Robótica Los menores de 10 años también tienen su propio desafío en el FLL Junior. Foto: FLL. Por ejemplo, el equipo X-Landers 6.0, del sur de Países Bajos, desarrolló una cesta para bicicletas, el medio de transporte más usado en su país. Países Bajos es famoso por su conciencia ecológica y la propuesta de X-Landers 6.0 está creada con plásticos reciclados, permite transportar dos latas de refresco y posee un cargador de móvil integrado que funciona con una dinamo y energía solar. Anna, una de sus miembros, solo tiene 12 años y comentó: “Llevamos trabajando desde el verano pasado. La idea surgió a raíz de una broma de Marcel —otro de los miembros— que preguntó con ironía ‘¿por qué no pega- mos simplemente una papelera a una bicicleta?’, y al final se hizo realidad.” El proyecto científico se presenta ante jurado, complementado por el diseño del robot y el sistema de valores. Es la parte más meticulosa del evento, donde los niños deben demostrar no sólo los conocimientos adquiridos, sino el crecimiento personal que han experimentado. Cuestiones como la madurez, las capacidades expresión o la integración grupal son ítems que son evaluadas por el jurado, formado por personal docente de universidades e investigadores de centros públicos y privados. Los miembros del equipo turco, Game of Recycle, iban vestidos con ropas medievales, en honor a la serie de televisión ‘Juego de Tronos’. Su proyecto consistía en un refugio para animales 32 callejeros hecho con materiales reciclados. “En Turquía mueren por congelación una media de 15.000 perros al año”, explica Alper Gül, de 16 años. “Es un problema muy serio en nuestro país que nos gustaría solucionar”. Todos son amantes de los animales y tienen mascotas en casa, por ello llevan seis meses dedicándose enteramente a ello. Gustavo, miembro del equipo mexicano Eco Robid, contaba que el valor que mejor define a su grupo es “la amistad” por- que todo lo han construido juntos, no sólo como compañeros, sino también como amigos. El proyecto en que trabajaron se llama ‘Ecopuntos’, una moneda de cambio con valor econó- mico real, que se carga en una tarjeta bancaria cada vez que se depositan en una máquina de reciclaje materiales como el aluminio o el papel. Jamie, de Sudáfrica, contó que eligieron la diversión como valor más representativo, “porque First Lego League es ante todo pasarlo bien”. Su equipo, I-SET Hey That’s Us era el único proveniente del continente africano. El proyecto que crearon era una cubierta para piscinas, hecha con mallas y botellas de plástico. “En nuestro país sólo un 15% de la población sabe nadar. Muchos niños se cuelan en las piscinas privadas de las casas grandes y terminan ahogándose, porque no entienden que puedan suponer un peligro para ellos. Con esta cubierta queremos fomentar el reciclaje al tiempo que se salvaría un gran número de vidas.” •