VN28 - Técnicas, equipos y productos para la enología y la viticultura

17 SECTOR Burgos. Hoy emblema de Castilla y León y representante del buen hacer español. Y, sobre todo, hoy compañera de brindis de quienes entienden que la vida siempre es mejor con vino y que este, el vino, es parte de nuestra forma de ser, de sentir, de disfrutar y de amar. ANTECEDENTES La Denominación de Origen Ribera de Duero comenzó a gestarse mucho antes de que fuera ratificada su creación de forma oficial. En la década de los 60 del pasado siglo XX comienzan a surgir las primeras iniciativas de carácter empresarial, pioneras de la futura industria del vino en la comarca. De la elaboración familiar o en comunidad de vinos para el consumo en pequeñas bodegas localizadas en los municipios ribereños, se pasa a un producto creado con pretensiones comerciales: las cooperativas. Como recogen los archivos históricos del Consejo Regulador, fueron el Instituto Nacional de Denominaciones de Origen, los Servicios de Agricultura y las instituciones provinciales y locales, junto con un buen número de viticultores, bodegueros y cooperativistas, quienes sumaron esfuerzos para consolidar una marca bautizada tiempo después con el nombre de Ribera del Duero. “Bodegas Ismael Arroyo, Bodegas Peñalba López, Bodegas Balbás, Bodegas García de Aranda y las cooperativas Santa Eulalia, Rauda, Virgen de la Asunción, San Andrés, San Roque de la Encina y Tierra Aranda, junto con nombres procedentes de la administración como Juan Javier Villagra (técnico de la Sección de Industrias Agrarias) o Francisco Montoya (presidente de la Diputación de Burgos) animaron a que en la zona de la de la provincia de Burgos se trabajase para lograr una denominación de origen. Una idea que cogió más fuerza durante la celebración en 1975 en La Horra de la Semana del Vino de Ribera del Duero. Los primeros trámites pusieron de manifiesto la necesidad de integrar en el proyecto a municipios de las provincias de Segovia, Soria y Valladolid, que, junto con el territorio burgalés, formaban parte de la Ribera natural. Y así se dio forma al proyecto, que quiso llamarse desde los inicios Ribera del Duero, nombre registrado por la entonces cooperativa Protos de Peñafiel, que lo cedió gustosa sumándose de inmediato a la iniciativa. A mediados de los ochenta se unió también a un nombre histórico: Vega Sicilia. Y, tras muchas y muy arduas negociaciones, se llegó a un acuerdo para crear una D.O. que albergará a localidades de cuatro provincias unidas por el nexo común del río Duero y por una tradición y cultura de la viña y el vino compartida. CONSTITUCIÓN DE DENOMINACIÓN DE ORIGEN RIBERA DEL DUERO En 1978 se realizó la solicitud de creación de una zona de calidad ante el Instituto Nacional de Denominaciones de Origen (INDO), con el respaldo del 98% de los entonces vitivinicultores de la zona. Fue ese mismo organismo el que, el 17 de noviembre de 1979, reconoció con carácter provisional la D.O. Ribera del Duero, en un acto que tuvo lugar en el Ayuntamiento de Aranda de Duero. El 23 de julio de 1980 se constituyó el Consejo Regulador Provisional de Denominación de Origen 'La Ribera del Duero' con José Ignacio Gutiérrez como presidente. En aquel reglamento provisional se estableció como variedad principal la tinta del país, que ocupaba el sesenta por ciento de los viñedos de la zona, y se admitieron también la Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec, Garnacha Tinta y Albillo Mayor. En 1981 fue aprobada la primera contraetiqueta de Ribera del Duero. Firma de la Orden de constitución de la DO Ribera del Duero, de 21 de Julio de 1982, por parte del Ministro de Agricultura José Luis Álvarez (2d) y Javier Villagra (3i).

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