en una bandeja de fabricación, unas 200 prótesis dentales o audífonos en una sola producción, enviando después a cada laboratorio o cliente las piezas personalizadas solicitadas. Estamos ante un nuevo paradigma: de la economía de escala a la fabricación digital Así como la revolución digital ha dado a cada uno la posibilidad de aprove- char la demanda dispersa, a través de Internet, Twitter, Facebook, Blog o el canal Youtube, etc., con la fabricación digital podemos crear contenidos que están disponibles en todo el mundo y así entrar en la casa de millones de consu- midores sin haber gastado ni un solo euro. Lo que antes estaba en manos de tres o cuatro grandes grupos mediáticos hoy está en nuestras manos. No importa si el contenido interesa sólo a un 0,5% de las personas, puede representar un mercado de miles de personas. Con la impresión 3D, la revolución digital llega también a los productos físicos, dado que con las tecnologías aditivas la complejidad no tiene coste y la personalización no tiene límites, aparecen oportunidades de crear productos físicos para una multitud de nichos de mercado. La impresión 3D se posiciona para este mercado, debido a que es mucho más rápida que la producción artesanal y al mismo tiempo posee la capaci- dad de personalización. Por este motivo, los emprendedores se han especializado en piezas específicas y por la individualización; se están descubriendo un nuevo mundo de cientos de nichos de mercado (joyas únicas, lámparas de diseño, personalización de coches, motos de coleccionistas, o en sectores de valor añadido, prótesis especiales o componentes y cascos personalizados para deportistas). La gran revolución logística Un gran porcentaje del coste de fabricación de un producto proviene de los recursos gastados en mover los componentes y materiales de un continente hacia otro. Aunque las impreso- ras 3D no pueden todavía imprimir un objeto completo, como por ejemplo un teléfono móvil, existen ya muchos productos donde no hay la necesidad de enviar físicamente el producto de un lugar a otro. La tendencia es ya la de intercambiar archivos digitales por Internet, al igual que enviamos archivos 2D con soluciones informáticas tipo ‘Dropbox’ o ‘WeTransfer’. En los países donde la calidad de impresión 3D sea suficiente para imprimir las piezas o componentes, la cadena logística puede reducirse considerablemente y en algunos casos ser eliminada. Otra gran ventaja adicional que favorece el argumento ante- rior, es que con el uso de las tecnologías aditivas se pueden imprimir en 3D, partes perfectamente conectadas en un solo componente. De este modo se puede imprimir solamente los componentes que se necesitan y en muchos casos no es nece- sario montar el producto parte por parte, sino que se pueden imprimir todas las partes integradas en un solo componente. Otro de los grandes aciertos es que no va a ser necesario alma- cenar piezas o partes de componentes, sino que el catálogo de piezas estará siempre disponible digitalmente. Sólo se imprimi- rán repuestos cuando sea necesario, con ello la impresión 3D va A la izq., foto cedida por Aidime. A la dcha., foto cedida por Hofmann. a permitir acercar la producción en el punto de consumo de los mismos, como ya está pasando con los laboratorios de fabrica- ción de implantes dentales que producen sus propios implantes en la zona de influencia más cercana, sin necesidad de recurrir a laboratorios centrales. Como consecuencia de todo ello, se puede pensar que no va tener sentido realizar la producción en lugares con mano de obra barata cómo en Asia, sino que la impresión 3D va a permitir que cada país pueda mantener su propia fabricación. Las impresoras 3D de uso personal y las posibilidades que van a generar a largo plazo La existencia de proyectos como RepRap (Replicating Rapid- Protoyper) y otras cientos de máquinas 3D printing ‘low cost que han ido apareciendo desde el año 2008 están revolucionando el mercado y las ideas. Son un buen punto de reflexión para los gobiernos, para pensar en el impacto que va tener de la impresión 3D en el largo plazo. Estados Unidos, China y Japón han apostado ya de forma clara por potenciar la I+D+i en este ámbito y se han puesto las bases para acercar la tecnología en las escuelas. Por ahora la calidad de las impresoras 3D de uso personal —precios que oscilan entre 500 y 5.000 euros— es muy básica pero suficiente para imprimir piezas de recambio en plástico, juguetes, objetos de diseño. De todos modos, los miles de ‘makers’ y entusiastas de la tecnología están consiguiendo a pasos agigantados, aumentar el nivel de calidad final de las piezas obtenidas, manteniendo, sin embargo, costes relativa- mente bajos en materiales y equipos. Las perspectivas de futuro son muy alentadoras, porqué si nos ponemos a imaginar que es lo que va a pasar de aquí a 20 años, podemos pensar que se producirán muchos cambios tanto en la forma de concep- tualizar los productos y como en las formas de procesarlos. También podemos imaginar qué se van a generar modelos de negocio completamente distintos y en consecuencia muchas oportunidades. Las grandes líneas de trabajo para el desarrollo de las tecnologías de fabricación aditiva para la industria A continuación se resumen algunas de las grandes líneas de trabajo que se están llevando a cabo a nivel mundial para desarrollar la cadena de valor de la de fabricación aditiva; son aspectos que afectan tanto a materiales, procesos, o nuevos Sector 15