Felícisimo Pereira y Marcial Pita conforman uno de los matrimonios vitivinícolas más bien avenidos del panorama galaico, el de Bodegas El Paraguas. de roble francés de 600 y 500 litros con control de temperatu- ras. Además, Bodegas El Paraguas apuesta por vinificaciones poco intervencionistas, para que los vinos reflejen el terroir de procedencia. Por último, Bodegas El Paraguas dedica un espacio especial a cocinar la cera mezclada con parafina que visten sus botellas. Un proceso absolutamente artesanal, más costoso, pero que asegura una mayor limpieza en el transporte y posterior conservación de los vinos El Paraguas Atlántico, La Sombrilla y Fai un Sol de Carallo. El terroir, uno más de la familia Bodegas El Paraguas entiende el viñedo como una unidad fami- liar. Cada planta es un miembro de una familia y, por tanto, cada miembro de la misma aportará unas cosas u otras a la familia. Con estos mimbres, parten de la base que no todas las plantas reúnen los exigentes requisitos que se persiguen para la elaboración de los vinos. Con esta base, Bodegas El Paraguas elabora cada variedad de uva de cada viñedo –con excepción del vino Fai un Sol de Carallo– por separado y atendiendo a un método de elaboración que se con- sidera tras estudiar la naturaleza de cada cosecha y el posible potencial de las uvas antes de su vendimia. Independientemente del tipo de vinificación, todas las plantas proceden de viñedos con marcos de plantación tradicionales, muy apretados –de hasta 1 metro por 1 metro–, con gran disputa entre las plantas para que la producción sea limitada, nunca más PEQUEÑAS BODEGAS 63 La bodega no contempla la mecanización de sus viñedos.