Opinión Cualquier objeto en cualquier material Jesús Mazcuñán, director Marketing de RePro3D Recientemente hemos visto como diversos medios de comu- nicación sufrían un desenamoramiento con relación a las tecnologías de impresión 3D. Lo que empezaron a plantear como una revolución tecnológica que iba a ser inminente en nuestros hogares, ha pasado a ser una especie de fracaso en tiempo y forma. “Ya no veremos impresoras 3D junto al microon- das”, dicen algunos. Los menos informados arremeten otra vez con los viejos tópicos demagógicos, y fácilmente rebatibles, relacionados con la impresión de armas y el quebrantamiento de los copyrights en la reproducción de contenidos protegidos. Quizá fueron esos mismos medios los que al emplear la me- diática terminología ‘impresión 3D’, en lugar de términos más adecuados como ‘fabricación aditiva’ o ‘prototipado rápido’, llevaron una imagen irreal de los procesos a la mente de los 60 consumidores. Esta situación es la responsable de la generación de falsas expectativas que nos llevan a la perspectiva actual: la realidad de que el mercado doméstico nunca fue el objeto de la que muchos consideran tercera revolución industrial ni el objetivo principal de las tecnologías de fabricación aditiva. Y esta realidad es la responsable de la caída de las empresas que buscaban hacer negocio en un mercado de andar por casa, saturado de propuestas para un consumidor aún inmaduro en la materia. Por contra, la auténtica revolución se está dando en múltiples sectores de actividad profesional: educación, medicina, aeroes- pacial, industrial... Día tras día vemos noticias relacionadas que demuestran lo interminable de las aplicaciones. Y ¿quién es susceptible de ser consciente de esta realidad? Aquellos que en su día a día trabajan con todo tipo de profesionales.