Brillo El siguiente paso para seleccionar un nuevo display de vídeo será el de calcular la luz ambiente que va a tener la estancia y asegurarse de que el tipo de display en cuestión tiene el brillo suficiente para mostrar una imagen clara. En la mayoría de salas de reuniones o aulas de pequeñas dimensiones, un display de panel LCD o un proyector de entre 2.000 y 7.000 lúmenes harán bien el papel, pero en espacios mayores, como la típica sala de conferencias, lo recomendable es usar un proyector de entre 20.000 y 30.000 lúmenes. Desde ahí no resultará difícil subir o bajar, llegando por arriba hasta 40.000 lúmenes en situaciones de niveles de iluminación ambiental considerables, o por debajo a un proyector de 10.000 lúmenes si el presupuesto no da para más. Iluminación con lámpara vs. ausencia de lámpara Los proyectores iluminados por lámpara continúan siendo la solución más efectiva en términos de coste. Además, las lám- paras de hoy son más duraderas y no necesitan más de un cambio o dos a lo largo de la vida del proyector. Hay dos tipos de lámparas: de mercurio y de xenón. La lámpara de mercurio es la más habitual, por su gran durabilidad y porque las bombillas se cambian con facilidad. La lámpara de xenón se usa a un nivel más profesional, ya que es más difícil de cambiar; por ello las encontramos, sobre todo, en proyectores de cine. La iluminación de estado sólido, o de proyectores sin lámpara, podría exigir una mayor inversión, pero por lo general alcanzan un funcionamiento de 20.000 horas que es más de lo que suele necesitarse para una aplicación de aula. Los actuales proyectores sin lámpara pertenecen a tres cate- gorías: LED, fósforo láser y RGB láser. El LED proporciona un brillo de hasta 2.000 lúmenes, insuficiente para la mayoría de aplicaciones comerciales. Con el fósforo láser, un tipo de proyec- ción en auge, la producción de brillo sube a los 10.000-12.000 lúmenes. El láser RGB recibe a veces el apelativo de ‘láser puro’ o ‘láser verdadero’ porque, en lugar de utilizar fósforo, llega directamente desde dispositivos láser, con lo que asegura la mejor representación cromática y unos displays más ricos y de mayor contraste. Resulta también más caro y ocupa más espacio pero con niveles de brillo de 30.000, 40.000 o 50.000 lúmenes en aplicaciones en grandes espacios, resulta muy impactante. Adaptarse a la aplicación Establecidos los parámetros de tamaño, resolución y brillo deseados, el siguiente paso será abordar esos factores con una de las tecnologías cuya eficacia en el ámbito de la enseñanza superior haya quedado demostrada. Sigue una serie de direc- trices para adaptar la mejor opción tecnológica a las actuales tendencias dentro de la enseñanza, comprendiendo desde dis- plays a herramientas de colaboración. Proyectores Los proyectores —montados en techo, dispuestos en configu- ración de tiro corto o montados sobre un carro móvil— siguen estando muy presentes en las aulas. Desde el punto de vista de la eficacia y la fiabilidad, por no hablar del tamaño de la imagen en términos de la inversión, las ventajas de la proyección son visibles de muchas formas, con una continua evolución de las tecnologías LCD y DLP. En el campo de la proyección LCD, la resolución WUXGA es la habitual en estos momentos, con algo de WXGA todavía en uso y la resolución XGA prácticamente desaparecida. Las necesidades de brillo se mantienen en 5.000 lúmenes, y para conseguirlos muchas universidades y facultades se decantan por una mezcla de proyectores con o sin lámpara según cuál vaya a ser la aplicación. Por lo que respecta a la proyección DLP, las soluciones de un chip constituyen unas herramientas fantásticas en la batalla contra el exceso de iluminación ambiental. Un proyector de fósforo láser de un solo chip, con una sola lámpara o sin ella, se adapta por lo general a las aplicaciones de muchísimas aulas; dicho esto, quienes cuenten con algo más de presupuesto podrían optar Equipos 41