VENDIMIA 14 Enorme capacidad de giro. de trabajos, debido a que el bastidor se puede usar como porta equipos en trabajos como la prepoda (desde noviembre a febrero) y los tratamientos fitosanitarios. Además, existen modelos de vendimiadoras que se adaptan a la recolección de olivar super- intensivo. Los diseños obtenidos por los fabricantes permiten que una sola persona pueda desmontar el cabezal recolector en pocos minutos. De igual forma es sencillo y cómodo montar un pulverizador, una cabezal prepodador, etc. ¿Y respecto a la calidad de la vendimia? La vendimia mecánica 'recoge' todo lo que queda a la altura de los sacudidores y ahí puede residir uno de los problemas de calidad de la vendimiadora, puesto que si hay racimos sin madurar en esa franja de altura también los recoge. Por eso se estima que en un mismo viñedo la diferencia entre recoger la producción a mano o a máquina hay una diferencia de 1o Baume (menos a máquina). Otro de los problemas es que la vendimiadora recoge 'granos' no racimos, o lo que es lo mismo, no se recoge el raspón del racimo que es donde se encuentra una gran parte de taninos de la uva. Un problema más está en la pérdida de peso por el mosto des- prendido al golpear a los racimos. El tacto de la parra es 'húmedo' tras la recogida y es debido a la rotura de la baya. Otro problema, el último, es la recolección no deseada de hojas y trozos de madera (sarmientos), aunque las cantidades son míni- mas debido a la optimización del diseño de las vendimiadoras con la disposición de ventiladores e incluso despalilladores. En el lado de las ventajas, por calidad, es que la vendimia mecánica se puede hacer de forma muy rápida y, por lo tanto, respetar los mejores momentos de madurez que indica el enólogo. Además, se puede vendimiar durante las horas nocturnas, mucho más fres- cas, y como el tiempo que pasa la uva entre que se recolecta hasta que se lleva a bodega es mucho menor, las propiedades organo- lépticas de la baya se alteran menos que a mano. Sobre la máquina Describir una vendimiadora a grandes rasgos sería decir que se trata de un bastidor que trabaja, a horcajadas, sobre una línea de parras. Sobre ese bastidor, que suele ser autonivelante a tra- vés de una estructura de cuadrilátero deformable, se cuelga la unidad de recolección. El movimiento de avance, en el caso de vendimiadoras autopropulsadas, se le encarga a unos motores hidrostáticos que se colocan en los cubos de las ruedas por lo que la velocidad de avance es consecuencia del caudal y de la cilin- drada de la bomba. Las velocidades de trabajo oscilan entre 5 y 8 km/h y la de transporte los 30 km/h con modelos ya de 40 km/h. En vendimiadoras autopropulsadas toda la energía proviene de un motor de combustión, mientras que en el caso de las arras- tradas es el tractor, a través del eje de la TDF, quien provee de energía a la central hidráulica de la máquina. En el diseño de una vendimiadora se tiende siempre a intentar bajar todo lo posible el centro de gravedad porque esta máquina, que se moverá potencialmente por terrenos irregulares, en ocasiones con fuertes pendientes, y con tolvas elevadas con capacidades de 4.000 y 6.000 kg y más considerando que los ángulos de giro de las ruedas pueden ser muy elevados (80-85o), pueden llegar a ser peligrosas en manos inexpertas o irresponsa- bles. Efectivamente, aunque una vendimiadora puede tener una capacidad enorme de corrección de pendientes (25-35%) y de nivelación transversal (hasta 30%), trabajar en laderas mientras las conducen de forma irresponsable puede acarrear problemas de seguridad. Para reducir riesgos las máquinas no paran de mejo- rar y, por ejemplo, son comunes los sistemas anti-patinamiento, que permite dividir proporcionalmente el caudal del aceite de los motores de ruedas delanteras y traseras. En los últimos años los diseños se han mejorado en la auto- matización de funciones, aunque por supuesto también en las medidas postescape de los motores de combustión en las unida- des autopropulsadas.