Las verdaderas protagonistas de Fuentes del Silencio son las 23 hectáreas de viñedo mayoritariamente de las variedades Mencía, Alicante Bouschet y Prieto Picudo. PEQUEÑAS BODEGAS 58 escasa humedad, los inviernos largos y fríos con heladas intensas y los veranos cálidos y secos, junto a la protección natural de los vientos que supone el Monte Teleno (2.188 msnm) confieren a la zona unas características especiales, que se suman a una de las exposiciones solares entre las más altas de España. Los viñedos se encuentran situados sobre sedimentos auríferos formados por conglomerados arenoso-arcillosos. Lo que en la actualidad es un valle rodeado de viña, comenzó como una explo- tación de oro en tiempo de los romanos. Por lo general, se trata de suelos francos, francoarenosos y francolimosos, con pH ligeramente básico y tonos pardos. Estos materiales presentan una buena per- meabilidad, facilitando así el drenaje y la filtración de agua hacia zonas profundas del terreno. La importante fracción arenosa no retiene tanto la humedad, por lo que hace que la vid pueda sufrir estrés hídrico estival y se reduzca en consecuencia el tamaño de la uva. Estas condiciones del suelo también ayudan a evitar los proble- mas de encharcamiento habitual, característico de suelos arcillosos, que pueden producirse durante los periodos de lluvias intensas. Fuentes del Silencio, pago singular Los viñedos de Fuentes del Silencio se ubican en los pueblos de Quintanilla de Flórez, Palacios de Jamuz, Quintana y Congosto, y Herreros de Jamuz, y configuran un pago en el que se cultiva la Mencía más alta de León, a 855 metros sobre el nivel del mar. Sus suelos cuentan con componentes de pizarras y calizas del período Cámbrico, Ordovícico inferior y algunos depósitos de la era ceno- zoica y depósitos limosos sobre los que se encuentran cantos de cuarcita de matriz arcillosa o raña formados hace unos dos millo- nes de años. Su textura de arena y limo y su contenido en arcilla permiten almacenar nutrientes esenciales para el viñedo y evitar, por la función de la arena que contiene el suelo, la humedad excesiva que podría provocar enfermedades en las vides. Las caracterís- ticas climáticas y del viñedo y el entorno de Fuentes del Silencio se diferencian de las de zonas próximas, contienen elementos como silicio, magnesio y níquel que favorecen la calidad del vino y refuerzan a la planta contra plagas y enfermedades. Estos singulares suelos albergan una comu¬nidad microbiana muy diferente a la de las clásicas regiones vitícolas. Se ha deter- minado la presencia de bacterias de los géneros Thiobacillus, Acidiphilium, Leptospirillum, Ralstonia y Desulfotomaculum, descritas en minas de oro de Sudáfrica, China, México y Australia. Viñedo ecológico El perfil de la zona, marcado por cepas que crecen muy a ras del suelo, hace que se practique la llamada poda rastrera, convir- tiendo el trabajo en un verdadero acto de viticultura heroica. Además, muchas parcelas lindan con el monte o están literal- mente dentro del bosque, en constante competencia con jaras y encinas. Las cepas están plantadas en vaso rastrero (sistema tradicio- nal de la zona) y se les aplica una poda minuciosa en invierno y poda en verde en verano para mejorar la aireación dentro de la planta, logrando reducir al mínimo los tratamientos, fortale- ciendo su salud y respetando la biodiversidad y el equilibrio de la flora y fauna. Todo el viñedo está dividido en pequeñas parcelas -centenarias y de nueva plantación, desarrollada usando porta-injertos poco vigorosos y madera seleccionada de las propias cepas viejas-, cuyos frutos se trabajan por separado una vez en la bodega. La producción se limita a una cantidad no superior a 1,5-2 kg por planta y 1.500-2.000 kg por hectárea con el fin de obtener la mejor expresión de las uvas.