y se utiliza para celebrar eventos gastronómicos, musicales... 59