Sin entrar en profundidad en el origen del problema, actualmente asistimos a un escenario climático caracterizado básicamente por el incremento de la temperatura y por un régimen heterogéneo de precipitaciones que afecta a su distribución: menor registro durante la época estival, coincidiendo con los requerimientos más elevados para el cultivo, y mayor cantidad de lluvia en otoño-invierno, siendo cada vez más frecuentes los eventos climáticos extremos, acentuándose así los problemas de erosión y de accidentes climáticos. En este contexto, el aumento de temperatura estaría condicionando cambios en la localización potencial del viñedo, la mejora del proceso de maduración en regiones de perfil septentrional y atlántico, pero el agravamiento de viticulturas de marcado carácter meridional y mediterráneo. Asimismo, este panorama cli- mático ejerce una clara influencia en el desarrollo, hábitos y desplazamientos de plagas y enfermedades, así como en la expresión vegetativa de la vid y en su actividad fisiológica, fuertemente condicionado por las elevadas temperaturas y la intensificación del estrés hídrico (García-Escudero, 2018). Tales circunstancias, asociadas a la incidencia de las varia- ciones climáticas sobre la dinámica del ciclo anual de la vid CAMBIO CLIMÁTICO Variedades como Garnacha tinta y Graciano, con fuerte arraigo en la DOCa. Rioja, constituyen una alternativa interesante para mitigar el problema de acidez de Tempranillo El factor variedad de vid 36 comoelemento modulador de la disminución de acidez en un escenario de variaciones climáticas Enrique García-Escudero Domínguez* jefe del Servicio de Investigación Vitivinícola (SIV) del Gobierno de La Rioja y vicedirector e investigador del ICVV Sergio Ibáñez Pascual, investigador del SIV y del ICVV Ignacio Martín Rueda, investigador del SIV y del ICVV Diego López Llaría, técnico superior Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (CSIC, Universidad de La Rioja, Gobierno de La Rioja) *e-mail: egescudero@larioja.org