Enric Bartra, investigador del INCAVI, durante su intervención. C M Y CM MY CY CMY K Sanz Soguero, Díez-Navajas, Ayestarán, Crespo y Riera Smolinska. Foto: R. Marín. ECOLÓGICO 22 Arrecifes en bodega submarinas A continuación, Anna Riera Smolinska, bióloga marina en Crusoe Treasure, presentó la ‘creación de arrecifes en bodegas submarinas’ en la bahía de Plentzia, donde sumergen tanto jaulones con botellas de vino como barricas de madera. El proyecto, iniciado por Borja Saracho en 2010 y asesorado por Antonio Palacios, atesora mono- varietales de Tempranillo, Syrah, Viognier, Albariño y Garnacha blanca, entre otros, durante períodos de 6 a 12 meses, a unos 20 metros de profundidad. Disponen para ello de una concesión de quinientos metros cuadrados del fondo marino de la bahía, donde realizan monitoreo de especies vegetales y animales. A lo largo de ocho años de experimentación, han podido compro- bar que existe intercambio de gases bajo el mar en las botellas, que cuentan con corcho y lacre a modo de cápsula. También han compro- bado la proliferación de diversas especies de fauna y flora marina, entre las que destacan crustáceos como el quisquillón y equinoder- mos como los asteroideos o estrellas de mar. Riera explicó que el vino está sometido al movimiento y los cambios de presión originados por las mareas y los temporales, así como a una temperatura que oscila entre los 13 °C en invierno y los 19 °C en plena canícula. Por último, señaló que se realizan catas comparadas entre botellas del mismo vino conservadas en bodega y bajo el mar. Revitalizar el mundo rural Francisco Javier Sanz Soguero fue el encargado de abordar la temática ‘viticultura sostenible y medio rural’, presentando a su vez su proyecto Vinos Ignius en Almonacid de La Sierra, localidad zaragozana de unos 750 habitantes situada en la comarca de Valdejalón. Después de resu- mir su historia personal (“estudia para poder irte”, le decían, mientras él “estudiaba para poder elegir quedarme en el pueblo”), insistió en la importancia de revitalizar el mundo rural con proyectos que apuesten por la autenticidad y basados en compartir conocimiento, ya que, según su experiencia de más de treinta años, “es algo esencial”, como también lo es la formación continua en el ámbito rural. Adalid de la “viticultura de observación”, es decir, de más bota que bata, de ir mucho a la viña, y así ahorrarse, como este año, entre 5 y 7 tratamientos: “A mí me ha bastado con cuatro manos de azufre, mientras que en las parcelas vecinas han echado unas diez”. No han tenido mildiu por las características geoclimáticas de las parcelas, situadas entre los 600 y 900 metros de altitud, con una pluviometría de unos trescientos litros anuales. Además, en su caso, no ha nece- sitado de más tratamientos, ya que previene la plaga de polilla de racimo mediante la instalación de cápsulas de feromonas. En sus viñedos emplea, desde hace más de una década, la cubierta vegetal sembrada, en concreto de avena fatua o “loca”, con un exce- lente resultado, ya que no persigue una producción cuantitativa sino cualitativa, auténtica y expresiva, con cepas que, en muchos casos, superan los setenta años de edad. Siega estas hierbas, que Sanz Soguero no llama ‘adventicias’ sino ‘acompañantes’, cuando están en floración “porque es cuando más nutrientes aportan a la parte más accesible del suelo para las plantas, una vez que han extraído minerales desde el subsuelo, hasta unos dos metros y medio de profundidad”. Según su dilatada experiencia vitícola, resulta impres- cindible alimentar y revitalizar el suelo, para lo que también emplea técnicas biodinámicas.•